lunes, febrero 22, 2010

Carta a mi amiga que se casa...

Seguramente te sorprendió mi cara, mi expresión y el hecho de que no dijera felicidades de manera inmediata cuando me notificaste que te casabas. Lo siento, no sabía qué decir, cómo actuar. No supe en realidad que decirte.
Hoy, después de haberlo meditado, quiero decirte lo que pienso. No te conozco desde niña, nuestros caminos se juntaron cuando ibamos en secundaria pero me caías mal. Nos hicimos amigas en la prepa y de ahí a la fecha no hemos dejado de acompañarnos, de llamarnos cuando tenemos muy buenas o muy malas noticias, hemos cometido pendejadas casi en los mismos tiempos, nos hemos cuidado y descuidado, te he visto llorar por cabrones y sufrir como magdalena y también te he visto enamorada.
No soy quien para decirte no te cases, no soy quien para decirte no es el guey, no soy quien para regañarte porque "me quieres ver la cara de pendeja", jajaja, soy tu amiga, ahora tu madrina de arras y estoy muy feliz por ti, feliz de que tú seas feliz.
Soy tu amiga y aunque a veces te hago llegar con la sonrisa y salir con la cabeza baja, debo decirte mi opinión sinceramente, no puedo darte el avión así nomás.
Quiero decirte hoy que cuentas conmigo, que soy tu hermana y que siempre estaré a tu lado. Quiero decirte que te deseo toda la felicidad del mundo con él, que vas a vivir una nueva etapa a la que yo no tengo mucha intención de asomarme y que no será fácil, por lo que me han dicho.
Quiero decirte que no importa lo que pase, si necesitas mi ayuda sólo tienes que marcar mi teléfono y estaré siempre, siempre dispuesta a escucharte, a ayudarte, a abrazarte cuando lo necesites y a decirte te lo dije cuando ya te hubiera vaticinado lo que ocurriría.
Quiero que sepas que lo bonito del matrimonio es la preparación y la ceremonia, que después conoceras realmente quien es él, sus filias, sus fobia, sus intereses, sus manías, conoceras su orden y su desorden, sus humores, sus olores, sus sabores... y él también te va a conocer a ti.
Él habrá sido, para ese momento, el hombre al que elegiste como acompañante de vida, como cómplice, como amante, como amigo y como el padre de tus futuros hijos. Tú lo elegiste, tú deseas tenerlo a tu lado y despertar con él todas las mañanas, llegar a casa y platicar de cómo les fue en el trabajo, embarazarte y vivir con él nueve meses de espera y un parto doloroso.
Me da gusto que hayas encontado a alguien con quien deseas compartir todo eso, alguien a quien le vas a entregar tu corazón, tu tiempo, tu vida... pero eso no es ningna garantía y debes saberlo.
No es garantía porque para muchos hombres la vida extramarital es común, no es garantía porque en algún momento los sentimientos de alguno de los dos pueden cambiar, no es garantia porque en el cmaino pueden encontrarse a alguien más, no es garantía porque vivir con alguien termina volviendonos perros y gatos de alguna manera y algunas veces.
Lo que va a hacer que puedan pasar todo ello sin problemas es el amor que hayan sembrado en sus meses de noviazgo, el amor que haya crecido en sus corazones, el amor que haya edificado una casa con buenos cimientos. Si lo que hay entre ustedes no es amor, entonces los problemas se llevarán el matrimonio como el soplido lobo se llevó la casa de paja.
Sabes que estoy contigo y que estoy contenta por ti aunque no me caiga el 20, sabes que te quiero muchísimo y espero que nos deje tener nuestro idilio sin problemas, jajaja, y quiero pedirte que te cuides mucho, que recuerdes que tú nena, tú eres una reina, mereces que te traten como a una reina, mereces que te respeten, que te amen, que te cuiden y mereces tener un amor con el cual compartir todo en la vida. Las amigas duramos un rato como apoyo, pero nunca podemos suplir un amor de pareja, una compañía de ese tipo, un respaldo así es único y sólo es superado por tu madre.
Sé feliz, disfruta loq eu la vida te da al día y aguantate, no seas gacha, un par de añitos pa que tengamos juntos a nuestros chilpayates no???
Te quiero, amiga.
KP

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