martes, noviembre 20, 2012

Declaratoria personal...


Me declaro imperfecta, con errores, con fallas, con culpas y con miedos...
Me declaro nada poderosa aunque yo sienta que puedo contra todo y contra todos sola....
Me declaro necesitada invariablemente, como cualquier persona, aunque no quiera aceptarlo, aunque mi subconsciente quiera sentirse guerrero con armadura
Me declaro grosera e insensible, incapaz de sentir compasión por el dolor ajeno que yo misma provoco...
Me declaro incapaz de caminar sola y atravesar el desierto sin necesitar agua o la ayuda de alguien que se acerque a mí...
Me declaro berrinchuda e inconsciente de todo lo que puedo provocar...
Me declaro un caos total, envuelta sólo en lo que pienso en el momento de vivir, sin pensar en lo pasado o lo futuro...
Me declaro culpable de sentirme única en el universo, de sentir que alguien me necesita y no poder negarme a estar, culpable de actuar antes de pensar y, por ende, incapaz de prevenir...
Me declaro agua que corre, que corroe aquello que se pone a su paso, que destruye cuando llega con fuerza, que se escapa entre los dedos de aquellos que quieren retenerla...
Me declaro maleducada y arrogante, sin poder decir gracias o lo siento,  incapaz de reconocer mis propios errores...
Me declaro un témpano de hielo que trata de mantenerse siempre a flote, con capacidades limitadas para mostrar arrepentimiento...
Esta soy yo hoy... yo no sé mañana...

lunes, noviembre 12, 2012

Se acaba el esplendor


Una mujer de no más de 35 años está recostada bajo un edificio sobre Insurgentes, el lugar huele a orines y el hombre que está con ella huele a thiner. A un lado un o una bebé, en medio de la nada, rodeada de orines, tráfico, smog, los silbatos de los policías y las miradas de lástima de los peatones.

El edificio perteneció a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, la Torre Solidaridad, que en algún momento fue obra cumbre del gobierno, que tuvo sus años de gloria, encuentros de funcionarios, segundo hogar de cientos de burócratas, un edificio adelantado a la estructura de la ciudad, de la zona, y que ahora sólo es un edificio abandonado en el que adictos, gente sin hogar y vándalos se resguardan del frío y de condiciones adversas, entran sin llave y salen saltando obstáculos y ventanas rotas. Hoy es sólo un lugar que silenciosamente guarda recuerdos.

Se despierta pensando en sus glorias, en todos aquellos que lo llevaron a la cumbre, las veces que su foto salió en los medios... pero después ve su amarga invisibilidad ante quienes hoy rigen la ciudad, peor aún, es invisible para todos menos para quienes aún lo habitan, ni inversores, ni autoridades, ni viejos burócratas... todos se han ido.

Hoy se esperanza en que algún día alguien lo retome o hagan una demolición para hacer algo atractivo, novedoso, alguna estructura que haga de nuevo ese espacio... Así pasa la vida, así se acaba la vida, pasan los años y dejamos de ser la máxima estructura para quienes nos acompañan en el camino, a veces corremos con suerte y la demolición es rápida y breve... a veces, como ahora, es tan lenta que parecería que toda la vida pasará así...