miércoles, diciembre 29, 2010

Maktub

Soy mujer, tengo un cuarto de siglo, tres hijos, cuatro gatos, amo a mis padres y tengo dos amigas que han sido como mis segundas madres. Me gusta comer, dormir, amar, rezar, ir a misa una vez al año y contemplar la luna con un cigarro encendido.
Vivo en México pero estoy segura que nací en Marruecos, soy sonámbula explosiva y tengo un afán especial por la salsa y la danza árabe más que por cualquier otro ritmo.
No tengo un centavo ahorrado, voy a ser tía por segunda vez dentro de poco tiempo y cada que miro a un perro me asusto. Ronrroneo por las noches, me gusta caminar sobre hojas secas y me gusta pensar en los sueños y proyectos propios y ajenos.
Hiero a la gente sin querer cuando digo la verdad, tomo esporadicamente, fumo puros por las noches y me froto los pies para entrar en calor y conciliar el sueño.
Estuve a punto de morir en Marruecos por vivir dos historias de amor desenfrenado, apasionante, por pasar hachis y por meterme al mar helado, respiro profundo cada vez que termino de comer y tengo el sueño muy pesado.
Desde hace años he tomado las riendas de mi vida, camino por donde quiero y el tiempo que me place, domino mis demonios pero no mi imaginación, se cantar pero me da pena hacerlo, nado ligeramente y sólo donde alcanzo el piso, soy una mujer de agua, de fuego, de aire y de tierra a la vez.
Alguna vez hice el amor con el agua de una laguna, para bañarme con agua fría debo entrar con todo y bikini, me gusta subirme a la moto y sentir el aire en mi cara, pero también disfruto la suave brisa frente a la playa.
Amo los rayos del sol que caen cuando me tumbo en la arena y me gusta embarrarme de lodo cuando caigo en el bosque por seguir mariposas. No he abrazado a un árbol porque le tengo mucho respeto, lo mismo que al mar, por eso nunca entro en él.
Conocí el mar a los 21, fue en Acapulco, de ahí conocí el día y la noche, el mar y la arena, pero sobre todo la alberca del hotel donde me quedé.
Tengo un temor infundado por las peliculas de espantos, también por la oscuridad y por verme vieja y sin haber hecho nada. Me gusta ponerme el velo sobre mi cabeza, pintar mi cuerpo desnudo y sentirme libre , extraño a los amigos que se van y a los que regresan, me pierdo en la mirada de la gente y no hay nada que ame con mayor intensidad que contar la historia de los otros con mis propias manos.
No tengo nada, todo lo que hay a mi alrededor me es prestado, todo lo que quisiera que fuera mío es de otros, todos los que me rodean se irán, pero he sido infinitamente feliz con ellos.
Cada vez que miro la luna me acuerdo de cuando viajé a ella, no fui con la NASA porque no pasé el examen, pero volé en una aeronave alternativa, conocí al conejo que se oculta en ella y tomé agua de su superficie.
Hace dos días tomé un avión y me fui directo a Marruecos, volví a sentir la brisa del mar, volví a ver sus aves en la costa de Essaouira, imaginé aquel color que se desprendía de su isla cercana y recordé aquellos relatos en los que los sonámbulos deambulaban por la ciudad, como idos.
Mis pies están en la tierra, mis caderas se incendian, mis manos se mueven al ritmo de las olas y mi mente... mi mente vuela con las aves.
JM

jueves, diciembre 16, 2010

Te he visto en un hombre y en una mujer, eras tú mismo con esos labios delgados, con esa mirada coqueta, de hombre sonreías misteriosamente y hablabas todo el tiempo de tus sueños, de tus letras. De mujer bailabas candente, sintiendo la música y moviendo todo el cuerpo.
Eres tú, el mismo, te veo como hombre bailando de la misma manera y como mujer hablando de la pasión que tienes por el mundo. Quizá no sea así, quizá sólo estoy viendo tu esencia en uno y otro lado, quizá te miro y te recuerdo, no importa cómo sea, fuiste parte de mi vida y estás en ella.
Mariana
PD. Las sirenas quedaron varadas en el mar, no olvides ir por ellas.