miércoles, octubre 12, 2011

Se cayó mi lágrima... intente detenerla pero no quiso esperar y se llevó lo único que tenía... mi fe en ti...

Sin dedicatoria

Te escribo a ti, que no tienes nombre, ni lugar donde vivir, que aún no has escrito las historias de tu vida, te escribo a ti que eres una mezcla de ser físico e imaginario, te escribo desde donde no estoy, desde donde no puedo hablar, donde no miro ni escucho nada, donde la gravedad me permite levitar cual si vibrara a la misma intensidad que el universo...
Quiero que sepas que te espero como siempre lo he hecho, desde antes de conocerte, desde después de vivirte, te espero como la arena ansiosa espera cada ola del mar, como las gotas de lluvia se enfrentan a su destino para caer en el suelo, con la comodidad de un gato y jugando a las escondidas como tiguecito. Sé que llegarás, sé que estarás aquí conmigo, detrás de la pantalla, sé que volverás a mirar mis ojos y a perderte en ellos... mis ojos que se volvieron tus ojos, mis ojos a través de los cuales mirabas a tus hijos, a tu esposa...
Ya hace algún tiempo te había invocado, creía que diciendo tu nombre llegarías, pero de nada ha servido...
Antes de que llegues debo hacerte una advertencia, debo decirte tan sinceramente y tan de frente que todo lo que hagas será insuficiente para mí, que siempre voy a querer más (lo que Penélope Cruz llama insatisfacción crónica en "Vicky, Cristina, Barcelona") pediré todo lo que tengas, tus lágrimas, tus risas, tu espíritu, tus emociones, tus acciones, sacaré de ti hasta la última gota de sangre que te encuentre, me comeré con tus besos tu esencia, beberé de ti lo más íntimo que tengas, querré que me obedezcas en todas y cada una de mis palabras... tendrás que firmar tu sentencia de muerte a mi lado...
Espero que aún con esta advertencia llegues, que no temas, que no pienses que tu esfuerzo será en vano, espero que cuando llegues me traigas flores, me beses la mano, me digas al oído todo lo que has pensado para nosotros, todo lo que te da miedo, que llegues a mí poniendo tu corazón, tu vida en mis manos....
A cambio te ofrezco una vida intensa, de alegrías y de tristezas, la confianza de ser tú cuando estés conmigo, el amor que salga de cada pedacito de mi corazón, la pasión que merece una historia como la nuestra, la dulzura que derroche mi boca a cada palabra que diga en tu oído, la inocencia de la colegiala y la ruptura de parámetros, de estereotipos, de lo que crees que no puedes ser o hacer.
Y con la misma intensidad que te pido te daré lo que yo tengo, lo posible y lo imposible, te querré y te cuidaré...
Estoy un poco cansada, voy a dormir, no tardes que cuando llegues quiero que vayamos a cenar...
Te espero

martes, octubre 11, 2011

La prisión

Marina intentaba romper los barrotes de la reja que la encerraban, probó con el cerrojo pero en vano se desgarró las manos sin lograr abrirla por completo.
Ahora intentaba con los dientes, cansada, sin muchas fuerzas, sintiendo el dolor que no disfrutándolo, haciendo su mayor esfuerzo por salir, por liberarse de la prisión que la encerraba, esa en la que habia vivido con cierto espacio que ella creía libertad y que en realida nunca había dejado de ser prisión...
El dolor era tan intenso que a veces lloraba, otras medio gemía y sin que nadie se diera cuenta se desmayaba... Despertaba sólo para intentar salir, extender sus alas y sentir el aire que le recorría...
Según su oráculo ella había nacido para volar libre entre el bosque, la selva, el desierto, el mar... Ella era lo que muchos consideraban parte de la naturaleza, como las nubes o el aire, podia estar donde quisiera, cuando quisiera, al menos eso creía haata que se dio cuenta de que su libertad no era más que una prisión, muy bella, casi invisible, poco perceptible, pero una prisión envuelta en 40 mil prisiones más.
Entre una y otra, barrotes de oro o de acero, de vil fierra viejo o de delgados hilos, Marina sabía que lo único que podía ser libre era su espíritu, ese que la llevaba a volar de un lado a otro sin moverse, ese espíritu que la hacía sonreir y brillar y sentir con la intensidad que muchos otros no tenían.
Casi destrozada de intentar romper las rejas que la envolvían, se dio cuenta de que la peor de las prisiones estaba en los invisibles hilos que la hacían sentir que no podía, esos que movían las fibras que le impedían tener lo que merecía, su prisión era no aceptarse a ella misma... se abrió el pecho en un ataque de locura y entonces sintió intensamente la libertad de su vida...

lunes, julio 18, 2011

Nada se había dicho pero todo estaba más que claro, él tenía en su mente lo que habría de ocurrir, ella sabía lo que sus manos harían y desde horas antes lo disfrutaban con esa sensación de ansiosa espera.
Se miraban a oscuras, la mirada más profunda que jamás habían visto en otra persona, la más real, la más cercana a lo que cada uno era, a lo que ninguno de los dos habìa descubierto de sí mismo.
Cayó la noche, ella se dio cuenta de que estaba sola, él no estaba, no existía, él era ella reflejada en lo que quería ser, en lo que debía aprender, en lo que quería sentir, pasaron los días, las noches, ella seguía en su idilio pensando que tal vez él si existía, pidiendo que así fuera, entonces comprendió que lo que necesitaba no estaba en ella, o tal vez sí pero debía desaprender muchas cosas que no le servían, que habia almacenado por que así se lo indicaron.
Una simple mirada, un reflejo, algo que estaría con ella el resto de su vida, algo que no cambiaría por todo el oro del mundo, pero que sí cobraría a precio de oro.
Y el viento se la llevó, no le dijo ni a donde irían, la tomó entre sus brazos y la llevó a vivir, lo que debía, lo que le hacía falta, lo que nadie en mucho tiempo le habria querido mostrar... Andando en el camino...

lunes, julio 04, 2011

Qué es lo que acaso yo puedo darle a la vida? qué que no tenga ya?
Llevo meses reservando para mi lo que siento y lo que pienso, sin escribir una sola palabra porque eso puede dirigirme al peligroso punto de publicarlo en mi blog, en este blog, y no quiero hacerlo porque ya no sé si en verdad el mundo merece que uno comparta de esta manera lo que piensa, lo que imagina, lo que cree, con lo que sueña...Mañana yo seguiré siendo yo, con más experiencias, con más aficiones, con menos berrinches o acaso con más horizonte, hoy sólo quiero sentir esto que me inunda, esta libertad de ser lo mejor y lo peor, esta posibilidad que la vida me da de crecer, de hacer lo que creo conveniente, de aprender, de mirar y suspirar, de llenarme los ojos con cosas que me sorprendan... Hoy quiero ser yo, quizá pare de escribir, como hasta ahora lo he hecho, quizá mis manos contengan todo lo que quiero decir, aunque siempre son bien recibidas las piedras que motiven a un retorno.
Hoy quiero vivir, no pregunto a nadie cómo se hace, sigo el camino que me he marcado, no pregunten más, esto que viene será sólo para mí y espero después poder compartirlo con todo el mundo si es que acaso el mundo lo merece...

domingo, mayo 01, 2011

Qué esla libertad?

-Por eso te envidio, por tu libertad- dijo él y ella comprendió porqué había llegado hasta él y porqué se había quedado.
Por su mente pasaron en un instante los esbozos de la danza, la pasión con la que cada bailarín esboza sus movimientos, la imagen de esa mujer que parece volar con un manto en las manos, se sintió el ave que cruza los cielos y el aire que recorrre desde el planeta con vida hasta el universo y las galaxias.
Volteó a verlo y se preguntó si sería bueno que él la viera vibrar al compás de los tambores, si era posible que él la viera convulsionar con el sonido de las percusiones y si no se moriría de celos al ver como el ritmo la poseía.
En su mente ella caminaba, sin rumbo, la guiaban sus sentidos,su razón instintiva y su intinto razonado, prácticamente se dejaba volar como papalote hacia donde el viento la llevara... Eso era para ella la libertad...

sábado, abril 09, 2011

Carta por la muerte de la madre de mi amigo

Amigo, hoy no tengo muchas palabras para consolarte porque nada de lo que te diga podrá aminorar tu dolor, lo sé. Es un dolor que cargas desde hace casi cinco meses y que ha dado la intensidad mayor ahora que ella se ha ido.
Te conocí trabajando y te volví a ver viviendo para ella, sé que te has preparado en estos meses porque ya sabías cuál sería el desenlace, pero también sé que nunca es fácil aceptar que alguien se irá de nuestro lado.
Quisiera estar ahí contigo, abrazarte y darte lo único que puedo, porque las palabras no me saldrían, darte mis silencios para acompañarte, mi hombro para que llores, mi mirada vidriosa, mis lágrimas que te acompañan, mi abrazo para aminorar un poco tu peso, mi sonrisa para que te ilumine y los latidos de mi corazón que comparto contigo.
Quiero que sepas que te admiro por tu entereza en todo momento, tanto en lo personal como en lo profesional, sé que tu madre estaba muy orgullosa de ti, que te amaba como nadie y que te lo dijo hasta su último suspiro con la simple mirada.
Hoy ella descansa y desde donde está te mira orgullosa, quiere que hagas tu vida de la mejor manera y que sigas tu camino con todo lo que ella te inculcó.
Hoy el día es oscuro, ella nunca se irá, pero mañana volverá el sol, si no lo encuentras avísame, que yo te acompaño a buscarlo...
Te quiero!!

sábado, abril 02, 2011

La sirena 2

Él la tomó de las rodillas boca abajo, la acercó a su cadera, con sus manos sujetaba su cintura y la sumergió en el agua a la cuenta de tres. Ella se dejó llevar, abrió los ojos y miró hacia el fondo, la cámara captó sus ojos, su boca sonriente, su movimiento pausado como cuando las algas simplemente se dejan llevar por el mar, hasta que ella entró en desesperación porque algo le impedía soltar el aire tan fácilmente de su nariz. Entonces pataleo, arañó, se movió hasta que pudo safarse y salir a la superficie.
Todo estaba grabado, su cara, su mirada, su angustia, jamás pensó que un simple aparato electrónico que pudiera sumergirse en el agua le ayudaría a relajarse tanto para hacer aquello que siempre había pensado imposible.
Lo intentó de nuevo, él cada vez quería más tiempo, más sonrisas, menos estres, ella no podía dar todo lo que él quería y a cambio le daba besos para que se fuera olvidando de incrementar la intensidad.
Era tal la presión del agua, tal la intensidad de los cuerpos húmedos, tal el calor y el sonido de la brisa a unos pasos del hermoso mar que de pronto se encontraron los dos bajo el agua, se miraban y platicaban con los ojos cual si estuvieran a medio día en el café La Habana, se tenían abrazados pero ninguno se daba cuenta de qué mano era de quién o hacia donde los conducía el movimiento del agua, el panorama comenzó a transformarse y de una alberca finamente decorada pasó a una profundidad marítima inigualable, con una variedad inacabable de algas, de peces, colores increíbles, pasajes secretos, cangrejos de un lado, a lo lejos delfines, una que otra tortuga que encontraron en el camino y hasta les pareció ver a Nemo.
Se dieron un beso bajo el agua y salieron a flote, al menos eso creía él cuando tomó aire, pero miró hacia abajo y no la encontró, su mujer se le había convertido en sirena y no podía volver a pisar tierra, sería su decisión volver a verla, seguirla y convertirse él mismo en una especie mitad humano mitad pez, con la única seguridad de que podrían vivir juntos bajo el agua, a donde el pertenecía, aunque ella fuera fuego...

lunes, marzo 28, 2011

Monumento...

Y de pronto ahí, bajo nuestros pies, la ciudad entera, Tlatelolco, la Torre Mayor, el Castillo de Chapultepec, el Cerro del Chiquihuite. Casi eran las 11 de la noche y nosotros estábamos arriba, muy arriba, en la cima del Monumento a la Revolución, a donde sólo llegan las palomas y los alacranes, desde donde se ve lo que hubo y lo que habrá, desde donde se mira el presente obrero, el pasado revolucionario, la familia que cosecha, los novios que se besan en lo oscurito y también la suerte de ganar la lotería.
Cinco minutos, había dicho él, y fueron los cinco minutos más increíbles de la vida. Entramos por los cimientos, alucinados por ver la base y apenas comenzaba. Subimos al elevador y de ahí directo 55 metros para arriba, miramos la cúpula de bronce con cobre, recorrimos para ambos lados, pensamos que ya íbamos a bajar cuando seguimos por las escaleras hacia abajo.
Queríamos más, siempre queríamos más, subir más, ver más, sentir más, el corazón estaba a mil y la sonrisa más amplia que la que la luna tenía esa noche (y vaya que era amplia, la vimos en el zócalo).
Bajamos a la parte de los balcones, donde ya piensan poner una cafetería, nos contó de las bancas de aluminio reciclado, de las tienditas que piensan poner y dio la sorpresa de jalón.
“Tienen cinco minutos, hay que subir rápido y el que se quede atrás pierde”, subimos más escaleras, un pasadizo de piedra en el que no podíamos tocar las paredes porque hay alacranes, subimos aún más y subimos hasta la parte más alta, unos 65 metros arriba de la base del monumento.
De pronto me recordó al Tibidabo, la mirada del demonio hacia Jesús diciendo que todo sería suyo si se postraba ante él. A esas horas, con esa mirada, pensando en todo lo que la Ciudad significa, sería imposible decir que no. Pero él lo hizo.
Bajamos poco a poco, regresamos a la base con la mente subida a la altura del monumento, quisimos agradecerle con algo de dinero y él, orgullosamente mexicano, dijo no. Nos había dado el mejor regalo de la noche sin que gastáramos un solo peso…

"Habla bien de Aca"

Guadalupe tiene 10 años dando masajes en Acapulco, trabaja en uno de los mejores hoteles y afortunadamente le va bien, a veces da servicio a domicilio, pero la inseguridad la ha hecho pensarlo dos veces antes de buscar por ese lado.
No obstante los ejecutados, descuartizados, levantados y demás víctimas y victimarios del crimen organizado, ella se dedica a dar momentos de relajación a quienes visitan el otrora paradisíaco puerto de Acapulco, quienes pagan más de tres mil pesos la noche en uno de los hoteles más lujosos y eso en temporada baja.
Empieza por los pies, sigue con las piernas, la parte más difícil la espalda, a ella le gustan más los faciales y los masajes con piedras, pero ahí le toca hacer de todo un poco. Dice que a pesar de ser experta en masajes pocas veces da uno a su marido por que sus energías chocan, ella llega estresada, él también y no congenian, cree en la energía que se mueve en el cuerpo, que se aloja y que se pierde a veces con esas terapias físicas.
"Hubo una vez una señora que era la primera vez que le daban un masaje y apenas la toqué se soltó a llorar, es cuando te das cuenta de la intensidad que representa un masaje, porque entras a la intimidad de las personas", dice mientras masajea la espalda.
Siete masajes en ocho o nueve horas cuando es temporada alta, los otros días son variables, pero su labor inicia desde que recibe a los clientes hasta que los deja en la sala de estar con un café, té o agua.
"Yo supe desde chiquita que esto me gustaba, llegaba mi familia a casa y les decía que si querían un masaje, después me fui a estudiar cosmetología a Puebla y ahora estoy aquí, son ya 10 años de trabajar en esto y aunque a veces uno se contagia también de lo que traen las personas, también tiene sus precauciones", cuenta y pone en el cuello de su clienta una toalla caliente para que sostenga su cabeza.
Pero es que para estar tranquilo en Acapulco hoy se necesita mucho más que un masaje relajante, un embajador sale del hotel con seis guaruras y familia y equipo de trabajo detrás, otros en la calle simplemente caminan con el miedo de que en cualquier lugar ocurra un enfrentamiento o encuentren algún cuerpo descuartizado, como los cinco que hallaron el mismo día que el Presidente inauguró el tianguis turístico.
Pero es que ahora Acapulco tiene una muy marcada división, por un lado la zona turística donde los hoteles más lujosos hacen de las suyas en temporada alta, donde la mayoría de la gente va a disfrutar aunque sea un par de días con arena que parece grava.
Por el otro está la zona diamante, accesible para algunos, condominios de por lo menos 6 millones de pesos que compra la gente que puede darse el lujo de tener, incluso, una parte de playa privada, a la que no llegan quienes no tienen con qué.
Entre un extremo y otro, en medio y a las orillas, están los retenes militares, unos 20 elementos con dos camionetas, cubiertos de la cara, con armas largas y haciendo alto a uno que otro automóvil. En las calles, colgados de antros y restaurantes vacíos las mantas que citan "Habla bien de Aca"
En alguna parte de esa ciudad está Iliana, una adolescente que fue por su visa hace un par de días a la Ciudad de México y para quien es cotidiano el paisaje de sangre que se vive en el puerto. Su preocupación mayor, en ese momento, era que le dieran la visa para poder irse, con una amiga y su familia, a conocer Estados Unidos como viaje de 15 años.

viernes, marzo 18, 2011

Conjuro

Ojos de gato, mano de Fatma, garra de puma, rabo de toro, dientes de león, pelo de gorila, trompa de elefante, arrugas de hipopótamo, alas de murciélago, escamas de cocodrilo, zumbido de mosco, lealtad de perro, velocidad de gacela, voracidad de hiena, libertad de pájaro, aleta de pez, ternura de conejo, piel del jaguar sagrado, hagan que siempre tome la mejor decisión, que nunca olvide que el cielo fue hecho para mí, que lo que hay en la tierra siempre se puede mejorar, que lo menos que puedo recibir es amor, lo más que puedo dar es a mí misma, que tengo una pasión desmedida y una mirada asfixiante, hagan que cada instante recuerde que todo lo que necesito está en mí, que tengo que abrir el corazón cuando el ambiente sea puro y cerrarlo para protegerlo de la contaminación
Lanzo este conjuro para que tenga siempre la mirada fija en las alturas, el corazón vivo y latiendo, la mente fría para ser quien debo ser y el cuerpo firme par que siempre esté bien frente a él: mi espejo...

viernes, febrero 18, 2011

Sin contacto..

-Qué pasa?
-Nada
-Anda, dime, ya no quieres ser mi princesa?
-No es eso, si a mí me encanta es sólo que...
-Dilo, suéltalo como va...
-Que no puedo estar sin contacto contigo
-Sin contacto? te refieres a...
-A todo, a verte, a sentirte, a olerte, a leerte, a escucharte, que cada minuto que no sé de ti es como pensar que te irás y me da miedo...
-Qué te da miedo?
-Perderte, que tonto no? si tú solo existes en mi mente, a dónde podrías ir que no fuera ahí...

sábado, febrero 12, 2011

Dejar de ser o empezar a ser

Mayra tenía en mente una revolución, sus pensamientos estaban armados, sus temores iban a las casas a saquear y sus estandartes iban cambiando poco a poco.
Miraba al cielo pensando si de verdad, a sus escasos 18 años, debía tomar una decisión tan fuerte en cada ámbito de su vida: buscar trabajo o hacer su propio trabajo, tener un hijo o terminar una carrera, vivir con sus papás o independizarse, decir lo que sentía o callarse.
Eran demasiadas decisiones para tomarse de un jalón, necesitaba pensarlo, meditarlo, por eso agarró su bolso y caminó hacia el centro, mirando y escuchando todo cuanto le rodeaba. De pronto era ella sola en las calles, la gente pasaba y ella sentía que la miraban y que todo mundo queriía tomar su mano en un baile inusual donde las manos de todos se movían sin sentido, sin razón y sin rumbo.
En el camino encontró un sonido extraño, música que debía identificar y seguir, porque así se lo dictaba su interior, esa fuerza dentro de ella que de pronto la hacía sentirse libre y a ratos la miraba como a una tonta. Siguió los acordes musicales y se instaló en medio de la gente, se acercó lo más que pudo y encontró a ocho chicos jóvenes, con una nariz de payaso y tocando cada quién el instrumento que más le acomodaba.
Uno de ellos tocaba una especie de cítara, volteó de pronto, la miró e hizo una seña de saludo con su mano. Ella sonrió y se dedicó a escuchar, a contemplar la belleza de aquel número, no por los chicos sino por el momento y las historias, porque la música volaba en el ambiente dejando la sensación de que ellos vivían para eso, porque sus miradas, sus juegos, su forma de tocar los instrumentos parecían decir que ellos estaban cumpliendo su misión en la vida de estar para los demás y dar un poco de regocijo entre tanto desmadre mundano.
Justo en ese momento Mayra pensó que la vida eran esos pequeños momentos que dejan un sabor de boca dulce, que llenan el alma y hacen que llenes tus pulmones de aire, extiendas los brazos al cielo y pienses que lo más grandioso que te puede pasar en la vida son esos momentos.
Al final seguramente los chicos juntaron después de un buen rato para algo de comer, probablemente sus familias estén orgullosas de que al menos sus hijos hacen algo que les llena el alma, para ellos quizá no sea suficiente ver las sonrisas pero es lo más cercano a a satisfacción interna y quizá, por que no, simplemente lo hagan por gusto o para solventar sus estudios de la universidad.
Después de pasar la tarde caminando y pensando en mil y un historias, Mayra cayó rendida en cama, estaba tan cansada que no tardó en conciliar el sueño, pero a media noche sintió como si durmiera con alguien, un hombre, que además tenía inquietud y calor internamente, se mimetizó con esa sensación y de pronto ella se sentía igual... pasó la noche y el día fue mucho más claro.
Abrió los ojos, se echo al costado, abrió su mano derecha y pensó que ahí cabía el mundo, lo único que debía hacer era alcanzarlo, por eso dio un brinco y se echó pa´ lante, dejó de ser la chica con miedo y empezó a ser ella misma con la confianza que le daba el haber nacido bajo la constelación en la que se ubica el centro de la Vía Láctea...

martes, febrero 08, 2011

Galletas de la suerte...

No había luz, sólo el resplandor de la película, sólo el sonido de la cruel realidad de una familia cuyo padre es delincuente, sólo eso y ella a un lado, mirando, jugando con sus manos a veces, escondiéndolas y extendiéndolas, como queriendo y sin querer tomarla de la mano.
Quien las viera pensaría que hacía tiempo que se conocían, que se habían visto, parecían amigas de toda la vida compartiendo una simple proyección, pero no era así. Fer había visto a Linda sólo un vez y en fotos por las redes sociales, habían ido a tomar una copa, platicaron de trabajo y del mundo, se rieron a carcajadas y jugaron algo sobre balconeados, fantasías y verdades imposibles de decir si no es riendo y diciendo Salud.
Pero ahí en la sala del cine, parecía que estuvieran solas, Linda miraba la película desde la primera fila, se reía de repente, tomaba un dulce, bebía un poco de refresco, estaba inquieta.
Fer tenía la misma inquietud, aunque quizá no la manifestara tanto, pero la miraba y sentía que algo le indicaba que debía tomarla de la mano, sentía ese impulso, deseaba rozar su mano por lo menos.
Pensó en hacer la típica escena del cine, antes de salir tomarla de la mano, regresarla del camino andado y darle un beso, pero le pareció que era demasiado romanticismo y que además era una imagen cliché de parejas normales. Ellas no lo eran.
Pasó la película, las preguntas, las respuestas, las risas y los comentarios. No la tomó de la mano, no la besó aunque lo deseaba, se contuvo, porque en el fondo creía que las cosas llevan su pausa, su tiempo, que si apagas la llama antes la pasta queda dura, así que hay que esperar lo justo para que esté al dente.
Salieron encantadas la una con la otra, Fer imaginaba mientras caminaban que frente al mundo eran amigas, de la oficina, del trabajo, de la cafetería o del súper, quizá hasta eran vecinas.
Pero eso que ella sentía, pensaba, era algo exclusivo, que podía hacerlo sólo estando aisladas del mundo, sólo en el momento justo, así que fueron a cenar y encontraron de camino a un chico soñado, con una sabiduría impresionante que le daba el don de mantenerse lejos de peligro.
Al final de la cena, estando los tres en la mesa, llegaron las galletas de la suerte, la de Linda decía que la única forma de tener un amigo es serlo uno mismo y sólo ella se guardo el significado de la misma. La de Fer decía que su felicidad estaba entrelazada con su perspectiva de la vida y pensó para ella que su perspectiva cambiaba cada dos minutos. Aunque al final, se dijo ella, no es que las galletas digan tu suerte y lo que te va a pasar, sino que evocan una reflexión interna.
Linda sonrió y Fer se dio cuenta de que sería imposible no pensar en ella.

jueves, enero 27, 2011

El ministro

El tiempo se detuvo, la puerta se abrió y Martin miró el rostro de Roselyne. Llevaba un vestido blanco y una pañoleta azul turquesa, la respiración agitada, el corazón a mil y las manos impacientes.
Ella le había conocido en París, mientras él resguardaba la vida de un importante funcionario, ella lo había seguido para sacar por buenas o malas una declaración de quien se ostentaba como ministro de inmigración.
Ese día sus miradas habían coincidido con un mismo objetivo, ella quería hablarle y él quería protegerlo; él miraba los pasos de ella para evitar que se acercara y ella estudiaba cómo podría burlar el cerco que él pusiera.
Apenas iba ella de camino cuando un disparo se escuchó muy cerca de su oído, de manera inmediata los gritos y las maldiciones, la llegada de paramédicos, autoridades. Martin la miró de reojo, revisó que estuviera bien mientras levantaba en sus brazos al Ministro y ordenaba a otros seguir al atacante. Fue un segundo, décimas las que se encontraron sus ojos, en un momento intenso, eso fue suficiente.
Ella se fue a recorrer el mundo, a vivir, él consiguió sus datos y un buen día le llamó, no había dicho ni su nombre y ella ya sabía quién era, la energía viajaba por sus oídos y llenaba todo su cuerpo.
Quedaron de verse en New Hampton, un restaurante donde podían platicar en privado. Roselyne tocó la puerta con los nervios de punta, sentía miles de gacelas trotando en su pecho, de pronto se abrió y apareció la figura de Matin.
Pasó, dejó su bolso y se sentó en el sofá, él se sentó detrás de ella y la recargó en su pecho, la abrazó por el cuello y con la otra mano le acariciaba el brazo. Suspiraron como no pudieron hacerlo aquel día, sin una sola palabra reconstruyeron la historia, sus miradas, el instante, los gritos y la incertidumbre, lloraron de la emoción que sentían porque todo lo que necesitaban para comunicarse se unía cuando se veían de frente y entonces ella sintió sus labios cerca, pensó que podría besarla, ella se acercó a su oído, le susurró unas palabras y al volver la cara sus bocas no supieron cómo expresarse más que con un simple roce lleno de energía, de ternura, de deseo, de ansiedad por el otro.
A mitad de aquel beso ella lo separó, se puso de pie, tomó sus cosas y se fue, le había dado tanto miedo tener esa comunicación no verbal con alguien.
Él se quedó sentado, esperando, en el último momento se puso de pie, pero nadie sabe si salió a buscarla o si ella volvió...

sábado, enero 22, 2011

Y pasó, Samantha vio a Francisco mientras cenaban, él comía enchiladas suizas y la miraba mientras le contaba algo sobre unas cuentas referentes al patrimonio de la empresa para la que trabajaba. Ella lo miró fijamente, notó sus labios delgados, sus ojos aclarados por la luz, sus ojeras también, parecía un búho.
Sintió de pronto unas ganas inmensas de acariciar su rostro, de acercarse a su boca, de mirar a sus ojos justo frente a él y expresar con ellos el infortunio que sentía al seguir escuchando sobre la empresa y no poder decirle cuánto la inquietaba.
Él habló, mostró su enojo, movía las manos y se apasionaba al hablar, quizá por eso ella no le interrumpió. Terminaron con el café y un flan, tomaron sus cosas y se fueron.
Subieron al coche, cada quien con sus propias ideas pero los dos con la lengua atada, uno no quería hablar del trabajo, el otro no quería escuchar más de ello, pero ninguno lo decía, quizá porque era apenas una segunda cita y porque lo que la motivó fue justamente el trabajo.
Llegaron a casa de ella, él se bajó, le abrió la puerta a ella, le dio un beso en la mejilla y se fue. Apenas había avanzado unos metros cuando se preguntó porqué habían hablado toda la noche sobre el trabajo, una pérdida de tiempo, según él.
El mensaje había llegado a ella que tenía la misma interrogante en la mente. En sus sueños se encontraron y ella se quedó atónita, los miraba, le hablaba de ella, hasta que la señal se cortó y tuvieron que despertar.
De pronto, amaneció pensando en él, le envió un mensaje y él preguntó
-Y qué pensabas al despertar?
Ella, todo amor y emoción, respondió
-Pensaba en tus labios que me encantan y en el ritmo de tus manos
El día pasó, y la noche y los siguientes días y las siguientes noches, ella no dejaba de pensarlo y él tampoco podía borrarla de su mente.
Luego de sincerarse y de hablar de todo, absolutamente de todo, la charla se desvió para hablar de la conquista de la Nueva España, la historia iba bien hasta que ella no supo que responder a una pregunta expresa de él.
-La diferencia es que los conquistadores llegan, toman y se van, los colonizadores llegan para quedarse, yo soy un colonizador.
Siglos después el eterno dilema de qué hubiera pasado si los españoles no hubieran llegado a América, y pensar que la charla salió por na imagen de Colón que estaba sobre Paseo de la Reforma.

domingo, enero 09, 2011



-Anda, regálame una foto de hoy. Hace mucho que no me mandas algo

-No, pero hoy ni siquiera me bañé

-Yo te baño

-Esta no es de hoy, pero la puede suplir

-Carajo, cómo eres hermosa. Te odio.