lunes, febrero 25, 2008

Dejaré los dulces

Todos tenemos manías, tics, rasgos que pueden llegar a desesperar, como aquella vez que una mujer me pidió que parara de golpear mis uñas contra el cristal del metro. Aveces no es que sean detalles hartantes, sólo que hay días en que uno amanece impaciente.
Es un hombre alto y fornido, trabaja en la Ford y porta una camisa azul con amarillo que se le ve muy mal, no es nada guapo aunque es muy blanco y su cabello es castaño medio. Tiene unas manos ociosas, se nota en sus cortas uñas. Habla por teléfono, lo sostiene del lado izquierdo y sus manos torpes sienten una erupción extraña sobre su oreja derecha, se pellizca una y otra vez, trata de hacer presión, se exaspera por no poder verse y no poder hacer que desaparezca esa erupción. Intenta tranquilizarse y pasa su celular a su oreja derecha y con él siente la erupción que aun sigue viva. Quizá sea una especie de barrito o un piquete de mosco, no es muy notorio pero es lo que esta en su mente.
Se quita el celular de la oreja y lo deja al aire por un momento, lo devuelve a su oreja derecha y roza de nuevo su barrito, ahí sigue, no ha desaparecido. se desespera, toma el celular en su boca y hace cara de estar harto y desesperado, el celular queda en su oreja derecha de nuevo.
No ha pasado ni un minuto y volvió a despegar el celular de su oreja, esta vez para ver cuánto tiempo llevan hablando. No habla mucho, sólo ríe y escucha. Por supuesto, del otro lado del teléfono está una mujer, es característico en nosotras ser como periquitos, él le dice que colgará pero que la ama, se despide de ella cortantemente pero diciéndole tres veces que la ama y al colgar vuelve el placer y la tranquilidad, la liberación, se terminó el castigo.
Entonces trata de ceder su lugar a una mujer fornida, ella le dice que no y le agradece, él a cambio le mira el trasero. Yo no creo ni por un momento que ame a su novia, por el contrario creo que ya se cansó de ella, está harto, fastidiado, cómo se llega a eso? es como llegar al centro chicloso? si es así no quiero llegar ahí, dejaré los dulces.

domingo, febrero 24, 2008

Oración por nosotros

Hay días en que Dios se toma unas vacaciones y de pronto ocurren ataques terroristas, huracanes, genocidios. No estoy segura, pero creo que los días que decide tomar un descanso es porque días anteriores ha hecho ya un gran esfuerzo. Esta vez se esforzó y nos regaló un eclipse lunar, fue un regalo especial por tres meses de estar juntos y lo disfrutamos plácidamente junto con una magnífica coreografía y el compartir de un nuevo libro que para mí es magnífico. Ese día fue una experiencia increíble, era como estar soñando y todo salió perfecto. Los siguientes días la luna era maravillosa, se veía imperante, no nos dejaba ni a sol ni a sombra. Pero Dios se tomó un pequeño descanso el sábado. Cada quien trabajó, yo salí un poco más tarde y ya no nos daba tiempo de ir a echar la hueva al CENART, como lo habíamos planeado, de modo que sólo bailamos un poco de rock, con nuestros propios pasos, en el Monumento a la Revolución. Caminamos un rato, ya habíamos desechado planes para el día siguiente porque yo tenía trabajo, no podríamos ir a patinar y por más que buscamos un trolebus el condenado se tardó en llegar, decidimos irnos en micro antes de que se hiciera tarde. Antes de llegar a la Villa lancé un suspiro e inconscientemente le dije "cuídate mucho", el asintió y yo pregunté "¿lo prometes?" -Sí, nena, te lo prometo. Llegamos a mi casa y miré al cielo, pregunté dónde había quedado la luna y él respondió "tranquila nena, tiene que descansar después de la hermosura que nos dio el miércoles". Dejamos pasar un micro que iba para aeropuerto, venía el segundo y yo sabía que se hacía noche, así que le dije que se fuera con cuidado, se subió en el micro y llamó cuando llegó a su casa. Afortunadamente Dios decidió regresar de su pequeño descanso antes de que un extraño le clavara un cuchillo casero en el estómago. Afortunadamente él tuvo reflejos para detenerlo aunque eso provocara que después le dieran 7 puntadas en el dedo, afortunadamente el chofer hizo algo, afortunadamente volví a escuchar su voz aunque fuera para decirme que lo habían tratado de asaltar.
Pienso que quizá debí entretenerlo más o dejarlo que se fuera en el micro que dejamos ir al principio, pienso que hice bien en decirle que lo amo antes de que subiera porque si algo más hubiera pasado él tendría la certeza de mi sentir, pienso que no es posible que eso haya ocurrido a dos calles de mi casa, pienso que si yo hubiera estado ahí me hubiera paniqueado y pienso que es en estos momentos cuando uno se da cuenta de cuán importante es realmente en nuestra vida una persona. Pienso que aunque no quiera, mis ojos no pueden contener mis lágrimas y no quisiera que él se sintiera como ahora se siente, pensé en ir a su casa simplemente a darle un abrazo y repetirle cuánto lo amo, pero esa razón que detiene a la locura y la hace ser tan aburrida, me detuvo y entonces decidí escribir esto a Dios:
Dios, protégenos de todo mal, haz que el amor que le tengo lo cuide de aquellos que quieran hacerle daño, haz que el amor que me tiene me proteja para llegar con bien a casa, haz que nuestro amor crezca sincera y fielmente, líbranos de todo peligro y danos cada día tu bendición. Amén

jueves, febrero 21, 2008

Fuego y aire...

En efecto, ella era como una llama ardiente que juega con el aire y baila para demostrarle su perfecta anatomía, se movía sigiendo un ritual de compañamiento para el eclipse lunar, dejó su figura cubierta únicamente por una ligera tela traslucida que motraba la perfección de sus senos y la precisión de sus piernas. Una mujer fuego, consumida por el fuego y dominada por él, una mujer que muestra que es fuego desde el rojizo de su cabello hasta la blancura de su piel contrastante con la llama no inmóvil de su deseo. Se bañó en pétalos de rosas rojas, y, recostada, dejó ver en almenos dos ocasiones su impresionante geografía deseante. Caminó como si cada uno de los que se cruzaban en su camino fueran la víctima perfecta, pero después de mirarlos, de rozarlos, regresaba a la bísqueda de él y no descansó hasta ver sus ojos llenos de agua salada, como el mar, lo tomó de la mano y lo hizo caminar. Lo llevó al escenario en medio de piruetas y rodeando su cuerpo con el roce de su piel y el perfecto amante, el qeu involuntairamente hizo un kamasutra, el que escribe sobre la lectura y escritura de los cuerpos quedó anonadado con la belleza del fuego, no acertó más que a no soltar su mano y con la otra rozar un poco de su piel, ella lo transportó a la inaccesible Mogador y se convirtió en el viento que recorre a sus visitantes, le mostró las aristas del deseo y le contó al oído historias de amantes, de amores, creó y recreó alrededor de Ruy un ambiente erótico ritualista, un ritual erótico de amantes, un amante y una ciudad mujer.
Todo lo demás, el trampolín, el tendedero de fetiches, los videos, la presentación formal, las danzas, todo fue maravilloso, pero ese momento, ese acto, ese instante marco el deseo, la ansiedad, la impaciencia de los sonámbulos presentes que no fueron expectadores sino participantes activos aunque más lejanos al afortunado de Ruy. Vaya desde aquí una felicitación y un beso bailarín para el autor de La Mano del Fuego.



martes, febrero 19, 2008

Bailemos como fantasmas

El cuerpo tiene mucho de objeto, parte de contorsionista y todo de belleza. La danza logra explotar estas tres cualidades, el baile le añade pasión y el amor le agrega fantasías fantasmagóricas. Cómo puede un hombre resistirse a un cuerpo que moviéndose al ritmo de la música lo incita a seguirlo, a tocarlo, a compaginarse con él.
No depende del tipo de música, sino de cómo se baila, de la sensualidad que una mujer muestra en su baile, no son los pasos los que cuentan, tampoco la serie numérica que muchos repiten a la par de mover los pies y los brazos, cuenta el ritmo, el oído que cada uno pone para dejar que la música lo lleve, lo penetre, lo mueva, ser un títere de la música sin importar si había que levantar el pie derecho o la mano izquierda, sin importar si la vuelta salió al revés o fue un fiasco.
El cuerpo por sí mismo dice "VEN", se mueve como llama de fuego, baila, siente, vuelve a llamar y son pocos los que aceptan ese llamado con sus riesgos, con el riesgo de permanecer tanto tiempo en el fuego que éste podría consumirlos. Se convulsiona con los tambores y agarra calor, abraza el aire y rodea su cintura, mueve los pies como si la tierra le quemara y finalmente levanta el rostro con la intención de que el agua lo refresque.
Y se baila de pie y con los ojos, con los brazos, los hombros y la cadera, se baila con las piernas y con los pies, se baila con el sexo, se baila incluso con los oídos y la mandíbula, se baila sentado y se baila haciendo el amor, se baila en la calle cuando se encuentra a alguien con el mismo pensamiento del camino, se baila cuando los esfínteres ya no pueden contenerse, se baila con el coche, se baila de puntitas y también con las manos, bendito Dios que nos mandó el baile para extasiarnos de nuestra esencia mortal, de la belleza del cuerpo, de la sensualidad de una mujer que suda al bailar, del cansancio de dos almas que se reconocen en una pista de baile...

lunes, febrero 18, 2008

Viaje en el metrobus

Es tan fácil seducir a un niño... La mayoría de las mujeres sentimos ternura al ver a niños pequeños en cualquier lugar, eso incluye al metrobus. Sentado del lado del pasillo, en la última banca antes de llegar al espacio para minusválidos está un pequeño de no más de 6 años. Juega con su madre hincado en el asiento y mira en repetidas ocasiones hacia la ventana, señala, pregunta, mira.
Levanto mis cejas en señal de saludo y coqueteo inconsciente, él sonríe en complicidad y voltea hacia la ventana pero evita decir algo a su madre; vuelve a mirarme y vuelvo a levantar la ceja, sonríe de nuevo, esa sonrisa pícara que indica placer, gusto por algo que sucede y esconde su rostro tras el asiento dejando ver sólo parte de sus ojos.
Su madre no se percata de lo que ocurre, quizá vaya pensando en los pagos que debe hacer o en lo que falta por comprar para el lunch del día siguiente. Vuelvo a levantar las cejas y esta vez el niño ríe con mayor intensidad, mira a la calle y luego a su madre, pero la sonrisa no se borra de su rostro.
Siempre me he preguntado si este tipo de acciones marcan en algo nuestra vida, quizá no desde niños, quizá sí,quizá sea un simple hecho que nos llena de placer infantil, de emoción y adrenalina, un hecho que nos enseña desde niños esa coquetería innata que de vez en cuando exploramos.
A un lado una señora con rasgos indígenas masca chicle, no como cualquiera lo haría, lo masca con la boca abierta y de vez en vez se escucha cómo truena una bombita. Una, otra, otra, otra,otra y otra vez se escucha ese desagradable sonido que en algunos, como en mí, causan desesperación, ganas de golpear y enseñarle a esa persona un poco de modales. La miro de cuando en cuando tratando de insinuar con mis ojos lo incómodo que es que masque chicle con la boca abierta justo en mi oído, pero no lo entiende, así que pongo música y mientras escuchó a Pablo Milanés cantar Como si el destino miro la sonrisa de ese niño, hombre, que tiene en su esencia la coquetería, una sonrisa inocente y provocadora en un niño de 6 años.

domingo, febrero 17, 2008

Muy buenos amigos



Es un buen corto, es especial por el último Chinga tu madre, jajaja.

sábado, febrero 16, 2008

Los besos de una abuela

Es cierto que madre sólo hay una, la que yo conozco se pasa la vida trabajando para dar lo mejor a sus hijos, trata de complacerlos y de dejarles una buena herencia educativa, se olvida de ella misma y piensa siempre primero en lo que sus hijos necesitan, vive por y para sus hijos y trabaja hasta donde ya no puede.
Cuando yo era pequeña mi abuelita nos cuidaba, crecí con ella como si fuera mi madre, ella me cambió pañales, me dio de comer, me crió y me consintió hasta los 5 años dándome mamila, aunque en realidad yo era bien abusada y caminé y avisé al año de edad. Ya van a ser 10 años de que falleció y a veces la extraño tanto... vaya este pequeño relato como homenaje a las abuelitas, y a un gran amigo.

Pocas personas me han abierto tanto su casa y su vida, pocas me han dejado conocer los detalles de su vida familiar. Subí las escaleras y la voz de su madre preguntaba si era él. Salió, me saludó y me invitó a pasar a su casa. Caminé unos cuantos pasos y ahí estaba ese arbolito de oro que robó toda mi atención, con sus hojas doradas y su tronco brillante, unas pequeñas bolitas que simulaban el fruto, un árbol idéntico a uno que mi abuela tenía en su cuarto, su cuarto lleno de sorpresas para mí que después descubrí que en realidad eran triques de esos que uno va acumulando y nunca se atreve a tirar. Recordé el tiempo que dormí con ella, cómo decía que la golpeaba porque dormía como una verdadera bestia y me movía mucho, recuerdo cuando platicaba con mi madre mientras me creían dormida y ella decía que yo llegaría muy lejos. Recordé sus oraciones al amanecer y cuando me ponía el uniforme, cuando me peinaba para ir a la escuela, cuando me daba de comer, hasta cuando me daba 10 pesos pa irme a dar la vuelta al mercado con mi prima Lis y comprarme una paleta o un flan. Mi abuela era l a mujer más bella del mundo, sobre todo cuando echaba chingados, cuando leía, cuando nos nalgueaba, era tan bella que decidió aceptar un nuevo trabajo que consistía en ser un ángel para su familia, y se fue.
Entonces también salió su abuela, una mujer de pelo blanco y con un rostro de ángel, me saludo muy amable y abrazó a su nieto, lo besó en la frente y aunque no lo dijo en voz alta podría jurar que dio gracias a Dios porque aquel pequeño niño, al que ella también cuidó, se ha vuelto todo un hombre. Bromeó con su edad y fue especialmente por una pista de Pedro Infante mientras contaba que le gustaba más Jorge Negrete pero que Infante tenía más carisma.
Un poco de aire, un deseo, y un aplauso al típico estilo infantil. Un poco de café para pasar las mil hojas y la oferta de la abuela de tomar té verde para que los ojos se volvieran azules, la ternura de un niño traspasada a un adulto y la desesperación de un adulto por irse con los cuates.
Era tiempo de partir a la celebración organizada pero antes de eso la abuela lo volvió a besar y a abrazar, esta vez con la nostalgia de ver a su niño convertido en un adulto, a su niño que jugaba con pequeñas espaditas muy semejantes a un florete, ese niño que ahora sabe lo que es amar y lo que es sufrir por una mujer, ese hombre que ha decidido tomar sólo los mejores recuerdos de su abuela y conservarlos para toda la vida. Esa abuela, ese tipo de abuelas que siempre nos verán como niños aunque tengamos 50 años. La mía, por el lado materno, se ha ido, pero vivir momento como estos me hacen recordad cuánto me amó. Gracias infinitas.

miércoles, febrero 13, 2008

Día del amor...

Pasaron 22 años antes de que yo pudiera festejar esta memorable fecha comercial en compañía de un hombre con el cual tuviera una relación formal y al cual amara, valió la pena la espera así que no me quejo.
Recuerdo aquellos años de primaria, tenía un novio que se llamaba Juan Carlos, éramos muy chicos y con trabajos nos llegábamos a dar un abrazo, es más, pocas veces platicábamos, pero éramos novios. Ibamos en quinto de primaria y el primer 14 de febrero no lo pasamos juntos y me mandó un balón de voleibol, para el segundo año me mandó una rosa preciosa. Terminamos un año después por una tontera mía, en realidad fue lo mejor ya que tampoco platicábamos mucho por teléfono.
Toda la secundaria y la prepa mi único consuelo esos días, en los que miraba a todos lados y todos estaban enamorados, eran mis amigas. Recibía cartas de ellas y pasaba casi una semana haciendo cartas para ellas, las echábamos en la caja de las cartas con el nombre del destinatario y cuando llegaba la hora en que se repartían era un abrazadero con un anexo de hipocresía y compromiso más unos gramos de sinceridad sólo para personas selectas. Aún conservo las cartas, algunos globos, paletas e incluso cajas de chocolates.
El primer 14 de febrero que creí que pasaría acompañada fue cuando estaba en tercero de prepa, curiosamente terminé con Edén, mi entonces novio y del que estaba enamorada hasta las chanclas, una semana antes y ese día fue un chilladero. Lo sé, es sólo una fecha comercial, pero se siente tan feo ver a la gente enamorada en todos lados.
Pasé a la universidad y con el corazón deshecho dejé de buscar el amor. Tuve un novio, Lalo, pero yo lo alejé luego de las vacaciones decembrinas, pasé un año más festejando el día de la amistad y el amor por mí misma. Y después conocí a Christian, me enamoré y el encanto se nos acabó después de ocho meses, no llegamos a febrero.
Entré a Milenio con la intención de olvidar el amor y dedicarme a lo que me apasionaba, el periodismo. Conocí a varios chicos, en algunos pensé para tener una relación, en otros para conocer lo que era una relación cero compromisos, pero con ninguno pasé un 14 de febrero. Hasta que el propio Milenio decidió darme un regalo de 14 de febrero y me sacó de su jugada justo ese día hace un año. Para celebrar me fui al Parque Recreativo La Calzón y lloré hasta que se pudo y hasta que cerraron (lo bueno es que nunca cerraban y nunca nos corrían).
Este año si toca, ahora sí estoy lista para celebrar comercialmente el día del amor, tengo un novio al que adoro, tengo amor a manos llenas y tengo felicidad, tengo vida y salud, qué más se le puede pedir a Dios en un día como este? Cada año pedía un hombre que me amara y al que amará, mis deseos se hicieron realidad, hoy sí celebremos que existe el amor...

jueves, febrero 07, 2008

Cuento fantástico para una muerte

Eran las 8 hora lunar, hora en la que los sueños se vuelven realidad, los que duermen en la eternidad despiertan, las nubes se vuelven de azucar y se comen, los duendes comenarices y los osos polares se esconden para no ser castigados, las brújulas pierden el rumbo, los jardines zen florecen y el País de Nunca Jamás se vuelve la Ciudad del Por Siempre.
A fin de cuentas no son tan distintos, su diferencia consiste en ser mundos paralelos que no se pueden encontrar aunque quienes los habitan pasen de uno a otro sin darse cuenta.
Fue justo a esa hora cuando Campanita, fantásticamente vestida de verde, voló hasta donde estaba Peter, no le importó si el aire iba en su contra, si tiraba árboles o derrumbaba casas, no reparo en si estaban eligiendo presidente o si había estallado algún coche bomba, vamos, ni siquiera se fijo si había subido el metrobus, simplemente voló.
Llegó hasta donde estaba Peter y le susurró lentamente al oído. Peter asentía con la cabeza y sus ojos se abrian más a cada hora que pasaba, porque allá las horas duran lo que dura un minuto en la Tierra. Preguntó a campanita si estaba segura de lo que decía, ella dijo que sí y Peter se disculpó con las visitas que estaban en su mesa, advirtió que tenía una emergencia y se fue.
Quizo volar pero se había nublado el cielo y comenzaba a llover, pensó en irse en metro pero resultó que un convoy se había quedado en un túnel debido a que hubo una falla eléctrica y entonces tuvo que tomar el camino largo, caminar.
Pasó 8 kilómetros bajo la lluvia, siguiendo el rastro que Campanita dejara con su vuelo. Cada kilómetro, que en realidad es un metro terrenal pero se recorre 10 veces más lento, Peter iba pensando en la noticia que Campanita le había dado, creyó que estaba llorando pero la lluvia indicaba que en realidad las lagrimas de su rostro eran obra suya.
Finalmente llegó, cansado, parecía zombi y no sabía qué hacía ahí, estaba en shock, fue entonces cuando Campanita volvió a hablarle al oído. Él gritó, sus manos institntivamente buscaban el cuerpo de Wendy. Llegó hasta donde estaba el mar, vio los barcos del capitán Garfío y gritó el nombre de Wendy 8 veces seguidas, la novena fue un simple susurro.
Las sirenas dijeron haberla visto cuando todos durmieron, pero no recordaron en dónde, la buscaron debajo del mar pero sólo encontraron sus aretes de estrella de mar.
Peter siguió caminando, tenía que encontrarla antes de que volvieran a pasar de la Ciudad del Por Siempre pero una marcha obstruía su pasocomo si fueran antílopes en apareamiento. Fue cuando todos terminaron de pasar que Peter la vió recargada de una roca casi en la orilla del mar. Corrió a abrazarla, la besó en la boca y en los ojos y en las mejillas, le besó las manos y también los pies, le acarició el cabello, le beso el lunar que tenía en su seno izquierdo y también el que ocultaba en la espalda, pero ella no se molestó en dirigirle la mirada.
Él pensó que ella estaba enojada, le pidió perdón y con sus lágrimas enjugó sus pies, los besó... Pensó que con sus besos, sus palabras, su llanto, podría obtener su perdón, su mirada, sus besos, su amor de nuevo.
Todos se acercaron hasta donde él estaba, lo miraban conmovidos y sabían que pronto pasarían de nuevo al País de Nunca Jamás, en el que todos dormían pero nadie sabía como decirle a Peter que ella no lo perdonaría, no podían articular una sola palabra.
Entonces Campanita volvió a susurrarle al oído lo mismo que había susurrado horas antes, las miasmas palabras que quizá Peter nunca entendió o que prefirió no entender para no sentirse sobre aviso... "Peter, Wendy no despertó..."

lunes, febrero 04, 2008

A veces, en ciertos momentos de la vida, uno se pregunta si realmente toda la vida estará así de jodido. Yo me pregunto todo el tiempo si en algún momento mi vida tendrá un cambio radical y lucho por ello aunque sin los mejores resultados. Mientras tanto sigo mi curso, intento no desesperar pero es difícil.
No es que quiera alabar al Dr. House, en realidad no es mi tipo aunque si fuera Cameron también estaría pegada como sanguijuela, es solo que es tan asquerosa y pedantemente correcto que me atrae en exceso. Quizá sea porque me he enamorado de su estilo, uno puede enamorarse de un estilo ¿cierto? nos enamoramos de un estilo de vestir, de peinar, de escribir, de hablar, de resolver problemas, de dar consejos. Y hay algo patéticamente cierto, hay veces que lo que hacemos es lo que ocupa todas nuestras vidas, lo que nos apasiona es para lo que vivimos y no damos cabida a nada que lo toque, nada que lo impida, a excepción, claro que no lo tengamos por completo en cuyo caso la culpa es de quien no ha luchado por tenerlo completamente incluido en su vida. Somos personas diferentes porque luchamos por lo único que tenemos seguro mientras vivamos, lo que nos apasiona y sabemos hacer.
No es siempre el atractivo visual el que nos liga a una persona, puede gustarnos la seguridad o inseguridad que nos proporcione, la informalidad, el peligro, la prohibición, la ternura, la confianza, la protección, las atenciones...
Si tuviera que hacer un recuento de mi vida quizá estaría satisfecha con las experiencias básicas para que una mujer madure y sepa distinguir lo que realmente quiere. Miro atrás y no me arrepiento, sólo pienso en aquellas cosas que hice, porqué las hice y porqué no las volvería a hacer. Sólo pienso que el mundo no es rosa pero tampoco es blanco y negro, solíamos decir un viejo amigo y yo que ante cosas buenas y malas había que repetirse una y mil veces "esto también pasará", nada es eterno en esta vida...

viernes, febrero 01, 2008

Pasión?.. por la vida

¿Puede realmente existir alguien sin la pasión que amerita la vida? Esa suma de amor, tristeza, nostalgia, dolor, fracasos y triunfos son lo que hacen que la vida tenga algún sentido, ¿de qué sirve verla en blanco y negro si tiene miles de matices en color? Comprendo que la falta de pasión sea algo que vivimos en el transe de la niñez a la juventud, eso que llamamos adolescencia y en la cual nos sentimos perdidos, en la que no sabemos quiénes somos ni por qué hacemos las cosas sino es por un impulso mecánico que nos empuja a ir a la escuela. Pero no puede convertirse eso en una forma de vida, no me convence la idea de vivir en primer plano la vida sin tomar en cuenta las 20 mil cosas que ocurren simultáneamente mientras nos lavamos los dientes o nos desvestimos ritual y pudorosamente.
Es precisamente lo que ocurre dentro y fuera de nuestras vidas lo que nos hace hablar, expresar lo que sentimos de alguna manera, algunos lo expresan con llanto,otros con música, otros con la forma en la que se visten, hay quienes lo hacen con gritos de enojo, dolor o placer, hay quienes lo hacemos escribiendo.
Lo malo de una película no es que sea lenta, a mi modo de ver, tampoco que hable de algo cotidiano aunque fantasioso, sino que no deje en mí ninguna enseñanza, que me mienta o me muestre contradicciones, que me venda un producto publicitario creado para convencerme de que debo verla pero finalmente salga de la sala diciendo y???y sin el menor interés de tenerla en mi videoteca.
En fin, respeto opiniones, quizá mi mente estudiada, profesionalista y capitalista no pueda entender la belleza y la sencillez de no desear nada más o no entrar en esa eterna competencia por ser mejor cada día; quizá mi cuerpo apasionado no pueda entender esa paciencia y ese aburrimiento de desvestirse en silencio y al mismo tiempo; quizá mis ojos léperos no estén acostumbrados a la belleza del silencio mientras una pareja hace el amor y mis oídos arrebatados no sepan comprender con claridad esa paciencia que califican de cansancio, pero no puedo concebir una vida tan sencilla y sin pasión.

AVISO: Esto no es un anuncio publicitario, como el amor que creo Párpados azules.