domingo, octubre 29, 2006

Como ser auxiliar de redaccion y no morir en el intento...

Cuando uno entra por primera vez a un medio no siempre llega en un lugar privilegiado de reportero. Además de las tareas del reportero hay quienes se encargan de hacer el trabajo de edición, diseño, selección de la información, infografías, fotografía... trabajo que también tiene su chiste e importancia.
Pero también existen las figuras detrás de los escritorios, las que no encuentran su nombre en los diarios, las que parecen invisibles al mundo exterior que solo toma el periódico y lo lee. Antes eran llamados huesos y se encargaban de hacer los mandados, ir por esto, por aquello, foguearse en el medio sin participar en él, aprender de los reporteros lo que pudieran, llegar hasta donde quisieran, fijarse una meta y alcanzarla.
Figuras como Luis Spota, Manuel Mejido, Carlos Denegri, crecieron así, se hicieron de la nada, de cargar los documentos del reportero estrella, ver, oír, aprender y callar hasta que estuviera lo suficientemente listo para preguntar, para reportear, para salir al mundo y madrearse con él.
Hoy aún existen los llamados huesos, aunque en su tiempo fuera realmente un despectivo hacia aquellos seres que no sabían nada de la vida.
Pero los tiempos cambian, aunque a muchos no les parezca la idea. Ahora los huesos no hacen lo mismo que antes, al menos no en el periódico en el que yo estuve. Ahí viví momentos importantes como futura profesional, ahí lancé la moneda al aire con la intención de que caiga un resultado favorable a mi apuesta.
Nuestra labor como auxiliares no es sencilla, sino más bien mecánica. Tomas dictados, bajas notas de los correos electrónicos, recibes llamadas, haces órdenes de trabajo, agenda, comunicas a los jefes con quienes piden hablar y sobre todo, lo más ventajoso, diría yo, estás al pendiente de lo que sucede sin leer el periódico. Aprendes cómo cabecean los grandes, cómo toman las decisiones de nota de ocho, segunda nota, cómo esqueman la información de manera que todo lleve congruencia y también te das cuenta cómo la publicidad mata la nota, y de pronto los espacios cambian, se abren y cierran páginas, cambia el esquema de la información.
Lo importante para un reportero es saber vender la nota, según como salgan los adelantos, que organizamos los auxiliares, es como entra o no tu información. Si el adelanto no convence, no vende, entonces la nota no sirve, aún cuando después resulte la mejor nota del mundo, si no aprendes a venderle la información a los jefes la publicación de la nota está más que negada.
En ese diario me dieron la oportunidad de enfrentarme a madrazos con la realidad, he salido a reportear algunos eventos sin que tenga todos los elementos necesarios para hacerlo. Al principio las notas no salían, absurdamente pensaba que por mala leche de los que se encargaban de decidir la información a publicar y a veces sigo pensándolo.
Más allá de lo antes mencionado, también aprendes la dimensión de la hipocresía, descubres que muchas veces quien te sonríe de frente te apuñala por la espalda, aprendes que en algunos casos la información públicada fue pagada directamente a los reporteros o al editor y que hay a quienes les importa un comino cómo viven los de abajo, prefieren publicar las estupideces que dicen los de arriba.
Aprendes que no siempre los que tienen puestos importantes son los mejor preparados y que a veces ignoran información importante para sectores fuertes de la sociedad.
A veces, con un poco de suerte, también conoces el amor, los amores tiernos, los pasionales, los verdaderos amores y los interesados en bajarte el cielo y las estrellas sólo para que caigas en la trampa y después... después te congelan en fuentes de las que nunca publican nada.
Las diferencias de estilo entre un diario y otro no son fáciles de entender, mucho menos es fácil acoplarte pero los tropezones te ayudan a aprender y en ocasiones encuentras a personas, reporteros, auxiliares, que te ayudan a crecer, a mejorar.
Los tipos de reporteros son variados, los hay prepotentes e inflexibles porque han cubierto presidencia, los hay de calle en fuentes como AMLO, conflictos armados o trágedias, incluso en aspectos de la ciudad y también los hay investigadores en fuentes como Cancillería y embajadas, los hay cercanos a los testimonios, como en el caso del sector salud y los hay boletineros y corruptos.
Aún en estos tiempos sigue vigente el sobre chico y el sobre grande, la despedida del año para los peridistas y también, aunque en el menor de los casos según corresponda los que se benefician con la publicidad.
Las redacciones son el kinder del periodismo, es donde aprendes lo más básico del periodismo, también lo mierda que se puede llegar a ser, la oportunidad existe en muchas redacciones, en medios audiovisuales, en radio, y a pesar de los malos tratos el hueso le sigue tirando a ser un buen reportero.