martes, septiembre 26, 2006

Día 1


Parece un dìa cotidiano, pero no lo es. Aunque la rutina sea la misma para una persona, aunque a la misma hora el sol intente salir o el chico ideal llame por teléfono, el mundo no depende de esos detalles aunque sean parte de él.
A veces odio al mundo y a la rutina y al tiempo por no parar nunca, por andar como locos sin descanso y hacernos vivir cada día al filo de la nada, de pronto hay algo que cambia tu esquema, una bomba, un temblor, un sueño hecho realidad, una muerte, un nacimiento, una mala noticia, algo siempre hace que un día no vuelva a ser igual que el otro y de pronto uno ve y conoce a tanta gente que no tiene ni la más mínima idea de cuál es su destino. A fin de cuentas los planes se van al carajo y si nos ibamos a casar ocurrió algo que impide nuestros planes y los cambia de dirección, una mujer, un hombre, un niño, un accidente, nada es seguro en esta vida más que lo pasado, lo vivido, la experiencia que cada momento nos va dejando.
Miro el reloj y me doy cuenta de que dependiendo de donde esté y que haga corre más aprisa o más lento, hoy ha caminado con velocidad y mi mente no deja de pensar en lo que hice ayer, recordar los detalles, quizá para evitar repetirlo, quizá para no olvidarlo, o quizá simplemente por ocio.
Y de pronto ahí está, el periódico, lo miro, lo hojeo, intento leerlo un poco pero pienso en todo lo que lo rodea, quienes lo hacen, la impresión, los repartidores... y me digo y pregunto si realmente quiero eso para mi vida, si no preferirìa irme a la playa poner un negocio y vivir còmodamente y entonces recuerdo aquellas ocasiones en las que he abierto el periódico con el afán de encontrar mis notas y reafirmo que esa es mi vida, que no nací para otra cosa que no sea ser reportera, que me apasiona vivir en el medio y que amo a un hombre excesivamente trabajador, que siempre me ha enseñado a trabajar bien, limpiamente, a ir siempre más allá de lo que todos ven, a no conformarme con boletines y versiones estenográficas porque eso es para los reporterillos comunes y corrientes, siempre me ha enseñado que la nota está en las fuentes y que para encontrarla no tengo que meterme en los expedientes secretos, sino tener olfato, lógica para saber el rumbo de la nota y charlar con las fuentes.
Agradezco a todos los que han aportado algo en mi vida profesional, a los reporteros que me han dado consejos, a los compañeros que me han checado las notas antes de pasarlas, a quienes me han dado su apoyo moral y a quienes han detectado en que momento y porqué necesito un abrazo.
Gracias Dios por ponerlos en mi camino y gracias a todos por no esquivarme en su camino. Pero bueno, todo es cuestión de suerte o de humor, a veces en mis mejores días soy la mujer más chingona del mundo, auqneu en otros me miro al espejo y no logro encontrarme . Creo que es por eso que a veces me da por consultar el tarot, las cartas o simplemente mi biorritmo, esa sencilla grafica que me dice que efectivamente soy una chingona o que de plano no es mi día.
Hoy por ejemplo, tal parece que los resultados son favorables y me siento bien, que más da si es verdad o mentira, es...

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