viernes, diciembre 25, 2009

A frío invierno... calor humano

Ante el interés que ha tenido el programa A frío invierno... calor humano, se presentan las siguientes BASES para participar en él. Este programa no aplica a quienes tienen hijos, están casados, comprometidos o en una relación de noviazgo. No es patrocinado por ningún partido político y está prohibido su uso con fines distintos al desarrollo social.
BASES

-REQUISITOS
Edad entre 20 y 30 años
Estado civil: Soltero
Buen cuerpo
Ingresos mínimos de 10 mil pesos
Vivienda propia y sin familiares en casa
Manos delicadas
Disponibilidad para viajar cuando sea necesario fuera y dentro de México
Refri lleno
Gusto por el Baileys
Coche

El concurso se realizará la proxima semana, antes de que termine año nuevo. El intresado deberá operar desde el 1 de enero hasta que terminen los fríos invernales, no habrá ningún pago económico y sus funciones consistirán en:
-Permanecer de tiempo completo en la ejecución del programa
-Tener ideas frescas sobre cómo evitar que a una chica le dé frío
-Llevar mantas, guantes, gorros o lo que sea necesario por si llega a hacer demasiado frío
-Abrazar a las chicas cuando haga frío o cuando ellas lo pidan
-Mantener las cortinas cerradas cuando haga frío y abiertas cuando haya sol
-Ser caliente... es decir, de sangre caliente para que no les de frío

Los interesados pueden enviar su curriculum con fotografía adjunta al correo portugalmiranda@gmail.com, serán seleccionados por las chicas que se inscriban y los resultados se darán a conocer el próximo 31 de enero a las 12:00Hrs.
Quién se apunta???

miércoles, diciembre 23, 2009

De cómo Fatma perdió su agua y cómo la recuperó

En las calles de Mogador no hay nada demasiado grave ni nada que no tenga remedio natural. Por eso Fatma atendió cuando las voces experimentadas le dijeron que había un remedió para retardar las posibilides de embarazarse. Acababa de casarse, su esposo era un hombre maravilloso, comprensivo, trabjador y en cuya bolsa cada día había el dinero necesario para vivir.
Se lo había dicho antes de casarse, que ella no tendría lujos pero que no le faltaría lo necesario para vivir, se lo dijo a sus padres también antes de hacer el ocompromiso y era todo a lo que ella aspiraba.
A pesar de ello, Fatma no consideraba ideal embarazarse de manera inmediata pues los gastos ya de por sí eran pesados como para poder alimentar una boca más. Su abuela le dio la receta, el empleo de una hierba en una infusión que no le afectaba pero que evitaría su embarazo en tanto lo tomara.
Lo hizo como lo marcaban las viejas recetas, ni una hoja más ni un poco de azúcar menos, pero las cosas no salieron como lo marcaban las experiencias de sus antecesoras.
La regla vino de manera permanente, creyó que su cuerpo debía adaptarse a esa nueva sustancia y sintió vergüenza de ir a la doctora, pero los meses pasaron y de nada le servía, su marido no quería tocarla.
Pensó en que la receta no podía haber fallado, la había seguido paso a paso, había puesto las cantidades exactas, la había tomado cada tercer noche, le había agregado las semillas necesarias, pero no funcionaba.
Dejó de tomarla más por salud que por gusto, cada día era una pérdida de energía excesiva, había llegado al punto de no querer ni levantarse a hacer su infusión.
Pero días después de no tomarla todo volvió a la normalidad paulatinamente, despertó, se sentía de 18 aunque tenía 27 y decidió no volver a hacer caso a esa infusión en especial.
Meditó mucho, trató de encontrar en qué paso había fallado y entonces lo enten´dió, su agua había vuelto, su naturaleza rechazaba lo que ella ingería y creyó que era simplemente que esa hierba no era para ella, quizá habría funcionado en todas las mujeres de Mogador, pero ella habría sido especial, Alá la habría confeccionado de una manera tan sublime e inteligente que ella no debía tomar esa hierba y, por el contrario, debía aceptar su voluntad.
Lo hizo, pensó en embarazarse y fue la naturaleza quien se lo negó por gran tiempo. Ella salía todas las mañanas a ver el amanecer y pedía a Alá que le diera un hijo y el hijo llegó dos años después de que ella hubiera dejado aquella hierba.
Fue feliz, como es feliz quien sabe que un hijo es una bendición de Alá y que los hijos llegan en el momento que deben hacerlo.

jueves, diciembre 03, 2009

El frasco de formol...

¡Tengo mi corazón en un frasco con formol!, expresó Laura a su amiga cuando ésta le preguntó si realmente estaba enamorada de Rubén.
Y adjunto a su expresión venían los recuerdos de su última mala relación, las lágrimas que habían inundado su depa cuando él se fue y las mentadas de madre que le lanzaba a todo mundo cuando se acordaba de Rubén.
Mientras caminaba hacia el avión en el que partiría a Amsterdam Irma, su amiga, pensaba que ella también tenía su corazón en la misma situación pero hacía rato que quería sacarlo sin animarse por completo a hacerlo.
Temía, por supuesto, que llegara cualquier papanatas a querer tocarlo como si fuera curiosidad del Museo del Papalote y peor aún, que lo rompiera en un descuido.
Irma suspiró antes de despedirse de su familia y mientras imaginaba que en su maleta iba aquel frasco que su amiga decía, su hermana Karetzy lanzó la estaca que impregnó de manera automática del olor a formol: ¿Hermana, a los cuántos años tuviste tu primer novio?
Soltó las maletas, se rompió el frasco, escurrió el formol y se quedó paralizada, no porque fuera una pregunta extraordinaria, sino porque a su mente vinieron los recuerdos de aquel primer chamaco que la tomó de la mano, aquel al que veía en la escuela y huía despavorida por los nervios, auqel que le dio tantas ilusiones de creer en el amor y al que le repetía en cartas que lo amaba hasta la muerte, aunque todo fuera extrapolado por su edad y su falta de experiencia.
-Cuando iba en quinto de primaria, se llamaba Juan Carlos- apuntó Irma tratando de recoger los vidrios rotos.
Pasaron uno o dos minutos para que a Irma le cayera el veinte y preguntara lo obligado a su pequeña hermana de 12 años.
-Por qué me lo preguntas?- cuetionó con cara de extrañeza
-Es que... es que estoy enamorada...
La mandíbula se le fue al suelo, lo mismo que la maleta (por segunda ocasión) y su mente comenzó a dar vueltas.
Cómo osaba aquella chamaca de 12 años decir que estaba enamorada? cómo se lo decía justo ahora que se iba de viaje? Quién era el menso ese que había flechado el corazón de su hermana y que se había apoderado de su lengua, de su boca, de sus palabras, de sus pensamientos, de su amor????
Irma trató de decirle algo a la pequeña, darle consejos sobre el amor, contarle lo bonito que se siente, advertirle sobre sus espinas, pero no pudo hacer que de su boca saliera una sola palabra.
Estaba asombrada, sí, pero además se dio cuenta de que envidiaba a su hermana, envidiaba que ella sintiera ahora esa fascinación por un tipo, esos nervios de verlo, ese coqueteo visual, ese pensamiento involuntario que siempre lo evoca en todo, esa falta de aire cada vez que él voltea a mirarte y también esos sueños que cuando niña ella tenía cuando estaba sola en casa.
Recordó que se recostaba en la cama miraba al techo y pensaba en el momento ideal en el que ella se encontrara con Juan, estarían en el mini bosque frente a la casa de él, estaría oscuro, estárían jugando a las escondidillas y festejando su cumpleaños, él la encontraría escondida tras un árbol, la miraría, tomaría su mano y le daría un beso en la boca, su primer beso, mientras los otros corrían a la base a decir "salvación por mis amigos".
Su madre la trajo a la realidad diciéndole que ya debía pasar a salas de última espera, que se cuidara y que no dejara de llamarles, los abrazó a todos, y le dio un abrazo muy fuerte a la pequeña, tratando de decir con sus brazos lo que su boca no podía: "Nunca dejes tu corazón en un frasco de formol"

lunes, noviembre 23, 2009

El apartamento

-¿Qué haces aquí de nuevo?
-Olvidé las llaves
-Sabes que ya no son tuyas, te pedí que te fueras
-Lo hice, sólo olvidé las llaves de MI departamento, supongo que no estaba en el contrato que te las dejara en casa
-Leonardo sólo quiero que te vayas, me haces daño, me duele verte, puedes entenderlo?
-A mí me duele que te duela, porque me duele más a mí en realidad, sabes todo lo que dejé por ti?
-No empecemos con reproches otra vez Leonardo, sólo vete! Deja ese lenguaje oculto, no toques mi hombro como si quisieras reconquistarme o si estuvieras dando el pésame, no mires de reojo como si no estuvieras deseándome, no toques tus labios como tratando de decir que no me extrañas, no tomes una copa intentando convencerte que todo aquello lo has olvidado, sólo termina de desaparecer de mi vida....
...
-Hola, cree que pueda enseñarnos el apartamento? estamos interesados en comprarlo...
-Ahhh, claro! pasen, tiene dos habitaciones, sala, comedor, cocina, dos baños, uno recién remodelado, un estudio y vista al mar, es un séptimo piso, pero descuiden, ni el aire se acaba, ni el elevador se descompone todos los días, ni uno puede dejar de pensar en todo lo que pasa en estas cuatro paredes...

sábado, octubre 03, 2009

No te quiero

Me alegra no estar en tu vida, no tener una foto juntos y no salir en lo absoluto a relucir en las pláticas con tus amigos. Hace tanto que pasó lo que pasó, ni siquiera lo recordaba ya porque lo mejor fue irnos, tú por tu lado, yo por el mío, no teníamos nada que hacer juntos aunque siempre lo hiciéramos.
Dice un italiano que hay personas que son como números primos, este es un caso. Yo no podía dividirme entre nadie más que no fuera yo y aún no puedo hacerlo. Aprendí muchas cosas de ti y te las agradezco, pero no había nada que pudiera sostener lo que no existía entre nosotros... amor.
Vete de nuevo y vete para siempre, no quiero verte ni oírte ni hablarte, no quiero saber que existes, no quiero siquiera escuchar que te mencionen, porque en el fondo, aunque nunca lo dije, me dueles.
Y me duele que te hayas ido, que te haya dejado ir, pero no había más que hacer o que decir. Sonríe cuando te mires al espejo y me descubras a tu lado, porque es verdad, a veces estoy ahí.
No te asustes cuando escuches regaños, menos cuando sientas que de pronto el aire te besa, también soy yo, soy yo, la mujer que se escurre como el agua, la que ama que le acaricien la espalda, la que no puede decir Te quiero porque eso es una debilidad y un lujo...
No, no te quiero... Mariana

jueves, octubre 01, 2009

La selección

Rocío odiaba el fútbol, no soportaba verlo, tampoco escuchar que hablaran tan efusivamente de uno u otro jugador y llegar a entrevistar a uno era casi como un martirio.
Un día tuvo que tomar un taxi para llegar a tiempo a su trabajo y en el camino el conductor no tuvo otra idea más que preguntar ¿y cómo vio a nuestra selección que perdió contra Colombia?
De manera inmediata su mente se bloqueó y se quedó con cara de what, pero recordó lo que un viejo amigo le dijo una vez, la gente necesita ser escuchada y escuchar.
Entonces tuvo su primera plática sobre fútbol. El señor dijo no ser tan fan del fútbol mexicano y tampoco vio completo el partido.
Rocío le dijo que ella no entendía mucho y tampoco veía los partidos, pero que por lo menos habían anotado el de la dignidad y luego coincidieron, la afición ha ido cayendo, la gente ya no apoya a la selección como antes y a veces de todo el equipo sólo uno es el bueno y el conocido.
Añadieron, claro, el eterno dilema. Los futbolistas no tienen castigo si algo falla, no los corren de su chamba de manera inmediata como a cualquiera que cometa un error y on José, el chofer, apuntó que quizá era porque ellos ganaban mucho y cuando llegaban a la selección como que perdían el interés de seguir más arriba, quizá porque muchos se saben limitados para llegar a las grandes ligas y quizá porque subir más para ganar más ya no es un aliciente.
En fin, quizá la mayoría de las cosas fueron tonterías, curiosamente después Rocío se topó a un par de jugadores rodeados por cámaras de televisión y micrófonos y, por si fuera poco, por la noche su mamá le dijo que había ganado con sus alumnos una apuesta: ella les apostó una coca a que México no ganaba... no cabe duda, la afición se va acabando y quizá ese sea el peor castigo que los jugadores puedan tener.

jueves, septiembre 24, 2009

El diablo

Casi todo en él era perfecto, en especial sus labios, delgados y fríos, y su barba de candado. Besaba de a poquito, como dando pequeños pasos en el camino y abrazaba con fuerza, como poseyendo.
Cuenta la leyenda que le decían El Diablo, al menos cinco personas en este mundo habían ostentado ese apodo, pero ninguna había abrazado tanto su apodo como él.
Esos labios eran los mismos que iban por el mundo contando historias a diosas paganas, haciendo y deshaciendo a su antojo, viviendo una a una las experiencias que consideraba necesarias.
Un día Hanmush encontró a su camino a Ishtar, una diosa diferente a las demás, creyente del amor pero no del matrimonio. Fue tan fuerte el choque entre ambos que Hanmush se sintió con la mayor confianza de contarle sus más intimas travesías a detalle.
En eso él era experto, cuando le contaba historias Ishtar lo miraba casi sin parpadear, con la curiosidad revoloteando y la sensación de que era tan fácil vivirlo en ese instante...
Era excitante para Ishtar hablar con Hanmush, escucharlo, recrear en su mente las sensaciones que él le contaba, imaginar la posibilidad de vivirlo... pero tenía que ser justo en ese instante, ni antes ni después, tendría que haber experimentado con el éxtasis del relato la sensación real de volver de la muerte o de cruzar los siete vestíbulos que apartaban ambos mundos, dejar caer el peso del firmamento sobre alguien y mirar el espectáculo montado en una estrella.
Cuando estaba con él parecía no haber límites para nada en el mundo, sólo había una cosa que la detenía cuando estaba con él: Tammuz, la precaución y la vida.
Con el tiempo Ishtar supo que escuchar a Hanmush era un manjar, una delicia, la excitaba verdaderamente, la tentaba a hacer eso que no debía hacer, por eso se había ganado tan bien ese sobrenombre de El Diablo, pero ella sabía que debía dejar de escucharlo pues su voluntad era vulnerable a él. A pesar de todo Ishtar lo entendió, ellos eran líneas paralelas, siempre estarían muy cerca y con la misma intención, pero nunca podrían estar juntos.

miércoles, septiembre 23, 2009

Gracias por las chingaderas...

Ale miraba fijamente la escalera eléctrica y de pronto se perdió. Comenzó a recordar, por la llamada que había recibido, aquellos viejos tiempos en los que vivió feliz con un hombre a su lado, al menos por unas horas a la semana.
Suspiró y dijo en voz alta para un interlocutor ausente: "Ayyy Zaid, porque tenías que hacer esas chingaderas si todo estaba tan bien". Los recuerdos estaban abrumando su mente cuando con la rapidez de un relámpago su panorama cambió.
Recordó cuando encontró el amor con Israel, cuando descubrió más allá del simple sexo con Roberto, cuando salía a ver pelis y exposiciones con Lalo, cuando intentó formalizar algo y amó intensamente a Pedro... "Sí tú no hubieras hecho esas chingaderas- dijo de nuevo al aire- ahorita seguiríamos juntos, no habría sentido el amor apendejador, la idealización del ser amado, la complicidad de los amigos, ni el amor convivencial, no habría vivido todo lo que pasó en mi vida después de que tú te fuiste. En ese caso- reiteró- más bien debo agradecerte el hacer esas chingaderas, contigo no habría crecido nunca". Apenas acababa de decir la última palabra cuando Zaid apareció frente a ella, no recibió más que una sonrisa y la espalda más bella que jamás había visto.

sábado, septiembre 19, 2009

Hace un par de semanas vi una película llamada Crossing over, ahí una joven si no mal recuerdo de unos 15 años y musulmana, hace una exposición sobre lo que ocurrió el 11 de septiembre.
Ella advierte que no defiende lo que hicieron ni lo apoya, pero que esa era la única manera en la que fueron escuchados, hubiese gustado o no a la sociedad mundial.
Todos sus compañeros la abuchean, su profesora advierte que eso no es lo que había pedido y si todos hubieran tenido ala mano piedras seguro la apedreaban. Después es todo un show con la policía de Estados Unidos y migración la separa de su familia.
Hace una semana un cristiano secuestro un avión que venía de Cancún y que llegó al Aeropuerto de la Ciudad de México La gente ni cuenta se dio hasta que vio el operativo que se armo o hasta que sus familiares les llamaron para decirles que estaban secuestrados. El secuestrador dijo que tenía que hablar con el Presidente y darle un mensaje de Dios y advirtió que todos los mexicanos teníamos que unirnos porque venían cosas fuertes para México.
Ayer un jalisquillo se subió al metro, quizo hacer unas pintas en las instalaciones en uso de su libertad de expresión, se lo impidieron y él sacó una pistola y mató a dos personas. Dicen algunos de los que estuvieron ahí que evocaba a Dios y que decía que el problema no era con la gente pero todos los que los presenciaron salieron aterrados. Según su declaración, quería hablar con las autoridades, llámese el presidente o el jefe de gobierno, para tocar el tema del cambio climático.
Los seres humanos, desde pequeños, buscamos contacto con la gente.Un caso que recuerdo de la Ley y el orden explicaba que cuando un bebé no tiene contacto por ejemplo con su madre basta sólo con 40 segundos para que el niño busque hacer todo lo posible para que su mamá vuelva a mirarlo y a hablarle.
¿¿Y todo esto que tiene que ver?? Yo, como la chica de la película, no voy a justificar nada ni a apoyar nada, ambas situaciones que se han vivido en el País son verdaderamente un horror y por supuesto, aunque Gómez Mont diga lo contrario, por supuesto que muestran la situación de todo el País.
La gente lo que quiere es ser escuchada, necesita tener contacto, necesita saber que puede hablar de temas que le afectan directamente. Uno abre losperiódicos, cualquiera, el que sea, y todos los días hay notas que explican lo que hizo y dijo el Presidente un día anterior, en todos los diarios cada vez se da menos espacio para el sector social, con todo lo que ello implica, pero en este País nadie escucha a la gente, nadie habla con nadie, todo mundo se pone sus audífonos y escucha su música.
Por supuesto, a quién le importa lo que viva alguien que vive en la playa más alejada del País, o en el municipio más pobre, o en las ciudades fantasma, a quién le importa si el kilo de frijol se los compran a dos pesos y lo venden en las ciudades a 18.
Los resultados de los programas no se conocen viendo informes anuales, sino acudiendo a los lugares donde se aplicaron, porqué ningún medio ha entendido eso??

domingo, septiembre 13, 2009

La sonrisa perdida

Ana peleaba a diario con Fabiola. La primera era la menos de 5 hermanos y la segunda le llevaba por 11 años. Por supuesto su relación era casi de odio fraternal, Ana agarraba todo, Fabiola gritaba como loca y al final la una tenía ganas de extrangular a la otra y viceversa.
Aunque parecían las hermanas del comercial que anuncia fibra, sabían ambas que estaban dispuestas a dar su vida por defender a la otra.
Un día Ana dijo algo según ella cercano a una broma. Por supuesto a Fabiola no le hizo la menor gracia y entonces lanzó la voraz pregunta... ¿Por qué nunca te ríes? En un principio Fabiola casi le mentó la madre, pero después la pregunta hizo mella. Realmente no recordaba cuál había sido la última vez que había reído junto a su hermana. Toda la noche la pasó pensando en ello y se dio cuenta de que había perdido su sonrisa en familia. Hacía meses, quizá años que sólo reía cuando conseguía lo que obtenía para sí misma, se había olvidado de reir con sus hermanos, con sus padres, de reir de algo que no implicara ella misma y su felicidad.
Al día siguiente algo dijo el padre en misa sobre una sociedad egoísta, por supuesto se sintió aludida y sin embargo, hasta la fecha, no sabe cómo puede recuperar esa sonrisa. Dinero no es necesario, regalos tampoco, pensó que quizá fuera tiempo pero su tiempo es oro y luego se dijo que quizá era simple convivencia y preocupación.
La realidad, pensó después, es que su padre pocas veces tenía sonrisas familiares, más bien sus sonrisas se esbozaban levemente en familia, pero siempre eran entregadas al conjunto, cómo se aprende a sonreir en familia? en qué momento se olvida? cómo se recupera la sonrisa perdida??

domingo, septiembre 06, 2009

Hada...

Hada se miró en el agua como quien trata de ver un pez en el fondo de la laguna. Con sus manos tocó su cara y su pelo, recorrió su rostro empezando por la frente y desviando las manos a cada lado, rodeó sus ojos y su nariz, llegó a su boca y la rodeó con un dedo mientras cerraba los ojos.
Cualquiera que la hubiera visto habría pensado que en su mente estaba el recuerdo de un hombre al que añoraba, pero la realidad era muy diferente. Hada tocaba su boca para limpiar las heridas que Luis le había provocado cuando le dio una bofetada y otra y otra.
Hacía mucho que Hada había dejado de verse frente al espejo, con los años había aprendido a verlo a él, a procurarlo, hacerle el desayuno, la comida y la cena, lavar su ropa, tender su cama, tener planchados sus trajes y bien limpia su recamara.
Hada tenía sólo 12 años cuando él llegó a su vida, al principio supo que sería difícil pero nunca creyó que aquello se convertiría en un infierno. No había terminado la secundaria cuando conoció a José, quien le pidió la prueba de amor y le enseñó a consumir mariguana, cocaína, anfetaminas, incluso heroína.
Ella aprendió rápidamente y se le volvió una costumbre estar bajo el influjo de alguna droga. Un día José la convenció para que se quedara con él toda la noche y mientras ella dormía llamó a sus padres, les dijo con voz distorsionada que estaba secuestrada y que para volverla a ver con vida y completa debían pagar 500 mil pesos, les dio cita para el siguiente día y volvió a la cama con Hada.
Cuando ella despertó eran apenas las 8, la cita la había hecho para las 12, debía mantenerla a su lado más tiempo y enviar a alguien más a recoger el dinero. Todo salió bien, cuando Hada llegó a su casa sus padres la abrazaron como si hubiera nacido de nuevo y ella no dijo nada aunque tampoco entendía. Años después José se lo confesaría.
Cuando supo que estaba embarazada se fue de su casa, trató de vivir con José pero pensó en que era casi imposible que el niño naciera porque José la golpeaba continuamente.
Buscó un albergue para mujeres embarazadas y aprendió a hacer manualidades, se desintoxicó y después de tener a su bebé buscó trabajo y un lugar para vivir. Los primeros años de su vida fueron maravillosos, el niño era tan independiente, compartido, cariñoso, la tomaba de la cara, la miraba de frente y le besaba todo el rostro.
Ahí era cuando Hada decía que valía la pena haber tenido a su hijo, porque en algún momento de su vida pasó por su mente no tenerlo. Ella era feliz, ya se los había llevado a los abuelos y quedaron encantados.
Vivía sola, no había hombre en la casa que no fuera el bebé, su voluntad era ley. Fue hasta que Luis cumplió los 10 años cuando su padre, José, encontró a Hada en la calle después de llevarlo al Colegio. Supo entonces que era su hijo, que ella se lo había quitado y que tenía que pagarlo.
Ese día por la tarde José fue a recoger al niño. Le contó que era su padre y le explicó que su madre había querido separarlos, que nunca lo dejó verlo y que ella buscaba hacerle daño, epro que él no lo permitiría. Platicaron largo y tendido y ello bastó para que Luis dejara de creer en su madre.
Con su papá comenzó a hacer negocios desde entonces, José le daba paquetitos de churros y Luis los vendía en la escuela, era lo que más le pedían. Algunos de sus compañeros, los que ya la habían probado, le pedían coca o algunas anfetas.
Luis llegaba cada semana con unas pastas distintas, un día la Donald, otro día la Bambi, al siguiente la Mazinger Z. él aprendió a hacer sus propias mezclas con su papá, quitaba componentes, ponía otros y hacía sus propios inventos. Pronto tuvo el reconocimiento de todos los chavales del barrio.
Desde aquella vez las cosas con Hada cambiaron. Él nunca le dijo que había visto a su padre, tampoco que hacía negocios con él, pero su actitud hacia ella cambió. Cualquier cosa que ella le decía él la refutaba a gritos. Al principio ella pensó que era la adolescencia, pero después pensó que seguramente serían las amistades con las que se juntaba. Él le prohibió entrar a su cuarto o lavarle su ropa si no le daba la indicación, pero la comida era obligatoria. Le pedía dinero por órdenes de José y por supuesto dejó de ver a los abuelos.
Un día ella le encontró unas pastillas y supo perfectamente lo que eran. Lo esperó por la noche y le preguntó de dónde las había sacado. El respondió a gritos que a ella no le interesaba y cuando Hada insistió este le profirió un par de cachetadas para que no hablase más.
Y ahí estaba Hada, viéndose en el agua de la pileta de la casa y tocándose los labios para quitarse la sangre. No sabía a ciencia cierta lo que pasaba con su hijo pero ya lo intuía, presentía que había sido José quien se lo había arrebatao de los brazos y que en poco tiempo Luis también se convertiría en un secuestrador y asesino, como su padre. No tenía como comprobarlo pero el amor de madre le hacía presentirlo.
Sabía que era su hijo, y que debía de amarlo, se dijo que no podía entregarlo a la policía y entonces Hada decidió irse. Desde entonces, hace 12 años, no sabe de él.
Un día se subió en un micro a asaltar, amenazó a todos y cuando la vio sólo acertó a decirles a sus compañeros que a ella no porque era su jefa. De ahí en fuera, Hada vivió siempre diciendo que su hijo había muerto y rezando cada noche a la Virgen del Cobre para que no le pasara nada.

viernes, septiembre 04, 2009

Mi encuentro conmigo

Su nombre era Abril. Tenía labios delgados y rojos, ojos café con un encanto secreto e indescifrable, tez apiñonada y cabello negro. Tenía una figura delgada y solía ser camaleónica, un día podía vestir formal, al otro de hippie, al siguiente de tibetana y después de árabe, todo le quedaba bien.
Su trabajo era mirar, contar a la gente lo que había, lo que pasaba, con imágenes. Tenía un trabajo que le permitía sobrevivir y un hobbie que le daba oxígeno para existir.
Un día, agotada del trabajo, volvió a casa temprano. Vivía sola y modestamente en un departamento en la colonia Del Valle. Abrió la puerta del sexto piso, colgó las llaves, dejo el equipo en el sillón y se dispuso a recostarse un rato.
Lo hizo, pero sintió la necesidad de darse una ducha, el día había estado fatal, tuvo cuatro órdenes de trabajo en puntos extremos y dos de ellos habían sido conferencias, monitos detrás de un escritorio.
El último evento la había dejado cautivada. La lectura de un fragmento de una obra erótica, ufff. Los chicos no leían muy bien y tampoco lo dramatizaban tan bien como se esperaba, pero la obra era bellísima. Trato de buscar la imagen, la buscó en las escaleras, tras una copa, después del vino, tras el libreto...
Encontró la imagen perfecta cuando las dos mujeres se abrazaron, cuando se acariciaban como si la una fuera la persona más preciada para la otra, como si fuera de ellas mismas no hubiera nada más en el mundo. Después, un beso, un beso en los labios de cereza, un beso sutil y deseable.
La imagen salió, pero ella quedó perturbada. Se bañó con agua caliente, se puso la toalla y salió del cuarto de baño. Iba a ponerse la pijama cuando la toalla se le cayó y quedó al desnudo frente a su espejo. De pronto recordó aquella imagen de las chicas y se miró como si la otra, su gemela idéntica, fuera a ser su cómplice para recrear esa escena.
Se miró al espejo de frente, de espaldas, de costado. Se miraba y con sus manos iba recorriendo su cuerpo. Empezó por un masaje en los hombros y siguió con una secuencia de caricias que jamás había sentido de sí misma. Parecía embelesada por esa imagen que era ella misma, se acariciaba los senos, el estómago, la cintura, el vientre, el corazón, los riñones, se tocaba los brazos y recorría con sus manos las piernas.
Se sabía sola en su casa, se sabía sola en la vida y sola por convicción no por falta de voluntarios. Ahora entendía porqué mientras tocaba su sexo y acariciaba ese pequeñísimo botón de encendido incrustado en la parte superior. Ahora entendía que se veía tan hermosa como nunca se había visto, comprendía que no necesitaba de nadie para reconocerse hermosa y sabía que todo lo que quisiera y necesitara estaba dentro de ella misma, el conocimiento de miles de años estaba en ella misma y en nadie más, sólo era cuestión de ir recordando.
Ese día se aprendió tan hermosa que desde entonces decidió no compartirse con nadie más...

lunes, agosto 24, 2009

Hay mujeres locas, mujeres incomprensibles, mujeres frías, mujeres egoístas, mujeres que matan por amor y mujeres que mueren por amor. Natalia es simplemente una mujer que conoció a un hombre y se enamoró. Un hombre mucho mayor que también se enamoró de ella.
Fue un romance corto, breve y sencillo, no duró más por tonterías, por egoísmos y porque, finalmente, él encontró a alguien que lo ayudó a sacar lo mejor de sí y a amar, lo enseñó a ver la perfección dentro de lo desaliñado, lo enseñó a compartir el tiempo y no a gastarlo.
Natalia no entendió, lloró, llamaba, escribía y a veces tenía respuesta, a veces sabía que la falta de respuesta era desesperación, hastío, cansancio y ganas de no saber nada de ella. Pasó el tiempo, dejaron de hablarse y de verse aunque trabajaran en la misma oficina.
Un día, después de mucho tiempo, ella pudo mirarlo a los ojos y besarlo con la mirada, acariciarlo con un suspiro y decirle sin palabras que le amaba y que lo único que quería era su felicidad.
Él le respondió, sin siquiera abrir la boca, que se iba a casar con una mujer a la que ama, con la que puede pasar todo el tiempo del mundo y que para él era perfecta.
Ella soltó una lagrima y se fue, perfeccionó su técnica de mujer témpano; él se casó y fue feliz y ella sonrió cuando lo vio saliendo de la iglesia con la novia tomada del brazo.
La vida es una caja de curiosidades, a algunos les toca ser hilo, a otros les toca ser aguja y a otros más ser simplemente el cojín en el que se entierran las agujas.

domingo, agosto 23, 2009

El niño con la pijama de rayas...

Sin palabras...

sábado, agosto 22, 2009

¿¿¿Para qué un huachinango???

Rossana en realidad ya es una joven, pero sigue andando con el temor de una adolescente. A lo lejos se le ve tímida, escurridiza, con un disfraz puesto todo el tiempo y desconfiada de sí misma.
Está herida y de manera inconsciente tiene en su mente esa historia de aceptación social, los estereotipos que desde niños nos cuentan y una cueva en la que se refugia con sólo un viso de luz.
Busca un cómplice, para hacer travesuras, para viajar, para reir, para hablar del paso de los días, de la escuela o del trabajo. Lamentablemente quienes han llegado no encajan en el rompecabezas. A veces parece que sí y justo en el último momento resulta que tiene una curvita de más.
Pero ello no significa que el rompecabezas esté incompleto. Hoy se casaron Juana y Alfonso, ya habían encontrado la pieza de su rompecabezas, ya le habían añadido dos más, una Fátima y un Alfonso, sólo quisieron ponerle un poco de pegamento a las piezas aunque eso no garantice que si se inunda la casa las piezas puedan seguir pegadas.
Pero su rompecabezas sigue abierto, un buen rompecabezas nunca se cierra porque uno va acercando las piezas que lo complementan. A veces la pieza que falta es el trabajo, a veces es un buen amigo, a veces esa pieza es uno mismo en solead y en plenitud con esa decisión, a veces puede ser un hombre o una mujer, pero las piezas no son iguales para ninguno de nosotros.
Rossana podría encontrar su complemento en todo el mar de piezas, puede que no, puede tomar una que más se asemeje a lo que busca o puede crear una pieza propia. Con el tiempo tomará decisiones, sumará piezas, restará preocupación y sufrimiento, añadirá un poco de exigencia y se dará cuenta que nunca es suficiente.
Pero también se dará cuenta de que su rompecabezas nunca está incompleto, tiene la ficha más importante, que es ella misma y sí, cuando se tienen pocas fichas es común voltear a otro lado y preguntar ¿Por qué yo no tengo esas piezas?, entra la nostalgia y la tristeza, regresan los muertos indeseables y en el mejor de los casos tendrá la fortaleza de enterrarlos de nuevo y dejarlos callados, como siempre debieron estar. En ese caso es mejor estar sola, Rossana se dará cuenta y después, un día alguien la leerá, se volverá su seguidor, le escribirá porque se identificó con ella y ella buscará contarle que también pasó por la misma historia y que, aunque no lo crea, eso también pasará.
Mientras tanto, le dirá: disfruta tu dolor, tu sufrimiento, tus alegrías y esa sonrisa magistral, degústalo sin preocupación, cierra los ojos, imagínate en la playa, sentada en la arena, abres los ojos y ves el mar, ves esa inmensidad que es el mar y te das cuenta que no necesitas pescar forzosamente un huachinango cuando hay otros ocho mil peces bajo del mar...

jueves, agosto 20, 2009

Es tan absurdo no saber lo que se quiere...

miércoles, agosto 19, 2009

Fui felizmente fea, forrada, falaz, falsa, finura, fabulosa frickie, feminista, fácil, fantástica, famosa, feroz, flamante, flotante, fluorescente, furiosa, familiar, frustrada, fiel, firme, fría, fumadora, finalista, formadora, fodonga, festiva, floja, fastidiosa, femenina, flexible, fluida, furtiva, fanfarrona, fecunda, figurativa, filosófica, fundadora, fabricante, flagelante, fornicadora, fotogénica, fervorosa, frenética, fraterna... y también he estado en el fondo....

viernes, agosto 14, 2009

Bellisimo

Mirar alrededor y estar rodeado por mar, por la inmensidad del mar, sin tener nada más que la mente en blanco, el corazón palpitante y la mirada fija en la red en espera de que algún buen pez haya caído.
Apenas comenzaba a asomarse el sol y todos habían salido a buscar suerte, a recoger las redes que un día antes tiraron con la esperanza de que saliera algo más que un pecesillo pa las gaviotas.
Para entrar de la laguna al mar abierto deben aguardar el momento exacto, esperar la ola precisa después de la cuál pueden entrar y de momento pas, el mismo hueco en el estómago que cuando el coche cruza abruptamente viaducto, sólo que esta vez es una lancha que se inserta en mar abierto.
-Agarrense bien, después de esta entramos- dice Andrés,el conductor mientras las visitantes, todas mujeres, aún no comprenden a lo que se refiere
-De esa agárrate para salir, de ahí jálate- le dice el general a Andrés
Así es en la vida, a veces hay que dejar pasar las olas y de ellas agarrarse para entrar a mar abierto, donde permea la tranquilidad a menos de que se avecine huracán, maremoto, tsunami o algo similar.
Cada lancha tiene por lo menos tres pescadores, ellos no saben lo que son los zapatos, creen fervientemente en eso de que la vida se siente con los pies y al llegar a donde estaba la red empieza la esperanza.
Algunos preparan el toque para hacer más liviano el tra
Quitan las anclas primero, jalan los metros de cuerda hasta que comienza a salir la red. Algunos tienen suerte y en poco tiempo y con una red de unos 300 metros agarran hasta 20 huachinangos, otros lanzan las 800 pero sólo salen 3, un atún, cuatro peces chicos y una tortuga que murió y quedó atorada en la red.
La lancha de visitantes pasea frente a una y otra lancha de pescadores y el general va divulgando la buena suerte y el esfuerzo de quienes han logrado los 20 huachinangos.
- Ya salió- pregunta a cada llegada
- Pos ahí va, no ha salido mucho, está medio flojo- contesta uno de los pescadores
- Ese de allá - y señala el horizonte con dirección al afortunado- ya sacó como 80 kilos de pescado, puro huachinango- dice el general
Y es que, en efecto, las buenas nuevas hay que anunciarlas a todos, hay que correr la voz de dónde ha salido la suerte, dónde se ha dado este día, porque para mañana todo será diferente.
Al final no han podido encontrar nada mejor que dos tortugas haciendo el amor en medio de la tranquilidad del mar, esa alberca de papel celofán que guarda tantos y tan inmensos misterios... bellisimo

pd. tenía 21 años uando conocí el mar por primera vez de manera racional y desde entonces no puedo dejar de admirarlo y de temerle...

martes, julio 14, 2009

Susana no sabía porque la imagen de Jorge no podía desaparecer de su mente. Las cosas habían quedado muy claras sin una sola palabra, ella estaba en el proceso en el que la mujer intenta que la relación, la situación le sea indiferente, pero de pronto, por alguna extraña razón, volvía a su mente.
Dijo que la culpa la tenía su viejo celular, del que quiso sacar un teléfono y se encontró con sus mensajes, con sus besos de lejos, con aquel mensaje que decía que era un pendejo por haberla dejado ir, aquel que decía que era imposible dejar de quererla, cuando le preguntó si tenía visa, cuando le dijo que era la encarnación del deseo. Todas mentiras escritas por un mentiroso, por un niño de primaria que no sabía enfrentar las cosas, por un hombre que prefería evadir sus problemas, por un amante confundido, por un ser humano capaz de herir y vulnerable a ser herido.
Después de leer esos mensajes, sin embargo, Susana quiso llamarle, pero también encontró ese mensaje que preguntaba en forma de reclamo porque escribía a deshoras y porqué preguntaba lo que había hecho.
Le dolía tanto no poder llamarle ni escribirle que decidió hacer un pacto consigo misma, se dijo que no volvería ni siquiera a pensarlo si no lo hacía él primero, se sentía como ignorada y no quería volver a sentirse así.
Se acordó de aquella canción que decía "Toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos, de un rato, me llamas" y prometió también no reir cuando pensara en él, no sonreir al verlo de lejos y no mover ni siquiera los labios cuando lo viera volver, porque todos los gatos vuelven y él también volvería...

lunes, julio 06, 2009

Pareciera que hubiésemos estado en campaña electoral. Tú perteneces a algún partido, uno no registrado quizá, que ha propuesto y firmado ante notario lo que cree. Ha llegado el tiempo de reflexión y entonces ya no puedes contarme tus propuestas, tus ideas, no puedes hablarme, ni verme, ni insinuarme nada. Ni aunque yo te pregunte, ni aunque tú lo quieras, ni aunque tus ojos quieran hablar de lo que no deben.
El problema es que no sé cuando será e día de la elección. Quizá pasemos toda la vida en tiempo de reflexión, no se si así lo marcan las normas de tu deseo, si tu pasión te ha prohibido de por vida verme y lo peor de lo peor es que ni siquiera por internet puedo checar tus propuestas para decidir si voto por ti o no, de malas pues...

domingo, junio 28, 2009

No oigo, no veo, no escucho ni miro, no sé nada de ti y no quiero saberlo, no sé leer y tampoco quiero aprender, no quiero creer porque sé que sólo estoy fantaseando con algo que no es...

jueves, junio 25, 2009

Todo en esta vida es posible y pasar del amor al odio es más sencillo que jugar con el resorte. Todo empieza con el odio más bien, el rencor, la inconformidad, el enojo... pero todo lleva a un lugar: la indiferencia. Triste porque no hay nada más doloroso que ello, feliz porque la misma gente lo busca. No quiero decir más, no lo vales...

jueves, junio 18, 2009

Cuando el amor no alcanza

Albeiro le ofreció todo su amor a Catalina, pero eso a ella no le alcanzaba para poder operarse las tetas. Esa es una escena de una novela, pero en la vida real esas cosas ocurren
Quizá no en la misma magnitud, pero ocurren. De pronto en una pareja, uno ofrece todo el amor que es posible y al otro no le alcanza, para la otra persona el amor no es suficiente para diversas cosas, para lograr sus metas profesionales, para comprarse el carro de sus sueños, para vivir en el reven todas las noches o por lo menos dos veces a la semana.
A veces el amor no alcanza para ir y volver a Pachuca o para ir al cine siquiera. Lo cierto es que por extraños estándares sociales a las mujeres nos colocan un chip que dice que debemos ser sumisas, obedientes, atender al esposo, mujeres fieles y sacrificadas.
El problema llega en realidad cuando la escuela te ayuda para que te quites ese chip. Entonces es cuando viene lo cabrón porque si lo que decía el chip no era cierto entonces hay que ser todo lo contrario.
De pronto te das cuenta de que ya casi te pareces a lo que dice el chip de los hombres y eso tampoco te agrada mucho. Hay que llegar a un punto medio, ni mucho amor ni nada de amor.
Pero a veces el simple amor tampoco es suficiente, tampoco alcanza con eso. ¿Qué más quieres si te amo? No quiero nada, respondería yo, el amor que me das es suficiente y me sobra, el amor que te doy te debe ser suficiente, pero no pienses que ese amor nos va a llevar al altar o que nos va a hacer conformarnos en una pareja.
Las nuevas generaciones ya no pensamos en aquella hechura de vida que se conformaba de tener una carrera, un buen trabajo y una familia. La realidad es que las nuevas generaciones ni siquiera sabemos lo que queremos, no vemos a futuro porque no hay mucho que ver, no vemos a presente porque lo que vemos está podrido y por más que intentemos no lo podemos cambiar, preferimos ver para dentro, para nosotros mismos y con base en ello definir poco a poco lo que va ocurriendo en nuestra vida.
Lo que hay que aclarar, en este caso, es que cuando uno ve para dentro el amor tampoco alcanza...

viernes, junio 12, 2009

Joel Diana Pepe


Unos se van y otros regresan, eso pensaba Diana cuando miró su correo. Joel había desaparecido de su vida como si se lo hubiera tragado la tierra, como cuando sales de algún lugar y ves que tu coche ya no está, como cuando quieres encontrar a alguien pero no tienes su número y nunca te dio su correo, así, un día ella se levanto y fue comos si jamás lo hubiera conocido. Nada había que pudiera comprobar que alguna vez se hubieran visto, eran cono dos desconocidos.
Un par de días después le llamó de nuevo Pepe, aquel novio que había tenido y que se casó. Le daba gusto, no podía negarlo, pero a la vez le sorprendía que volviera él precisamente, no entendía como de la nada, porque él también la había sacado de su vida, aparecía de nuevo y con nuevos bríos.
Diana estaba tan confundida, de pronto pensaba que si Joel y ella eran desconocidos podían volver a empezar, que quizá lo mejor era ver de nuevo a Pepe y platicar de todo lo que hacía rato que no platicaban, claro porque si Joel se había ido y lo único que quedaba era su imagen, pero Pepe cuando volvía era más extraño que la influenza porcina en México, ppero si ya no volvía a ver a Joel y a platicar con él para saber al menos lo que había ocurrido nunca estaría tranquila, pero con Pepe no podía estar tranquila porque dentro de todo con él siempre reflexionaba de la vida y de la razón de ser de cada individuo.
A las 5 de la mañana Diana ya estaba agotada de pensar, de hacerse telarañas en la cabeza, pero entendió una cosa: Las cosas serían como ella quisiera que fueran, si ella decía sí serían sí y se decía no serían no, no serían igual para los demás, pero sí para sí misma. Entonces se propuso cambiar esa frase de lo que quiere no es lo que desea para coordinar ambos y que lo que quisiera fuera lo que deseara, lo que necesitaba para lograrlo era buscar en ella misma.
Entonces decidió dejar en su memoria sólo los mejores momentos con Joel y los mejores momentos con Pepe, a Joel no lo volvió a buscar, se lo encontró mucho tiempo después ya casado y con hijos. A Pepe le enseñó que cuando uno se compromete no lo hace hipócritamente ni de dientes para afuera y después también conoció a sus hijos.
Joel se fue con el aire y Pepe se fue con el agua, así Diana, que era fuego, pudo vivir en paz sin que ninguno de los dos pudiera perturbarla.

miércoles, junio 10, 2009

Ahhh pero que buena rola

martes, junio 09, 2009

Pilar

Pilar es una mujer rubia, menudita, hartante a más no poder pero atractiva como ella sola. Dicen algunos, y dan salud, que es la mujer encarnación del deseo.
Todos los días a la media noche se desnuda con unas manos que no son las suyas, a puerta cerrada en su cuarto y a solas se quita la ropa, pieza por pieza, se quita anillos, collares, aretes, y se queda completamente desnuda.
Antes de meterse a la cama apaga las luces, se pone de rodillas en un tapete frente al espejo, enciende un par de velas rojas, se mira fijamente y comienza a recorrer, con esas mismas manos que las desnudaron, cada centímetro de su piel.
En su mente no hay ningún rostro, ningún nombre, cuando de pronto cierra los ojos lo único que ve es su cuerpo desnudo y su piel tersa. No es sino hasta que termina de tocar el último pedazo de piel que respira profundo, esboza unos tarareos y se recuesta en la alfombra para volver en sí, para volver a ese plano real en el que debe descansar.
Al poco rato abre los ojos, apaga las velas y se recuesta en la cama, se pone un camisón y se cubre con una sábana.
En realidad nadie la conoce, algunos rumoran, otros creen haberla visto en sueños y otros la confunden. Quienes han sentido un sólo milímetro de su piel saben que nunca puede olvidarse, quienes han probado sus labios buscan después ese sabor a imposible que ella deja en la boca, quienes han visto sus ojos se han vuelto locos al pensar que ella los amaba y quienes han hecho el amor con ella pasan la vida pensando en ese instante, añorándolo, deseando que se vuelva a repetir una vez más.
Pero ninguno de ellos sabe quién es Pilar, ninguno entiende su sentir, ninguno comprende porqué se escurre como el agua, ninguno logra superar su rechazo o su indiferencia cuando le hacen algo, ninguno ha podido revelar el secreto de su vida, de su encanto, de su misterio.
Menuda mujer pantera que se ha propuesto cazar a sus víctimas, eso es Pilar, tiene la agilidad de la pantera, el ardor del diablo y el cuerpo de mujer, vaya combinación...

sábado, junio 06, 2009

Ella lloró y lloró, abrazaba esa pequeña caja como quien abraza a alguien que no quiere perder, sus lágrimas recorrían toda su cara y en medio de todos lo entregó, pidió que lo cuidaran mucho y que se lo llevaran ya.
Él lo tomó como quien toma entre sus brazos lo más sagrado de este mundo, como quien mira en lo ahora pequeño los grandes recuerdos de la infancia, como quien espera con paciencia para recibir con amor acumulado.
Ahí, en una pequeña cajita de madera estaban los años de historia, los juegos de niño, los arranques de adolescente, el recuerdo de las dos familias, el amor de quienes le dieron hijos, la admiración de sus hijos, y también, porqué no, los huesos del abuelo en la cajuela.
Ja, a veces la vida es tan injusta con uno porque se lleva lo que más queremos, pero tan justa con otros porque para de tajo sufrimientos y angustias. No lo conocí, no sé quién era pero sé quienes lo amaban, los vi llorar por él, los vi hablarle a sus cenizas, ponerle una ofrenda de coca y cigarro, darle su última mirada y mil lágrimas que aún van a llorar.
En el coche, de regreso, no íbamos tres, íbamos cuatro, platicando amenamente, conociéndonos, recordando viejos tiempos y regañando al enfermo que ni las medicinas había comprado pero ya se había echado un vaso de coca.
No es la primera vez que comparto algo importante contigo y sabes que antes que cualquier cosa soy tu amiga, que si necesitas llorar sólo tienes que llamarme, lo mismo que si quieres empedarte, ja, pero nada une más a los amigos que los momentos en los que las lágrimas se dan a la fuga y se escapan de los custodios de los ojos, los momentos en los que uno puede abrazar a otra persona, mirarla a los ojos y decirle te quiero mucho, tal y como yo te quiero abrazar a ti para que sepas que pase lo que pase estoy contigo.
Te quiero!

viernes, junio 05, 2009

Bambi

Apenas había pasado un segundo de que Rogelio había cruzado la mirada con Lula y ella, que llevaba platos de carne, consomés y agua de horchata en la mano, ya tenía las patitas como Bambi.
Llegó a dejar el pedido temblando, con la cara pálida, las lágrimas tratando de asomarse y la respiración agitada. No podía evitarlo, ella estaba loca por él, pero él nunca le había hecho caso. Quizá eso de que llevara y trajera comida nunca había llamado su atención, quizá era simplemente que no había química que hiciera que él volteara a verla o quizá él ya era casado. Ella no sabía nada de él.
Lo veía todos los días y con religioso cuidado preparaba su comida, cuando le dejaba los platos lo miraba de frente pero él nunca se percataba de ello.Al servirle el agua casi se le caía de lo nerviosa que estaba y la peor parte era el postre, eso indicaba que estaba a unos minutos de irse.
El corazón se le iba cada vez que él desaparecía por esa puerta y entonces comenzaba la cuenta regresiva para que él volviera. Para él ella era una más dentro del establecimiento, alguien que simplemente debía servirle de comer. Por eso ella llegó con patitas de Bambi cuando él cruzo su mirada con la de ella.
Era tan feliz por eso pero tan infeliz porque realmente aquello fue sólo un error... Un día ella se tuvo que ir temprano, espero a que llegara y le sirvió, en cuanto terminó dejó sus cosas y salió corriendo para el hospital donde estaba su sobrino. Justo cuando tenía el primer paso fuera de su lugar de trabajo lo topó a un lado. Él fumaba un cigarro para la digestión, ella se acomodaba la blusa que, dicho sea de paso, dejaba ver una parte de su espalda.
Eso fue lo que llamó su atención, su espalda. La había visto tantas veces metida en esa cocina y de pronto, fuera, ella parecía ser otra persona, más interesante, más atrevida, más coqueta, con más confianza. Él trato de hacerle la plática aunque fuera un instante "Saliendo temprano hoy?" le dijo. Ella asintió con la cabeza, se dejó llevar por las prisas y le dijo adiós.
Al día siguiente él volvió a ir a comer, ella llevaba la esperanza de que de nuevo quisiera hacerle la plática, pero ya uniformada él no le encontró sentido, no la vio con la atracción que había sentido un día antes y de nuevo evitó mirarla. Entonces se hizo valido aquello de que aunque la mona se vista de seda mona se queda.

miércoles, mayo 27, 2009

Se fue

Mariana, ese nombre retumbaba en el oído de Martín aunque él había hecho todo lo posible para sacarla de su vida. No recordaba cuándo había sido la última vez que se habían saludado amigablemente y habían cruzado miradas llenas de besos el uno por el otro, pero ahora la situación era diferente.
Ella era contadora... de números, era fría y articulaba cifras y montos de deuda. Él era contador... de historias, tenía tanta imaginación, tanta labia que no había quien no le creyera cuando decía algo.
No coincidían, hablaban lenguajes diferentes aunque se dedicaban a lo mismo, contar. Uno le hacía daño a la otra con esos cuentos que nunca llegaban a ser realidad y la otra dañaba al uno con sus redondeos y exactitudes de centavos.
Se separaron, en realidad no duraron mucho juntos, sabían que eran el uno para el otro pero no embonaban, algo les hacía falta. Se frecuentaron como buenos amigos y cada vez que se veían añoraban aquella relación imperfecta que nunca supieron descifrar.
Pasó el tiempo y un día, sin motivo ni razón aparente, Martín sacó de su vida a Mariana. Ella no entendió, creyó que él volvería a escribirle o a llamarle en cuanto se le pasara el berrinche. Después de un par de semanas sin saber nada de él pensó que quizá el quería rehacer su vida con alguien más y ese nuevo amor quizá le hubiera pedido que la sacara de su vida por completo. Pero pasó el tiempo, él no le hablaba y tampoco respondía sus llamadas, mensajes o avisos telepáticos.
Un día se encontraron de frente de camino a casa, ella creyó que él la saludaría, después de todo iba sólo, pero él evitó contacto visual con ella. Al siguiente día ella lo esperó para preguntarle qué ocurría y entonces se dio cuenta, por su mirada, de que él no quería nada más con ella en esta vida.
No fue una mirada de desprecio, aunque Mariana lo hubiera preferido. Fue un reojo como el que se le echa a la cuenta del pan, como la mirada que lanza un ciudadano a una manta de propaganda electoral, como la última vista que echa un sicario cuando está a punto de consumar su crimen. No, ni siquiera fue así, sólo fue una mirada de indiferencia.
Ella llegó a casa pero en el camino imaginó que se encontraban en un restaurante por casualidad y decidían hablar, creyó que con la plática se decían las verdades que tenían que mantener siempre ocultas y después ninguno podía resistirse y se besaban.
Cuando abrió la puerta del departamento tenía una sonrisa en el rostro, pero bastó con que mirara la sala, la mesa, la cocina, la cama para que se diera cuenta de que él realmente se había ido y de manera definitiva de su vida, pero también de su corazón...

sábado, mayo 23, 2009



Hace unos años un chico soñador y con hambre de cambiar el mundo cantaba estas canciones casi en mi oído. Pasó el tiempo, se acabó la relación pero la canción sigue retumbando en mi mente. Quizá porque en todos estos años he aprendido tantos lenguajes no escritos, no hablados, he dicho tantas cosas con gestos, con risas, con miradas, con sonidos, incluso con caricias. Yo tengo un lenguaje, lo que no sé es si alguien sabe interpretarlo de la manera correcta.

miércoles, mayo 20, 2009

Cuando Guadalupe escuchó Cielo Rojo y vio cómo lloraba Rocío por la partida de Daniel se dio cuenta que hacía mucho ella no sentía un amor así. Si ella cantaba esa o cualquier otra canción de desamor era como si estuviera lavando la ropa o cocinando, no pensaba en nadie porque recientemente nadie la había desilusionado, nadie la había hecho sufrir y ella tenía el control de sus emociones, como lo quería.
Caminaba por la calle y vio a una pareja deshacerse en abrazos y besos, otros peleando y unos más entrando a un hotel, cada vez que esas imágenes pasaban frente a sus ojos volteaba a mirarse sola. Pensaba que estaba mejor por una parte, pero también creía necesario volver a amar como al principio, volver a sentir que la vida se te va con alguien o mirar la luna y escribirle a él que esa luna debe verlos juntos.
En qué momento ocurrió? se preguntaba Lupita mientras caminaba bajo la lluvia, como solía hacerlo cuando adolescente, pero no pudo encontrar una respuesta, no supo si fue cuando comenzó a trabajar, cuando terminó con su último novio o cuando sentó las bases para salir con su amigo y le dijo claramente que ella no buscaba un novio.
Un novio? para qué?, pensaba, para que me llame por las noches y en las mañanas y me pregunte dónde estoy y que haré en el día? para qué? no le encontraba sentido a la estabilidad de un noviazgo.
Quizá la falta de desilusiones lleva a las personas a dejar de sentir importancia por esas cosas, detalles pequeños pero que cuando uno esta realmente enamorado parecen grandes obsequios.
Lupita era feliz, finalmente ya no tenía desamores, lo único malo es que tampoco pudo volver a enamorarse...

miércoles, abril 08, 2009

No más

Hoy entendí a cabalidad aquello que mi madre repetía cuando llegaba de madrugada, ese "me tienes con el Jesús en la boca" y todas las cosas que de manera inmediata le seguían, ese coraje por haberla hecho esperar aunque yo no se lo pidiera e incluso los golpes que alguna vez me propinó en los brazos porque yo nada más la vía como si fuera bicho raro.
Nunca había comprendido por qué ella no se daba cuenta de que era mi vida y de que yo tomaba mis decisiones, en una ocasión creo que hasta burla le hice cuando me dijo que ella no podía dormirse tranquila si sus hijos no estaban acostados en sus camas.
Y es que hoy me doy cuenta de que mi madre es un monumento, un ejemplo, una fortaleza invencible. Como todos, no es perfecta, pero yo no podría soportar una vez más la aungustia que ella ha vivido con todos sus hijos.
Desde mi hermano el mayor hasta la chiquita. Ahora que ella ha partido de casa me toca a mí ser responsable de mis hermanos menores. Uno de ellos se fue a una fiesta, sólo me mandó un mensaje y después perdí toda comunicación.
Por supuesto lo que me dijo después es una mentira que ni siquiera vale la pena, pero es angustia, esa impotencia, ese insomnio que se siente por no haber escuchado a la persona que es tu responsabilidad (en este caso mía pero en el caso de ella sus hijos), de no saber nada de cómo está porque ya no contesta ni mensajes, de no tener ni la más mínima idea de dónde está porque se fue con unos amigos y de ni siquiera tener el número de alguno de los pinches tristes amigos, es una de las penas más grandes que en mi vida he sentido.
Pensar si estará bien, si voy por él, pero dónde lo busco, le llamo a un amigo, pero no tengo sus números, que tal si le pasó algo, si se emborrachó y se sale mala copa, si le ocurre algo mientras está con los supuestos amigos, y si le volvió la alergia, si ya no trae dinero...
Aunque uno quiera rezar las desgracias las trae uno en la mente y no dejan que uno piense en nada más.
Un hijo nunca entiende eso hasta que es padre o hasta que le toca hacerse responsable de otro ser al que se quiere tanto que se daría la vida por él.
Pero a veces uno tiene que ser claro. Cuando uno comienza a salir del cascaron pregunta, a los 18 sigue haciéndolo y a los 21 yo aún lo hacía, puedo, me dejas, pero como dice House, hace tres días preguntabas, hoy me informas, no puedo responder que no a algo que no es una pregunta...

jueves, abril 02, 2009

Brehom, el grande

Hace poco más de ocho años un niño que apenas comenzaba a ser joven se vistió de viejo explorador para salir en un festival escolar. En aquel entonces iba en tercer grado de secundaria.
Su novia, una niña más grande en grados escolares y que nació dos años antes que él, lo miró fijamente a lo lejos. No llevaban ni un mes juntos, él decía que amaba el teatro y ella al verlo así, disfrazado, sólo acertó a preguntarse ¿Qué hago con él si es un niño?
Ni tan niño, ni tan adulto. Se conocieron en la iglesia. Un día, mientras él pagaba una apuesta con pizza y ella ayudaba a arreglar la mesa para cuando llegaran las visitas, él le pidió que fueran a la tienda, cuando regresaron el le dijo que le daría una sorpresa antes de subir al departamento, ella aceptó y siguió sus instrucciones, cerró los ojos y entonces ocurrió: por primera vez en toda su vida alguien la había besado. Al abrir los ojos un papelito estaba en su mano ¿Quieres ser mi novia? citaba la extensa misiva entregada en propia mano mientras sus labios comenzaban a conocer otra realidad.
Ella asintió y después todos se enteraron, todos querían verlos juntos, ver que se besaran y que fueran cursis. Un mes y medio después de haber empezado, de que él dijera que la amaba, de que ella comprara pulseras iguales, de que ambos comenzaran a pensarse todo el tiempo, decidieron terminar. Él lo pidió, quería tiempo y ella, que en algún libro lo había leído, le dijo que su tiempo era la eternidad.
Pasaron mil cosas y ambos dejaron de ir a la iglesia. Se dieron cuenta de que las clases de catecismo, las platicas para quinceañeras y el grupo juvenil no son más que mentiras disfrazadas de religión. Dejaron de verse tanto tiempo. A veces por la mente de ella pasaba él, quizá a veces, por la mente de él pasaba ella y un día se volvieron a ver. Intercambiaron teléfonos, mails, pero nunca se hablaron, hasta que un hermano de ella le dijo que lo había visto y por las redes sociales virtuales se encontraron de nuevo.
Tampoco se hablaban, hasta que un día se toparon en una fiesta donde ella conocía a pocos y él iba acompañado. De manera fugaz ella saludó efusivamente, le daba gusto verlo de nuevo después de tanto tiempo, él a cambio saludó y le presentó a su novia. Acto seguido le contó que estaban presentando unas obras y que habían hecho ya un libro con textos de él y de unos amigos.
Quedaron en mandarse invitación o algo así y se dijeron adiós. Él mandó la invitación, ella no pudo ir a la primera presentación y él insistió para que fuera a la segunda, ella decidió ir. Invitó a una amiga pero ésta ni siquiera entró a la obra, sólo la acompañó al lugar.
De pronto, cuando se sentó para que iniciara la obra, volvió a su mente aquel niño disfrazado de viejo explorador y sonrió. Después apareció él, maquillado, desaliñado, como un vil bufón de circo después de su ardua jornada.
Comenzó un monólogo, aunque a su lado una chica de marcadas curvas aparecía esporádicamente. La historia hablaba de tantas cosas y de ninguna a la vez. Por un momento se sintió como en el circo, total, el payaso ahí estaba, pero el discurso cambio.
Pasó de la comida al sexo, del sexo y las mujeres a las drogas, de las drogas a la guerra y de la guerra a la televisión, la razón por la que todos somos lo que somos. Ella escuchó sin mascullar, sin hablar, sin hacer un sólo movimiento, pero viendo fijamente cada pasó rengo que él daba. Sintió a Brehom tan cercano que hasta pensó que se le había quedado mirando un par de veces. Su teléfono vibro por lo menos cuatro veces y a cada intento ella lo acallaba con un tono de ocupado.
Fue cuando tocó el tema de la televisión cuando ella comenzó a entender lo que ocurría, ató cabos y cada palabra que él dijo comenzó a clavársele como pequeñas agujas.
Así develó el soplo de los sueños que ya no se sueñan y avisoró ese doble personaje que cada quien tiene en su propia mente, en su vida, ese debes hacer y ese quieres hacer.
A partir de ahí cada murmullo iba acumulando agua en sus ojos y al final soltó la lágrima mientras escuchaba de ese niño al que ella conoció de ese ahora adulto la frase "Sólo vivo si quiero vivir, de lo contrario sólo existo".
Justo ahí resumía su frustración. Ella quiso ser actriz alguna vez, lo intentó pero fracasó y no luchó, se dejó llevar por aquello de que estudiara una verdadera carrera y después hiciera lo que quisiera. Y ahí, frente a ella, pudo ver a un grande, a un hombre que luchó todo el tiempo, desde que era niño, por conseguir sus sueños, por ser un actor y más allá de eso, en todo el tiempo que no se vieron él creció tanto profesionalmente, artísticamente, espiritualmente, su niño, su niño había crecido. Esta vez, al mirarlo, ella sólo acertó a sentirse tan orgullosa de aquel que escribió y actuó su propia creación de manera magistral, que al abrazarlo no paró de decirle felicidades, como si fuera la primera vez que él actuara.
Y es que era la primera vez que ella lo veía, la primera y se quedó con un gran sabor de boca, la primera y reconoció que es un grande, la primera y la que la hizo estremecerse porque no pudo haber llegado Brehom en mejor momento a su vida.

miércoles, abril 01, 2009

Dentro de toda la mierda que hay en este mundo, a veces, uno se encuentra ángeles en su camino, gente que quiere sacarte del pozo en el que estas y que no pide absolutamente nada a cambio. Lo único malo es que llegan de sorpresa, sin imaginarlo, y de repente se esfuman. ¿Por qué perdí a mi ángel?

miércoles, febrero 25, 2009

El jardín

Rosa y José se conocieron por teléfono. Él trabajaba en una florería, el novio de Rosa le había querido dar una sorpresa el 14 de febrero y las había enviado a su trabajo. José tenía que asegurarse que se las entregarán, así que le llamó, le preguntó si las había recibido y le dijo que las habían dejado en recepción para que fuera por ellas.
Casi de manera inmediata se enamoró de su voz, esa noche soñó con ella, no la conocía pero la imaginó, la recreó, la nombro entre sueños aún cuando su esposa dormía a un lado.
Ella encontró algo de misterio en las dos llamadas que José le hizo sólo para verificar que las flores le hubieran llegado. A partir de ese día recibía cada día una flor distinta, todas magnificas y hermosas, una flor todos y cada uno de los días. Ella pensaba que su novio se los mandaba, hasta que un buen día José se armó de valor y le llamó para contarle que era él quien le había enviado todo un jardín sin que ella lo supiera.
Ella, sorprendida, no supo que decir en el momento, por eso quedaron de verse para platicar y tomar una cerveza. Ella fue con una amiga del trabajo, él hizo lo mismo. Apenas se vieron y supieron que no podrían olvidarse nunca.
Platicaron un poco, tomaron otro poco y después ella se fue. Le dio su número celular y así se mantuvieron en comunicación.
Él se separó, ella dejó a su novio. Fue cuando comenzaron a salir y su relación se volvió un tanto extraña. Ella tenía 20 años, él 40; ella era soltera ya, él era divorciado y con tres hijos; ella gustaba de whisky, él de ron; a ella le gustaba la noche, a él el día.
La primera vez que se besaron fue cerca de donde ella trabajaba, fue intenso, como era él, y escurridizo, como era ella. Para cuando hicieron el amor por primera vez los dos estaban más que perdidos en la mirada del otro. No podían dejar de verse, de hablarse, de pensarse, de sentirse.
Pero Rosa, como cualquier chica de su edad, un día aventó una piedra, le cayó a José y ella echó a correr. Huyó y él decidió alejarse también, quizá ambos por miedo a verse en una relación imposible, quizá porque ella había ocupado ese gran espacio que él veía en su cama y en su vida, quizá porque él había ocupado el corazón y el pensamiento de ella, quizá porque sabían que tarde o temprano vendría el juciio y una separación quizá más dolorosa.
Volvieron a escribirse pero nunca a verse, volvieron a hablarse pero nunca a verse, volvieron a enviarse flores y correos, pero nunca volvieron a verse. Cuando estuvieron juntos ambos iban con una masajista, una chica delgada, chaparrita, era amiga de ambos. José la conoció primero y después también se hizo amiga de Rosa.
Cuando se separaron siguieron frecuentándola, pero por separado.
Había veces que Rosa ya no quería ir verdaderamente, tenía que ir porque sus problemas de la espalda no le permitían trabajar bien y ella misma fue la que le dio terapia a su pierna cuando se fracturó por alcanzar un taxi.
Él también tenía que ir porque desde pequeño se había dislocado el brazo y no aguantaba una sola semana sin el masaje terapeútico.
Cada vez que comenzaba a desnudarse para el masaje Rosa pensaba que estaba en el mismo lugar donde José había estado, ocupaba el mismo espacio en diferente tiempo, pero ese era su lugar, su mundo mágico, ahí se reencontraban sin verse y Fátima, la masajista, era la encargada de mantener viva la relación, era ella misma quien tocaba a José que quien tocaba a Rosa, como si tomara la energía de uno, la guardara y la entregara al otro cuando llegara. Ella transportaba entre ellos la energía, el amor, el deseo y la nostalgia, era el único lugar donde podían estar y verse y sentirse aún sin que estuvieran.
Rosa dejó de ir cuando José se volvió a casar, dejó de hacerse ilusiones y también dejó de recibir flores.

jueves, febrero 19, 2009

Con alcohol, tabaco y desilusión en los labios René besó a Irene. Ella sabía que no debía haberlo permitido pero no supo decir no y después vino lo que se temía.
-La verdad es que no he dejado de pensar en ti- advirtió René
-No hagas eso, es malo- replicó Irene
-Por qué es malo?
-Porque yo soy como el agua
-Cómo? corroes
-No, en el último instante me escurro...
Y acto seguido Irene desapareció en un taxi, él la miraba sonriente después de haberle insistido en que la llevaba a casa. Ella se apresuró a irse, después de haber rechazado más de 10 veces el aventón y de haberle explicado que ir en el coche no es pasar tiempo juntos.
Lo cierto es que sus rumbos eran distintos, no sólo la ruta a casa, también el camino de sus vidas, por eso ella lo dejó ahí, con una sonrisa, porque el agua siempre hace felices a las personas, pero nunca puede quedarse con ellas.

domingo, febrero 15, 2009

La lección de Lola

Hay quienes piensan que con quien chupan es su amigo, otros que creen que aquel con el que van a todas las fiestas es la mejor persona que ha llegado a su vida y los menos entienden que, como decían las abuelas, los amigos se cuentan con los de dos de una sola mano.
A un día de haberse festejado el día del amor y la amistad (en el que los novios se miran como pareja cogiendo en busca de un orgasmo), Lola recibió una de las mejores lecciones sobre la amistad.
Ella conoció a Inés desde que iban en la prepa, bueno, en realidad desde la secundaria pero se caían muy mal. Cuando pasaron a la preparatoria fue cuando no tuvieron de otra más que soportarse y sin quererlo y sin darse cuenta, se empezaron a hacer amigas.
Casi todo les pasaba al mismo tiempo, desde su primera vez hasta las grandes decepciones amorosas, su interés por el teatro, la danza, la literatura. Eran uña y mugre hasta que empezaron la universidad y cada quien se fue por su lado. Se frecuentaban pero no con la intensidad que en la prepa. Siempre se decían, la una a la otra, que contaba con ella. No lo decían de dientes para afuera, pero tampoco estaban realmente conscientes de lo que ello implicaba.
Cuando Lola quedó embarazada y el fulano no le quiso hacer el fuerte con la decisión de interrumpir el embarazo, fue Inés la que la acompañó al hospital, la que estuvo con ella todo el tiempo, la que la vio casi desvanecerse y llorar amargamente porque quería y no quería tener a su niño, porque no estaba en sus planes de vida aún. Inés lloró con ella, la acompañó en su dolor, la entendió, le dijo antes los pros y los contras, respetó su decisión y estuvo con ella sin juzgarla, sin presionar.
Después a Lola le tocó estar con Inés cuando murió su papá, justo cuando soltó su último suspiro, la abrazó, estuvo con ella por la noche, comieron, se abrazaron mil ocho mil veces y después se tuvo que ir.
Desde la prepa compartieron muchas cosas, novios no, películas, libros, ropa, iban a fiestas, se tomaron su primera chela juntas, iban a obras de teatro, festejaban sus cumpleaños, se cuidaban cuando la otra estaba medio muriéndose y el 15 de febrero, por primera vez desde que se conocían, oraron juntas. Rezaron el rosario del papá de Inés, en su casa, con sus cenizas, con su foto. Iban rezando y aunque no pareciera las dos iban recordando diferentes momentos de su papá, porque ya se sienten como hermanas. Les parecía increíble que se hubiera ido tan rápido, que un mal lo hubiera consumido en sólo 11 semanas, al contrario de un bebé que se va desarrollando y creciendo.
Oraron a solas, oraron las dos, repitieron cual mantras el padre nuestro y el ave maría, se miraron a los ojos sin decir nada y sin decirse nada comprendieron que aunque una esté en el hoyo, la otra siempre va a hacer lo posible por sacarla lo menos dañada posible.

miércoles, enero 21, 2009

Explicarle al viento

Hoy ya no quiero explicarle al viento quién soy y porqué hago lo que hago, no quiero escribirle a la nada o a alguien sin saber si lo lee o no, quiero dejar de escribir para otros y hacerlo para mí, por mí.
Antes de hacer lo que debo hacer quisiera apuntar dos cosas como las casi únicas enseñanzas del último evento que cubrí. La primera fue la imagen de un niño, blanco, con una amplia sonrisa y un carisma especial, sentado de cuclillas, escondido con su familia, escuchando a los aviones pasar sobre sus cabezas y viendo como esos aviones arrojaban bombas. Un niño que, en su momento más grande de desesperanza sólo pudo rezar y encomendar su vida, quizá por completo, a Dios.
Una familia no sólo la integran mamá, papá e hijos, sino todas aquellas personas que ayudan a formarte, a reformarte, a transformarte, son familias las madres solteras tanto como lo son las amigas que viven juntas y crían a un hijo, como son familia los seminaristas o son familia los que adoptan a un niño, lo mismo son familia los que encubren a sus hijos y se unen a ellos para cometer actos delictivos, eso también es una familia, no en vano se llaman así.
Pero hay algo cierto dentro de todo, otra imagen que me quedó grabada, y es que los hijos no son de los padres y puede educarlos pero no ser ellos, pueden darles información pero no hacer que la coloquen en el mismo lugar que ellos, pueden vivir con ellos pero no por ellos, ni siquiera los sueños de sus hijos son de su propiedad, decía aquel niño hoy convertido en un jerarca de la iglesia católica. Esa lección es algo que la iglesia también debería entender, ni siquiera los padres son dueños de sus hijos, aunque están obligados a darles, mientras estén con ellos, lo mejor.
Pero entonces ¿Por qué seguir con esa absurda idea de que el matrimonio hace a la otra persona nuestra? Ni el matrimonio, ni la vida, ni los años, ni la convivencia, cada persona es de sí misma, es autosuficiente aunque no lo desarrolle, es maravillosa aunque no lo vea, es única aunque no lo sienta.
Por eso y porque estoy en un momento de mi vida en el que debo repensarme, reestructurarme, reconformarme y revalorarme, es que dejaré de escribir en este blog. No sé si vuelva a hacerlo, no puedo asegurarlo, no sé si tenga el ánimo y si después de este proceso vuelva a escribir como ahsta ahora lo he hecho, te agradezco Lizy por ser mi seguidora, agradezco a mis amigos que mucho leen y poco opinan, pero no quiero seguir hablando al viento, no quiero explicarme en palabras y justificar mi existencia, en todo caso quiero contarles lo maravilloso que es la vida, no mi vida.
Gracias!!!