miércoles, diciembre 29, 2010

Maktub

Soy mujer, tengo un cuarto de siglo, tres hijos, cuatro gatos, amo a mis padres y tengo dos amigas que han sido como mis segundas madres. Me gusta comer, dormir, amar, rezar, ir a misa una vez al año y contemplar la luna con un cigarro encendido.
Vivo en México pero estoy segura que nací en Marruecos, soy sonámbula explosiva y tengo un afán especial por la salsa y la danza árabe más que por cualquier otro ritmo.
No tengo un centavo ahorrado, voy a ser tía por segunda vez dentro de poco tiempo y cada que miro a un perro me asusto. Ronrroneo por las noches, me gusta caminar sobre hojas secas y me gusta pensar en los sueños y proyectos propios y ajenos.
Hiero a la gente sin querer cuando digo la verdad, tomo esporadicamente, fumo puros por las noches y me froto los pies para entrar en calor y conciliar el sueño.
Estuve a punto de morir en Marruecos por vivir dos historias de amor desenfrenado, apasionante, por pasar hachis y por meterme al mar helado, respiro profundo cada vez que termino de comer y tengo el sueño muy pesado.
Desde hace años he tomado las riendas de mi vida, camino por donde quiero y el tiempo que me place, domino mis demonios pero no mi imaginación, se cantar pero me da pena hacerlo, nado ligeramente y sólo donde alcanzo el piso, soy una mujer de agua, de fuego, de aire y de tierra a la vez.
Alguna vez hice el amor con el agua de una laguna, para bañarme con agua fría debo entrar con todo y bikini, me gusta subirme a la moto y sentir el aire en mi cara, pero también disfruto la suave brisa frente a la playa.
Amo los rayos del sol que caen cuando me tumbo en la arena y me gusta embarrarme de lodo cuando caigo en el bosque por seguir mariposas. No he abrazado a un árbol porque le tengo mucho respeto, lo mismo que al mar, por eso nunca entro en él.
Conocí el mar a los 21, fue en Acapulco, de ahí conocí el día y la noche, el mar y la arena, pero sobre todo la alberca del hotel donde me quedé.
Tengo un temor infundado por las peliculas de espantos, también por la oscuridad y por verme vieja y sin haber hecho nada. Me gusta ponerme el velo sobre mi cabeza, pintar mi cuerpo desnudo y sentirme libre , extraño a los amigos que se van y a los que regresan, me pierdo en la mirada de la gente y no hay nada que ame con mayor intensidad que contar la historia de los otros con mis propias manos.
No tengo nada, todo lo que hay a mi alrededor me es prestado, todo lo que quisiera que fuera mío es de otros, todos los que me rodean se irán, pero he sido infinitamente feliz con ellos.
Cada vez que miro la luna me acuerdo de cuando viajé a ella, no fui con la NASA porque no pasé el examen, pero volé en una aeronave alternativa, conocí al conejo que se oculta en ella y tomé agua de su superficie.
Hace dos días tomé un avión y me fui directo a Marruecos, volví a sentir la brisa del mar, volví a ver sus aves en la costa de Essaouira, imaginé aquel color que se desprendía de su isla cercana y recordé aquellos relatos en los que los sonámbulos deambulaban por la ciudad, como idos.
Mis pies están en la tierra, mis caderas se incendian, mis manos se mueven al ritmo de las olas y mi mente... mi mente vuela con las aves.
JM

jueves, diciembre 16, 2010

Te he visto en un hombre y en una mujer, eras tú mismo con esos labios delgados, con esa mirada coqueta, de hombre sonreías misteriosamente y hablabas todo el tiempo de tus sueños, de tus letras. De mujer bailabas candente, sintiendo la música y moviendo todo el cuerpo.
Eres tú, el mismo, te veo como hombre bailando de la misma manera y como mujer hablando de la pasión que tienes por el mundo. Quizá no sea así, quizá sólo estoy viendo tu esencia en uno y otro lado, quizá te miro y te recuerdo, no importa cómo sea, fuiste parte de mi vida y estás en ella.
Mariana
PD. Las sirenas quedaron varadas en el mar, no olvides ir por ellas.

domingo, octubre 24, 2010

La sirena

Mayte era una sirena, su cuerpo tenía escamas, su cabello era hermoso, su vida era el mar y su sonrisa, según los marinos que la habían visto, era un embrujo.
Había pasado casi 7 años en el mar, su tiempo era distinto al de los humanos y si subía a la tierra habría pasado ya un cuarto de siglo con vida.
Daba vueltas de un lado a otro, nadaba siempre entre la casa de sus padres, el barco hundido, los restos de avioneta y la zona de arrecifes. Era la que más le gustaba porque podía ver a los humanos y ellos no podían acercarse a ella.
Siempre le habían dicho que tuviera cuidado con ellos porque se enamoraban con facilidad, pero había algo en los humanos que le fascinaba, su forma de mirar el mar, por ejemplo, siempre estabn maravillados frente a él, como si los hipnotizara.
A pesar de lo que sus padres y amigos decían, no había mejor lugar para ella que el arecife. Ahí se agazapaba y los veía, por las noches salía un poco a respirar y de vez en cuando sentía la mirada asombrada de un humano, lo que ella decía que era de buena suerte.
Poco a poco se le hizo costumbre salir, sus padres se enojaban y la encerraban, pero cuando salía volvía a empujar su enorme cola con dirección al arrecife, parecía un vicio.
Un día finalmente se decidió a salir del lado de la arena, donde la profundidad era poca y los nervios muchos. Su corazón latía fortissimo, pum, pum,pum,pum,pum.
Salió y conoció por fin sus piernas, pudo caminar y sentir la arena, justo recorría la costa cuando se encontró a alguien, un hombre que la miró asombrado.
Él había visto en ella no a una mujer, tampoco a ina sirena, sino a un ser especial, había notado en sus ojos un brillo particular. La llevo a casa, le preparó la ducha, le dio de comer, le puso una música árabe que la transformó y después le propuso ser el lienzo para pintar sobre ella una gran obra de arte.
Ella se sentía tan bien que aceptó y tardaron 7, 8, 10 horas en ese proceso. Cuando terminó de pintarla ella era un pavoreal hermoso, tenía múltiples colores, entre ellos el dorado, el azul, el rosa... Ella estaba encantada, pero para entonces él a se había enamorado.
Ella estaba tan feliz que abrió sus alas y voló, mutó y transmutó mil veces, cada vez en algo distinto, en algo que ella anhelaba ser, se fue de un país a otro, de un habitat a otro, voló y fue, fue ella, lo que ella quería, voló y se sintió libre de hacer, de decir, encontró que su pasión era ser cada día distinta, su misión era mostrarle al mundo que no podía ser atrapada y que las veces que quisiera podía volver a casa, porque su casa estaba en su corazón.

viernes, octubre 08, 2010

Tengo un nudo en la garganta y no sé cómo desatarlo, mis ojos tienen un ave inquieta que revolotea de un lado al otro, tengo el corazón oprimido y el alma inquieta... Será que estas cerca de nuevo o simplemente es que te has ido por completo...

sábado, septiembre 04, 2010

La marimba

Una mujerde cincuenta y tantos esboza una linda sonrisa mientras esta entre los brazos de un chico de veintitantos, qué más puede pedir si de fondo tienen un rico danzon y su cuerpo sigue el ritmo del baile de aquel muchacho.
En Tuxtla Gutiérrez,según dice la gente, todos los dias hay entre tres y cuatro horas de musica con marimba en el parque que lleva por nombre el del instrumento sonoro.
Las parejas se acercan al centro y comienzan a sacarle brillo al piso frente a la multitud que sólo ve y disfruta del espectáculo: la música y el baile.
Un señor baila con su mujer, entre ellos hay un contacto visual envidiable, se miran por momentos, coquetean al verse mientras ella da una vuelta, se entienden en un lenguaje invisible acompañado de unas manos que transmiten amor, se dicen palabras cuando sus ojos se juntan a distancia.
Él tiene las mano en su cintura, con ella sigue el ritmo de las caderas de su esposa, a veces las dirige, la cadencia los eleva sin que se den cuenta a otro mundo donde sólo están ellos dos y sienten cada movimiento, cada paso, cada roce.
Aquella mujer, con el instructor, viste de azul con blanco, un traje típico, tacones altos y peinado tradicional. Un paso, otro, ella se mueve como si tuviera 20 años menos, con la espalda erguida, los brazos en alto, mira al joven como embelesada, ero él no la mira, ni siquiera por equivocación, su mira se esparce entre la gente, como si esperara ver a alguien o si buscara mejor compañía.
En un baile tan sabroso, como casi en cualquier baile, y en el que el juego de miradas se vuelve indispensable, necesario, deseable, lo mismo que el roce, el coqueteo, el no tenerlo casi podría entenderse como rechazo, algo horrible para una mujer

Las cascadas

En Agua Azul y sus cercanías sobra el platano, el clima es caluroso y húmedo, tanto que a veces cuesta trabajo respirar con naturalidad, los pulmones están acostumbrados al smog, no al oxígeno puro que significa estar en Chiapas.
El camino está lleno de curvas y de palapas que venden ropa de manta con bordados multicolores, propios de la zona. Acá la gente o tiene coche, burro,caballo o camina por kilómetros, pero viven sobre los cerros selváticos y eso es, quizá, lo que más valor tenga en sus vidas.
Afuera de las casas amontonan los bloques de madera, la leña para hacer el fogón y cocinar. Las camionetas llenas de turistas avanzan aprisa y de pronto, en el panorama aparece un pequeño a la orilla de la carretera, sentado en un tronco, gira su torso a la izquierda y señala, con la mano derecha que ha sacado de su boca, un vehículo que pasa. Podría tener unos 4 años, aunque quizá sea más, la alimentación en Chiapas hace engañozos los cuerpos de sus niños.
El pequeño que mira es de tez morena, cabello negro, pantalón naranja de manta y
una camisita blanca, no lleva zapatos.
El camino sigue, no se acaba nunca, el coche avanza pero parece nunca llegar, eso pasa en Chiapas donde la vereda mejor construida tiene baches y la peor se desmorona. El camino lleva a Misol Ha, unas cascadas lindas, según nos prometieron, pero por tramos se ve a los chiapanecos arreglando los deslaves, revisando las partes sensibles, reponiendo la carpeta asfáltica bajo ese sol, en medio de un pulmón de México.
Las casas que la gente construye a un costado de las carreteras son lo más sencillo, los muros son de madera, los techos de lámina, pocos construyen con ladrillos y cemento, muchos no tienen vidrios en las ventanas, no tienen muebles, sólo mesitas para poner el aparato de música, banquitos para sentarse, algunas hamacas...es tan alejado de un México en el que sus ciudadanos sufren porque quieren el celular más moderno.
Lo que tiene la gente acá la naturaleza se los ha dado, han ido haciendo y formando poco a poco su hogar, su trabajo está en las manos, los brazos, trabajan para vivir, no como aquellos que trabajan con la mente y que de tanta saturación terminan entregando su vida al trabajo.

lunes, agosto 02, 2010

Qué les estas enseñando a tus hijos?

El mundo avanza, la tecnología nos come en un bocado, cada día hay más aparatos y menos interacción entre humanos, hablamos a través de máquinas, de programas, nos decimos las cosas con postales virtuales o con emails.
Aquella pregunta de los comerciales debiera hacerse a cada uno de los mexicanos con hijos, qué les están enseñando a sus hijos? qué les están dando?
Porque de pronto los viejos no son nada para los jóvenes, son pocos los que recuerdan a los abuelos, quizá sólo aquellos que pudieron convivir con los viejitos cabeza blanca, ellos que educaron a nuestros padres y supieron inculcarles metas, proyecciones, valores, esos que ya no han podido mantener esa educación con sus hijos y que seguramente se sienten fracasados cada que ven a sus hijos en marchas gays, en hospitales donde se practica el aborto, con señores más grandes y de dinero, esos que no entienden porque los ven como cajeros automáticos cuando ellos tenían que ganarse el dinero.
Los tiempos han cambiado inmensamente, es muy atractivo ser una persona educada, refinada, con clase, con dinero y con una mansión en las Lomas, vivir para elegir que bolso comprar o qué saco comprarle al esposo para que se vea excelente en su reunión de ascenso.
Pero Doña Juanita sigue viviendo en su choza de adobe, sus hijos han emigrado, pero ella mantiene su tiendita, su esposo su peluquería, siguen viviendo en el pueblo aquel, siguen pensando en que sus hijos debieroon ganarse el sustento, no había manera de sostener a los 13 con lujos, siguen pensando en que los novios sólo deben mirarse y no tomarse ni de la mano, ellos siguen creyendo en lo que les enseñaron a creer toda la vida, son inmensamente felices aunque no comprenden el mundo actual.
Mañana la señora ricachona amanecerá con la noticia de que están en quiebra y su mundo se habrá esfumado para siempre.
Quién será quién mañana? mañana no habrá nombres, ni familias, nadie reconocerá el trabajo de nadie porque para todo hay máquinas, nadie será necesario. Quizá la única diferencia sea que Doña Juanita se vaya con el corazón hinchado por todo lo que vivió con las carencias y las ventajas que le conllevó educar a sus hijos, mientras que la ricachona se quedará con sus bolsas y sus lujos, en la calle, sin sus hijos, convertidos en buitres y sin esposo porque fue a dar a la cárcel por fraude.
Ahora viene la pregunta, qué les estás enseñando a tus hijos??

martes, julio 20, 2010

Cadenas mágicas

Salim tenía enomes problemas para su corta edad. Tenía sólo 8 años y su padre ya le hablaba de matrimonio, de encontrar una mujer con valores que no excedería por mucho su edad y de un palacio que debía construir si quería tener más de una esposa. A sus hijos debía educarlos, dar las raciones de comida en agradecimiento a su llegada, enseñarles la religión y encaminarlos por el buen sendero, aunque ello implicara algunos correctivos. Era un niño y debía buscar y elegir a una mujer sumisa que siempre lo obedeciera y con quien pudiera preservar su especie y su religión.
En cambio, a su edad, Tomás sólo se tenía que preocupar por ver si los reyes le habían llevado el último xbox, si sus padrinos le daban su domingo ole llevaban algún juguete, un rato la escuela en la semana, ganar el partido de fut de la escuela y tender su cama por las mañanas.
Los años pasaron, Salim encontró a la mujer que buscaba, se enamoró y aunque ella no le correspondía mucho, siempre estuvo obligada a hacer lo que él dijera.
Tomás conoció, ya pasada la adolescencia, a Fernanda. La vio, se enamoro en el instante, aguardo algún tiempo y cuando empezaron a salir se dedicó a enamorarla. Buscaba alguien con quien compartir su vida, sus penas, sus alegrías, su llanto, sus enojos, sus berrinches y hasta sus pucheros.
Fernanda era antiamor, estaba convencida de que su vida transcurriría sólo con ella misma. Cuando csalió con Tomás no creyó que pudiera haber mucho, después vio sus detalles, flores, llamadas, mensajes, chocolates, el cine, los cafés...
Cada día era una prueba involuntaria por saber si hacía lo correcto al enamorarse de él. Poco a poco fue conociéndolo, se metió en su entorno, convivió con su familia, platicaban de presentes y pasado y cada día se convencía más, se enamoraba más, hasta que llegó a una conclusión.
No eran las pelis, las cenas, las fiestas ni las desveladas, eran los pequeños detalles los que la hacían enamorarse cada día más de él, las fotos, los videos, las charlas de recuerdos buenos y malos, la historia de su familia, porque eso le hacía entender quién era él, de dónde venía, cómo y con quién había crecido, por que eso definía el hombre que era a sus 29 años y del cual ella se había enamorado.
Ella había elegido estar con él por eso, porque dentro de todo, desde el principio había abierto su corazón y le iba mostrando por cachitos la película de su vida, lo decía, lo contaba, no lo evitaba con pláticas ociosas, eso indicaba, según Fernanda, que podrían tener una relación tan larga como las cadenas mágicas que nunca se quiebran.

miércoles, julio 07, 2010

La sonrisa envidiable

María, Toño y Pedro se subieron al camión con sus guitarras y su pequeña pianola de aire. No pagaron y no se veía que les agradara mucho subir a extender la mano, pero la realidad es que tenían una sonrisa envidiable para todos los viajeros que sí habían pagado.
No es que fuera una sonsrisa colgate, de esas perfectas que aparecen en comerciales, simplemente era una sonrisa sin preocupaciones. Empezaron a mover las manos y sacar sonidos de las cuerdas de la guitarra, cantaron algo que iniciaba como "a placer, puedes tomarte el tiempo necesario..." y María los acompañaba con algunos coros.
Se ve que se querían, pues al cantar se miraban a los ojos, reían con los errores, los desatinos o los tropiezos que provocaban las paradas repentinas del bus.
Después tocó el turno de ella y con una linda voz, firme, fuerte y entonada, cantó algo que creo que decía "Yo tenía una esperanza, en el fondo de mi alma, de que un día te quedaras tú conmigo...".
Cada que terminaban de cantar ellos mismos se aplaudían, se reverenciaban y volvían a empezar, con otra canción.
Al final dijeron que la cooperación y la cantada les permitían seguir con sus estudios. "Sabrá Dios si sea verdad", dijo una señora.
Pero todo parecía indicar que no iban drogados, ni tomados, que tenían talento para la música y que fueron tres de los 200 mil jóvenes que no lograron entrar en el sistema de educación pública, a quienes les fueron ofrecidas becas parciales y por lo cual tienen que pagar mes con mes una colegiatura.
También forman parte del millón de empleos que el presidente no pudo crear para los recién egresados de universidades, en lugar de un empleo digno con salario suficiente para vivir y prestaciones de ley, han optado por el empleo informal de la caridad a cambio de arte con el que no ganan mucho pero tampoco pagan impuestos.
Ellos siguen viviendo con sus padres, tienen lo que ganan en el día, comen lo que alcanza con lo que sacan de la chamba luego de repartirlo entre las copias, los libros y los materiales.
Son estudiantes de filosofía, quizá por eso toman la vida tan tranquilamente; pueden ser estudiantes de derecho, aunque ya habrían buscado ropa más decente para aparentar ser el abogado del diblo; si se les ve fijamente la verdad es que quién sabe que demonios estudien, si estudian, no se sabe qué harán de sus vidas, no piensan a futuro, tampoco a presente, la chamba no deja pensar nada más que en qué podrán comer hoy y aún así tienen esa sonrisa envidiable del joven estudiante...

miércoles, junio 16, 2010

La sorpresa

En dos ocasiones distintas y lejanas Martina se había quedado muda, perpleja, asombrada, con la mirada fija, la atención puesta en el suceso y la mente avanzando a 300 kilómetros por hora.
Ahí estaba, sentada, mirando cómo Ramón, que apenas tenía 13 años, caminaba a las afueras de Metro Garibaldi acomodándose la Beretta, de 730 gramos con la que padre había fallecido, en el borde del pantalón que le quedaba grande.
La acomodaba para que nadie la notara pero Martina lo vio y lo sintió intimidante, abusivo y con los ojos fijos en querer ser un sicario de aquellos chonchos que tanto alardeaban en la colonia.
Era su hermano y no podía hacer nada, era su hermano y sabía que algún día terminaría llendo a reconocerlo al forense, sería cuando sus sueños gangsteriles se fueran por la borda.
Cualquier pesrsona en el lugar de Martina habría corrido, mirado hacia otro lado o habría subido de manera inmediata el vidrio del coche. Ella lo miró, observó el movimiento de sus manos y mantuvo el teléfono en mano, sin acertar a decir una palabra.
La otra ocasión en la que había quedado perpleja fue cuando viajo a Medio Oriente, identificó una estética por el rojo y azul, además de las tijeras, a un lado había unas escalerillas, era el acceso al salón de mujeres.
Subió, había ahí tres mujeres, reían, ella habló un mal árabe que pedía un corte de cabello, la estilista o acertaba a decir que sí, lo pensó y después decidió.
Martina se sentó y esperó a que la mujer secara el cabello de su clienta, a que lo planchara más bien, con un cepillo y la secadora.
Esa vez quedó perpleja por todo, primero porque del cabello salía humo incesantemente, parecía que lo quemaban y al parecer eso era real; segundo porque su distracción era un programa donde un niño y una niña competían por decir de manera correcta las oraciones del día y tercera porque tras arreglarse tan lindo el cabello aquella chica de uno 19 años se puso el velo negro y cubrió todo aquel esfuerzo.
Cómo podía pagar para que la arreglaran linda y luego cubrirse?? cómo podían divertirse con esos programas?? Cómo le cortarían el cabello??
Para su sorpresa quedó maravillada con ello y ella, por ser extranjera no lo cubrió.
Dos situaciones, su cara intacta con un gesto de sorpresa, con la mirada fija...

lunes, junio 14, 2010

Usted sabe leer?

Daniel es un muchacho bajo, complexión medio robusta, tez morena y probablemente alguna deficiencia mental. Habla claro pero lento, casi siempre sobre los mismos temas, su vocabulario no es muy extenso aunque sí es coherente.
-Lo bueno que ya se siente algo de fresquesito verda señito- pregunta a Tatiana. No la conoce, simplemente la encontró caminando por la calle, se acercó y preguntó.
En su mano lleva guías de la Ciudad de México, camina a un lado de ella, entre acompañándola y caminando sólo. Daniel no pasa de 30 años y hasta hace un año trabajaba con una empresa de limpieza del aeropuerto; pero se acabó el contrato, redujeron personal y los primeros en salir fueron aquellos que tenían defectos físicos o mentales.
También había salido por eso Matías, un hombre moreno con cicatrices de severas quemaduras, no tenía una mano ni una oreja y cada que se le veía de perfi de su lado bueno, el izquierdo, parecía una persona tan normal...
Daniel siguió caminando junto a Tatiana hasta antes de llegar al metro, por ese pasillo curvo frente al cual están las bahías de abordaje de los taxistas.
-Usted sabe leer?- preguntó
Tatiana respondió que sí, él hizo cara de medio asombrado, dieron unos pasos más y volteo a verla entre apenado y perverso, así era su mirada, le dio una guía con el papelito de una agencia de viajes y se fue.
Tatiana pensó en aquellos millones de personas que no saben leer y le dio lástima que se perdieran de tantos libros tan bellos que existen en el mundo...

viernes, junio 11, 2010

Historias y rituales

La más grande pasión de Andrea eran los rituales y las historias, pero nunca lo supo.
Algo intuía porque desde adolescente hacía historias en su mente, platicaba con ella misma frente al espejo simulando situaciones que pasarían en su vida y así aparentaba enfrentarlas, pero en la realidad las cosas eran distintas.
Cuando jugaba con las muñecas también les inventaba su historia y lo mismo hizo cuando comenzó a usar el metro: veía a la gente, la miraba detenidamente y pensaba en qué sería de su vida, de donde venía, a dónde iba, cuántos hijos la esperaban en casa, cuáles eran sus preocupaciones, trataba de adivinar lo que posiblemente la gente le hubiera contado con un poco de confianza.
Pero además su educación católica fue el inicio de su pasión por los rituales: el primero del que era fan era la misa.
Iba sólo a mirar, a observar y dilucidar historias. Le admiraba quela gente llegara frente al retablo de los santos y sin saber el significado de los elementos arquitectónicos, hiciera aquel ritual de persignarse, hincarse, cerrar los ojos, juntar sus manos y rezar, pedirle a Dios, agradecerle, contarle sus vidas y preocupaciones.
Pero además se dio cuenta de que la vida estaba llena de rituales, como el de los toreros antes de salir a la plaza, el de los futbolistas antes de empezar un partido, el de los indígenas danzantes que suelen saludar a los cuatro vientos , el de los mormones cuando entraban a su templo sagrado, la dejaba fascinada el ritual de un músico con su instrumento en un concierto...
Pasaron los años, ella aún no lo sabe, no lo tiene claro pero dedica su vida a disfrutar de ello y contarlo al mundo. Cada día mira, observa, busca los rituales de la vida y los expone en una página, que por supuesto no le da qué comer pero le deja las más grandes satisfacciones saber que alguien la lee y se identifica.

Los otros

Sandra y Martín dejaron que pasara lo peor que puede ocurrir en una pareja: permitieron que todo mundo entrara en su relación. Así fue desde novios, empezaron dejando entrar en sus vidas a sus amigos, su familia, su trabajo, bueno, llegó un punto en que hasta dónde iban a comer importaba más que el simple hecho de estar juntos.
Se enojaban por cualquier cosa, el uno con el otro o el uno y el otro. Hacían caso de los dimes y diretes, escuchaban las críticas de los amigos y con base en ello tomaban decisiones, atendieron las pticiones de su familiay comenzaron a probar su amor, probar en el sentido de ver cuánto podía aguantar su amor.
Hasta que un día Sandra se embarazó, le dijo a Martín y aunque éste no respondió lo más emocionado posible, decidieron vivir juntos.
Todo marchaba no tan mal, se veían comían juntos, en las noches veían un poco de tele y los miércoles, religiosamente, hacían el amor. Pero todos estaban ahí, todos los que influían sus decisiones, todos los que opinaban sobre ellos, todos los que formaban parte de sus vidas y habían logrado colarse también en su relación de pareja.
-Me dijo Rogelio que te vio salir de la oficina con Martha, qué tenías que hacer con ella?- comenzaba Sandra, y la discusión se prolongaba por horas.
-Hay un lugar que me recomendo Javier, dijo que tú ya lo conocías, veniste con él o qué y dónde demonios está que ya llevamos diez vueltas? - decía Martín en un momento y eso garantizaba horas de caras largas y ratos de incómodos silencios.
El niño nació, creció, tenía ya 8 años y en ese tiempo Sandra y Martín se habían separado incontables ocasiones, él la había engañado más de lo que ella intuía, ella lo había esperado y recibido todas las ocasiones, era la que estaba con él cuando Martín lo decía o cuando no tenía a otra chica en sus noches.
A pesar de ello Sandra no ponía un alto, decía que quería tener el divorcio en mano para poder establecer qué días podía ver al niño y cuánto debía darle de pensión.
Siempre estuvo alguien más entre ellos en su relación, el absurdo fue cuando decidieron divorciarse: no podían simplemente ir y decir ya no queremos esta juntos, tuvieron que contratar a dos extraños, poner su vida y sus intereses en manos de ellos para que pelearan por despedazar al otro.
Los abogados comenzaron sus tareas, la defensora de ella le decía que podía sacarle una buena tajada por las 8 motos que él tenía, las casas y las dos camionetas. Era fácil ganar el juicio, sólo debía comprobar el adulterio y hacerlo ver como el peor hombre del mundo, incluso, si se podía, acusarlo de violencia intrafamiliar, falta de atenciones a su hijo, robo y hasta de obligarla a tener relaciones cuando ella no quería.
El abogado de él le dijo que era muy fácil ganar el juicioo, debía decir que tenían caracteres incompatibles, que desde el principio fue un error su relación y defender lo que él había logrado, porque ella trabajaba en la economía informal y nunca había podido aportar dinero para lograr la compra de esos bienes, por eso sólo correspondían a él.
Se acabaron el uno al otro, en el juicio, los dos abogados cobraron lo suyo y ellos no pudieron volver a verse jamás, aquello que empezó como amor terminó en odio, rencor y el niño, cuando tuvo la edad suficiente se fue de su casa.
Regresó después, un día, para presentarle a su madre a la mujer que sería su esposa y la madre de su primer hijo que ya estaba en camino.
-Que fuiste a comer con Ana? de qué platicaron?- dijo la novia de él cuando Sandra estaba a punto de entrar a la sala.
-Quién te dijo?- preguntó el que tantos años había sido el pequeño Martín.
- Jorge, me dijo que los vio saliendo del Arrabal- insistió ella
Sandra entró, se quedó callada y los miró mientras comenzaban a discutir, algo le había recordado a ella misma.

jueves, mayo 27, 2010

NY es bien chingón

Daniela es menudita, de baja estatura, piel morena. En su mano derecha lleva una maleta, en la izquierda un celular pegado al oído, platica con su compañera Tania, de diseño.
-Es bien padre allá porque aquí en la universidad ven lo que haces y te dicen sí, está bien, pero allá te repiten todo el tiempo que eres bien chingón y llega un momento en que te lo crees y salen cosas increíbles, como que eso te hace pensar que no hay límites para lo que haces- le decía a su llegada de un intercambio escolar.
La gente es así, pensó Tatiana cuando la escuchó, necesita que reconozcan su trabajo su valor, pero a fin de cuentas entras al trabajo y las cosas no son tan lindas como un 10 en el examen de géneros periodísticos.
Y a veces, tu trabajo se convierte en el novio cabrón y machista que quizá alguna vez todas hemos tenido, se dijo: ese que te pela cuando tiene tiempo, te trae como perrito haciendo lo que quiere, te manda, te dice que hiciste las cosas mal, se enoja contigo y no te habla, ahi esta la chica suplicándole un poquito de amor y aquel pisándola a su gusto, y a veces, en lugar de echarte porras, hasta llega a decirte que cómo pudiste pensar que tú tendrías tal o cual capacidad. Así pasa, en lugar de hacerte mejor persona termina convirtiendote en una tonta que cree sin reparos en lo que dice.
Suspiró, terminó de comerse su barrita de mango de sonrics y lanzó un "a veces el simple hecho de seguir contratado y recibir tu sueldo no es el mejor motivante para pensar que te vas desarrollando y que puedes sacar lo mejor de ti", tiró la basura, llegó hasta el puente peatonal y dejo que la lluvia la empapara, como cuando era adolescente.

martes, mayo 25, 2010

El origen

Ivonne era estudiante de periodismo y le dejaron de tarea hablar sobre la labor periodística, porqué existen los periodistas, cuál es su función en la cadena de la vida...
No tenía idea de qué hacer y se fue a cenar una pizza. Estando ahí el lugar la hizo pensar: había muros hechos con piedras, como si hubieran sido construidos hace mucho tiempo, un horno de leña a un lado, los platos eran tablas y entre unos y otros sonaba continuamente el "me regalas".
-Me regalas una empanada de salmón con nuez y queso por favor, va para la 5.
La comida pasaba de mano en mano y entonces se imagino que estaba en un mundo donde nadie pagaba nada, las cosas se regalaban de unos a otros porque todos formaban parte de la cadena productiva que los hacía comer, estudiar, trabajar y hasta baiar sin que hubiera de por medio un sólo centavo.
Entonces llegó a su mente hacer una mesa redonda, invitaría a López Doriga, Carlos Marín, Loret de Mola, Junco de la Vega, Denisse Maerker... los periodistas más reconocidos en una mesa redonda y le contaría eso, que existía un mundo donde nadie pagaría nada pero tenían que contestar la pregunta de oro: Qué le darían a la gente para que aceptaran darle todo gratis a un periodista como ellos, qué sería lo sufieicentemente bueno como para ser considerado vital en la cadena productiva en la que vivían.
Uno se apresuró a decir que les darían la verdad, aunque fuera ya un bien muy devaluado por los políticos y hasta por los propios medios; otro dijo que darían información exclusiva, la que no hacía falta porque todos en el lugar sabían lo que querían y lo que no lo preguntaban directamente a sus conciudadanos.
Uno más, carácter hostil y prepotente dijo que no necesitaba dar nada ni que le dieran todo gratis porque tenía dinero para comprarlo, pero no sabía que en el poblado nada podía venderse, la única moneda de cambio era el servicio que el otro prestaba a los demás, en algunios tenía más valor, en otros menos.
Ninguno de los grandes periodistas acertaron, quizá porque para algunos el periodismo era sólo una fuente de poder, para otros un negocio más en la cadena y para otros era simplemente la forma en que habían alcanzado fama.
Ivonne se puso a pensar que su juego era gato encerrado, si ellos no sabían quién sí? Le parecía que alguien en el mundo debía saber cuál sería la función del periodista en un caso similar y también que era como remontarse al origen de periodista, quiénes eran los primeros, cuál era su función y cómo degeneró en lo que era a principuios del S. XXI.
Caminó y pensó, se preguntó qué ocurría, cuál era esa respuesta. Se acordó de aquel cantaor que le gustaba y se dijo"a él le daría comida, ropa, todo gratis sólo por escucharlo, porque me da ese sentimiento que pone mis sensaciones al tpe, que me hace llorar y me oprime y desoprime el corazón, porque me hace sentir".
Y cayó entonces conque no sabía que podría ella darle a la gente, como periodista, pero algo que podía hacer era darle historias, sus historias, las historiqas de todos, contar la historia de cada poblador.
Termino su empanada y se fue, soñando con ser la mejor contadora de historias!

martes, mayo 11, 2010

Pensar en ellas

En la mente de Rocío no había otra cosa que las imágenes de aquel temblor, el que estuvo en sus sueños, el que vivio tan real durante la noche anterior.
-Qué demonios es esto- había preguntado mientras veía derrumbarse el techo. Recordaba que estaba en su trabajo, pensaba de manera inmediatas en lo que aquel sismo habría provocado en la plataforma de producción y había sentido la cama voladora y el concurso de brincos en el que participaba el edificio.
-No crees Chío- escuchó a lo lejos. Sacudió su cabeza, abrió los ojos y se dio cuenta que iba en el camión. Junto a ella Sergio, su compañero de trabajo.
Apenas despertaba del sueño revivido, él hablaba de que no quería comprarse un coche, de que había visto un celular poka madre de 12 megapixeles, de que no quería hablar con su novia y de otros 35 temas más que a Rocío no le interesaban en lo absoluto.
Cada día era así, él hablaba y hablaba, ella escuchaba y a veces se perdía en sus propios pensamientos. Lo soportaba porque iba por su rumbo y salir del trabajo a las 23:00 horas sola para tomas el camión no era nada agradable.
-Me estabas escuchando- inquirió él
-Perdón, ando algo adormilada, tuve un sueño terrible y no dormí bien- respondió ella
- Ahh, vaya, pero como ves, me compro el cel? porque la neta es una joya...
-Sergio, te la pasas encerrado en la oficina, haces cuentas, revisas números, cifras y odias que te tomen fotos, no tienes familia y el cel que tienes ahora tiene 8 megapixeles, has sacado tres fotos, tienes internet ilimitado y lo ocupas para twittear en el camino casa-trabajo y viceversa, para que te qieres comprar otro cel.
-Ehhh... nos vemos mañana, bajo en esta. Ciao
Era intolerante a la crítica y comprador compulsivo de artículos de nueva tecnología, le moslestaba infinitamente que Rocío hiciera eso, pero muy en el fondo por eso platicaba con ella, porque le contestaba con tanto desdén que lo hacía darse cuenta de que había muchas cosas más importantes, incluso para simplemente pensar en ellas.

martes, abril 13, 2010

La duda

Roberto tiene una esposa de 24 años y dos hijos, el tercero viene en camino. Salió de su casa a las 6:00horas. Va a buscar trabajo. Lo encuentra en teoría.
Desde el principio la chica, María Feranda, le advierte que son tres mil pesos de sueldo más premio de puntualidad y comisiones por las ventas que haga.
Ella lo advierte desde un principio y le pregunta: ¿te interesa?
-Sí, me interesa- responde el otro
Cómo podría no interesarle si lleva un año sin empleo, si salió de su otra chamba ganando cinco mil pesos, cómo podría decir no cuando sus hijos tienen anemia, sus zapatos tienen hoyos y no tiene ni para pagar el parto de su tercer hijo.
Un par de días después María Fernanda le avisa de su curso de capacitación, antes de entrar él le dice: ¿de cuánto es el sueldo entonces?
Ella repite: Te lo dije desde el principio, son tres mil pesos base más comisiones más premio de puntualidad, vendrán siendo unos 4 mil pesos. ¿Estás dudando?
-No, no quiero fallarte, está bien- responde él.
Para ella esa simple pregunta fue una duda y eso lo descalifica como buen candidato. Mañana hará todo lo posible porque él se defina, diga que no y evite el gasto de capacitación.
"Yo los veo desde el principio, y les digo así, vas a ganar tanto, te interesa o no, que sean sinceros porque en cuanto empiezo a ver algo de duda les digo que no, porque así no sirve de nada, no puedo contratar a alguien que dude estar de acuerdo con su sueldo", cuenta a su amiga Andrea.
Y su amiga no habla pero la cuestiona internamente: Quién en este País está de acuerdo con lo que gana? quién no quisiera ganar más? qué tiene de malo dudar? para qué sirven tres mil pesos al mes?
Roberto regresó a su casa. Su esposa no estaba, se fue al hospital de urgencia, tiene 7 meses pero empezó con contracciones tras caerse de la silla, esa que él no pudo arreglar bien porque no le alcanzó para comprar clavos grandes.
La alcanzó. El doctor le dijo que ve pocas posibilidades para el bebé, que harán el intento.
Uno más o uno menos, pensó él. Parto, ropita, biberones... tres mil pesos del mes para los demás chiquillos y a ver para qué alcanza...

lunes, marzo 29, 2010

Loco...

Eugenia se quedó atónita frete a los mariachis cuando escuchó aquello que citaba "Loco, porque les digo que me quieres con el alma". Tenía la mente en blanco y simplemente se concentraba en escuchar y ver a su alrededor. Estaba en Garibaldi, era de noche y Martín le estaba cantando, de frente, mirándola.
Así escuchó una, otra, otra canción. Su mente sólo podía asimilar las canciones, no podía pensar en nada más aunque el mariachi insistiera en que Martín ya se merecía un beso. Los mariachis callaron, ella aplaudió y suspiró profundamente, él la abrazó y caminaron un buen rato. Después, en el momento que las cosas se dieron, se besaron en medio de guitarras y trompetas, de canciones de amor y desamor.
Cuando llegó a casa, ella tenía una sonrisa que no cabía en su cuarto, la tuvo que controlar para que pudiera entrar. Recordaba y pensaba que él era un chico que valía la pena, en primera porque era, como dice la canción, de esos amantes a la antigua, le había mandado flores un par de veces, habían ido a dar paseos insípidos que con él se habían vuelto magníficos y no, no era un hombre monumento, pero era un hombre que valía la pena hacerle un monumento...
Pasaron meses sin que ella accediera a salir con él, un día dijo vamos al cine y de ahí él no la soltó, se dedicó a conquistarla, a complacerla, a darle lo mejor de él. Ella´, al principio, no creía que él fuera el indicado, pero los detalles, la plática, sus sentimientos, tantas veces que charlaron y él le entregaba pedacitos de su alma la fueron convenciendo.
Hubo un momento en el que Eugenia creyó que él se estaba adelantando, que estaba llendo a prisa, como todos los demás. Después supo que no, que él llevaba un ritmo acompasado y perfectamente equilibrado.
Por eso cuando él le dijo Te amo ella no pensó en decir realmente todas aquellas cosas que había pensado y que a alguien más se lo habría dicho, eso de cómo puedes saberlo si llevamos una semana de salir, estas seguro de lo que dices, porqué lo dices. Ella simplemete lo beso y sintió ese amor, dejó que él le dijera con sus labios lo que su voz había expresado, sintió toda esa energía con sólo escuchar dos palabras y después dijo lo que sentía... Yo también te amo!
Aquello era maravilloso, no sólo era un caballero, era lindo, amable, inteligente, activo, músico, cantador, sonriente, complaciente, especial y además de todo... sabía bailar!!!
Él no lo sabía, no lo sabe, pero cada noche ella agradece a Dios el haberlo puesto en su camino, el que se hayan encontrado y el que por una salida al cine comenzara esa historia.
-Soy tan feliz en todos los aspectos de mi vida- decía ella- que quiero que tú seas feliz.
Así pasaron los días, los meses, los años y cada día se miraban el uno al otro, se reflejaban en sus ojos y sin siquiera pronunciar una palabra se decían cuánto se amaban....
Los llearon al manicomio, después de muchos años. Decían que los dos eran unos dementes, pero ni siquiera ahí dejaron de verse el uno al otro, ni el uno en el otro...

domingo, marzo 28, 2010

La vecindad...

Doña Martha vivió en un palacio enorme, con dos pisos, dos patios y una fuente al centro. A ella le tocó uno de los 16 cuartos del primer patio, cuando el palacio fue convertido en vecindad. Ahí nacieron sus hijos Esteban y Roberto; ahí vivió con su esposo, Juan; ahí conoció a su comadre Carmela.
Frente a la puerta del cuarto tenía una pequeña parrilla de dos quemadores sobre una mesa. En la parte de abajo tenía acomodadas las ollas, una mesa al lado derecho hacía escuadra y ponía a su disposición los platos, vasos, cucharas, especias y demás anexos para la cocina.
Al fondo, pegado al lado derecho, estaban los dormitorios. Un tapanco de madera soportaba las camas de sus dos hijos y ella dormía con su marido en el mismo espacio en la parte de abajo. Los muros de los cuartos eran de sábanas. Abajo de las camas estaban los zapatos y las chanclas y en huacales, a un lado de las camas, estaba la ropa limpia.
Casi junto a la puerta, que eran dos láminas encimadas,estaba la tina metálica con ropa sucia y regados por el piso los juguetes de sus hijos: una matraca, un balero, un trompo de madera y algunos coches. El siglo estaba próximo a acabarse, eran los últimos años del 1800 y la zona se había convertido en un centro comercial. Doña Martha debía levantarse cada mañana a las 5:00 horas, justo cuando el gallo cantaba ella abría los ojos.
Se ponía un chal, agarraba sus chanclas y las cubetas para recoger el agua. Cada mañana escuchaba los mismos sonidos, ecos del viento rondando ahí cerca, a veces le parecía que era en el zócalo que se ubicaba a unas calles de su casa, pero ya había ido a buscar el sonido y no había encontrado su fuente.
Se acordaba tanto de cuando Esteban juntaba sus manos y las ponía frente a su boca para hacer ruidos, le parecía que era eso, pero a veces los sonidos no sólo eran ecos, brisas, se convertían en gritos y gemidos, como cuando su compadre Artemio había llegado según que de África y que le contó que en el vacío del desierto llegaban a escuchar gritos de la gente que la arena se tragaba.
A ella siempre le pareció que aquello era puro cuento, que seguro ni había podido cruzar el charco, pero los sonidos eran bien parecidos. Cuando Doña Martha regresaba a su cuarto los niños ya debían estar despiertos y vestidos para irse a la escuela.
Les daba un cafecito de olla y un bolillo, lo mismo a su marido y los mandaba a estudiar, o a trabajar según fuera el caso. El día se pasaba volando, lavaba los trastesillos, iba a la fuente por más agua y platicaba con su comadre Carmela, esa que decía que su marido era polaco y que por eso no vivía con ella.
Se la pasaba todo el día escuchando una y otra vez aquella canción que se llamaba "Lo que pienso", lo único que su esposo le había dejado.

La mañana transcurría siempre con tranquilidad, pero un día, mientras charlaban, escucharon ruidos extraños, como si alguien estuviera buscando por todos lados algo que había perdido, como si aplastaran plásticos o, o tronaran un globo, era como si alguien aventara todo lo qeu tiene en sus muebles, como si tirara sus cosas para encontrar algo que olvidó dónde puso. Se quedaron calladas y después hubo un silencio insólito, alcanzaban a escuchar cómo el viento secaba la ropa. Trataron de caminar lentamente al cuarto más cercano, sigilosamente se movían, como si supieran que un tigre iba tras ellas, que estaba mirándolas como su presa. Hubo un momento en el que se sientieron parte de una tribu, su caminar hacia ruidos armónicos que parecían revelar un canto tribal, marcaban su propio paso, y al tiempo se escuchaban sonidos similares a las gotas de lluvia y al arrojo de las aves sobre ellas. No habían alcanzado a meterse cuando escucharon que abrían la puerta de algún cuarto, él sonido de láminas y acto seguido unos gritos saxofónicos. Doña Carmela cerró la boca de doña Martha, acalló sus gritos con su mano, le murmuro algo al oído y la me´tió al cuarto, la vecindad quedó en silencio. Nadie supo nunca qué fue lo que ocurrió, las dos comadres salieron cuando vieron por la rendija que quien quiera que haya hecho esos ruidos ya se había ido. Tomaron su ropa sucia y se pusieron a lavar, en eso estaban, tallando y tendiendo en los lazos que cruzaban el patio cuando Doña Jose puso aquella canción tan linda, era un son precioso en una versión que ninguna había escuchado: La Martiniana.

domingo, marzo 21, 2010

Lejos...

-Ahí estaba yo, en la ventana, con el libro que me regalaste y esperando a que voltearas para arriba, que me vieras porque nunca más nos ibamos a volver a ver y nunca volteaste.
-No, nunca voltee
Así se reencuentran un maricón y una madre de seis hijos que una noche tuvieron sexo después de haberse conocido en la mañana.
Ahi se vuelven a ver depués de sabrá Dios cuántos años, en medio de la nada y de todo, con las ventanas pintadas en la pared, con la jaula del pájaro inventada horas atrás y el teléfono que apareció de la nada. Es teatro, es vida, es sorprendente que no habiendo nada se pueda crear todo.
En medio de la obra el reproche
-Trrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr- no metiste el despertador desgraciado???
no lo dice el personaje, lo dice la actriz, y retoman después la pista de la obra. Lejos es sin duda una obra distinta, no sólo porque lo necesario se crea en el instante, sino porque permiten al expectador usar la imaginación, elegir lo que falta y añadirlo en su mente, agregar lo que no dicen, lo que no pasa, lo que no se sabe que pasa.
Toman una historia, dos, las recortan, las meten a la licuadora y sacan esta obra de poco presupuesto quizá, pero con una apertura a la imaginación del espectador que muchos agradecen, sea voluntario o involuntario. Al Final no esperen que las luces se apaguen o que los actores se vayan al camerino a vestir, las 50 personas afortunadas que apreciaron esta obra se quedan perplejas, queriendo más a pesar de que les han dicho "hasta aquí" y mientras, los personajes dejan de serlo...Empieza la vida real... de nuevo

domingo, marzo 14, 2010

Buenas noches, mamá

La frase Buenas Noches, Mamña no vuelve a ser la misma para quienes tienen hijos y ven esa obra. Resignarse a la muerte, seguir los pasos marcados, las listas hechas, llorar inconsolablemente por haber perdido a una hija y recordar con una simple olla sus últimos momentos, sus últimos gritos y los rencores que siempre guardó.
Eso pasa con Jessi, es una mujer epiléptica que a mediados de sus treinta busca el arma de su padre en el tapango de los triques, la llena de municiones y avisa a su madre que tiene dos horas de vida.
"Yo también me pregunto todos los días que haré con mi día , pero es mi día, nadie tiene más derecho de saber o preguntarse, porque es mi día, es mío", dice mientras espera el chocolate caliente de su madre.
Estar en la primera fila da la apriencia real de sentirse como un intruso en la ventana del vecino, escuchar la discusión, sentir el llanto, los gritos, la angustia.
Y Jessi se suicida, se escucha el disparo y la puerta de su cuarto está cerrada. Pareciera que he contado el final, pero es que en verdad eso no importa. La obra es maravillosa por la actuación, por esa hora y media en la que Jessi le explica a su madre porque se suicidará, en la que se sinceran por primera vez, ella explica que se siente inútil mientras le detalla en dónde está la ropa limpia, cuándo le llega la despensa, cómo tiene que pedirla y qué debe decir cuando llame a la policía para decir que se ha suicidado.
Jessi recuerda a su padre, su madre le dice que él también tenía empilepsia, pequeños espasmos y le cuenta cómo ocurría el proceso cuando a ella le daba alguno. Jessi sólo recordaba que se caía y que despertaba en una cama, con ropa distinta y un dolor inmenso. Lo demás era desconocido hasta esa noche, su última noche.
Llega la hora de irse, su madre se arrodilla, la abraza de frente, le grita que no se vaya, le suplica que se quede por lo menos un rato más, Jessi se suelta y se va a su cuarto, antes de entrar grita un "Buenas noches, mamá", cierra con llave. La angustia es tal, la madre agoniza de dolor en el escenario, golpea la puerta con sus manos, con voz alta y llanto incluido le dice que le quiere y que no lo va a hacer porque... spuff... escucha la detonación y pareciera que también llega a ella.
-No, Jessi, nooo...- se retuerce, azota las manos en la puerta, camina con dolor, como si estuviera herida, como si hubiera perdido la movilidad de su cuerpo, las ganas o simplemente la esperanza... su hija ha muerto, en su cuarto y ella no pudo evitarlo.
Toma la olla del chocolate, se aferra a ella como si fuera su hija, toma el teléfono y llama... la muerte ha pasado y en sus oídos aún escucha la voz de su niña, la niña que cada noche le besaba y le decía "Buenas noches, mamá"

sábado, marzo 13, 2010

Hey girl!!!

Martha es una mujer preciosa, emerge de las capas de maquillaje, de la base, del polvo, el labial, se quita poco a poco todo el maquillaje que le sobra y se va quedando con ella misma, con ella sola, con ella desnuda.
Se quita las máscaras, se sienta, trata de ponerse en pie pero cae. Se arrastra y se quita el resto de maquillaje de las piernas, de los brazos, de las caderas. Le cuesta trabajo volver a lo natural después de tantos años tras la careta, respira con dificultad, gime como si el llanto estuviera a unas lágrimas de sus ojos.
Desnuda, se postra sobre un cúmulo de sábanas rosas y se muestra al mundo, muestra su desnudez preciosa y delicada, sus pechos pequeños, sus caderas, su vientre, sus piernas... es una mujer hermosa con un gemido incesante y un espejo en la mano. Se mira un poco y lo coloca sobre el muro.
Se arrastra por el piso nuevamente, se acerca a un tambor y procura rodarlo pero irremediablemente cae sobre él cada vez, hasta que logra girarlo y lo toca con furia, con coraje, con impotencia, la música la acompaña de a poco, la gente siente cada golpe como propio. Se agota, camina un poco y se viste frente a todos, se pone la pantaleta, el pantalon y la blusa con la lentitud de una mujer débil y vulnerable.
Tiene un labial rojo, tiene una espada a su lado. Se pinta un poco los labios, quema un poco del maquillaje y después prefiere la espada al carmesí, se empodera, se envalentona, se libera, casi como Juana de Arco, con todo y capa.
"¿Qué tengo que hacer?¿qué tengo que decir?", se pregunta. Ella mira desde fuera y desde dentro, cual si estuviera en un camión, mira desde afuera de la ventana cuando el camión pasa y mira desde dentro cuando lo aborda, mira lo que hace y lo que piensa, lo que decide, mira lo que fue y lo que es, mira el paso del tiempo sobre su piel. Se mira, se cae, se da cuenta de que el mundo la tunde a almohadazos, uno tras otro, como si descargaran su estrés en evitar que pueda levantarse y finalmente lo hace, se levanta con una máscara, fingiendo ser quien no es, fingiendo para poder sobrevivir.
Y como ella, también Fernanda tiene que fingir, es morena, tiene un cuerpo maduro y la misma cara de Martha. Ella también la tundió a almohadazos, hizo todo lo posible para Martha que no pudiera levantarse y al final se dio cuenta de que ella tampoco se podía levantar y debía fingir. Sale de entre todos, llora y gime incontrolablemente.
Se escucha el susurro de Martha "No te preocupes, no estoy aquí para hacerte daño". le dice mientras ella llora, la desnuda con una dedicación casi religiosa, acto seguido viene un "lo siento, lo siento mucho" y la morena es utilizada como moneda de cambio, como un objeto, como un animal atado con cadenas y grilletes.
Martha la toma, la libera, la embalsama con un color plateado que refleja la luz del ambiente, la pinta palmo a palmo mientra los cristales de las ventanas revientan, deja la doble vista, se mira a ella y la mira a ella, le da unos tacones y deja que se empodere, que crea que es lo que es, que sepa lo importante que es, que tome su libertad, que deje de pensar lo que la sociedad trata de meterle a punta de laser en la mente y que pueda derrumbar los muros que sean necesarios para hacer lo que quiera. Al final, cuando vaya en la calle, ya sin maquillaje, sin máscaras y sin susurros, quizá sólo escuche un Hey girl!

Historia

A José se le iban cerrando los ojos de vez en cuando, cada dos minutos o cada 30 segundos. Manejaba rumbo a Patriotismo, su tarjeton decía que era taxista desde 2004, con número de licencia 35492945 y su tipo de sangre era O+.
Había tráfico, el suficiente para que los vendedores ambulantes salieran entre los pasillos de coches. María iba en el mismo coche, pensaba en la inmortalidad del cangrejo y en la lucha del pez por ir nadando en contracorriente. De pronto volteó y lo vio con los ojos cerrados, quedó aterrada y se sujetaba con más fuerza a lo que se pudiera. Llamó por teléfono, necesitaba unos documentos y mientras ella hablaba se escuchó el golpe seco, ella y José dieron el rebote propio de un choque en el carril izquierdo de Circuito Interior.
Él hizo una expresión de mentada de madre, tronó la boca y se bajó a ver qué había pasado, el jetta negro que iba adelante lo conducía una mujer. Los coches no tenían nada, la señora alegó el jalón que sufrieron su cuerpo y su cabeza y todo terminó en paz, cada uno se subió a su coche.
José era un taxista que había chocado, se bajó a ver su coche, subió y en ningún momento le preguntó a su pasajera cómo estaba, si se sentía bien, si le había pasado algo y ella pensaba interiormente "cómo no ibas a chocar guey, si ienes cabeceando y con los ojos cerrados a medio camino". Afortunadamente no pasó nada. María pudo llegar a su compromiso, era como una fiesta de 15 años pero la festejada era una mujer de 60. Sus hijos le habían preparado la sorpresa y estaba incluído el vals familiar, las mañanitas, el baile con el ex esposo, la comida, los regalos y el baile con el novio.
Tiene un afán de que, a todo lo que dice le agrega "con todo respeto". En la fiesta vio a sus amigas que se ven mucho más viejas "con todo respeto", bailó con su ex marido al que siempre quiso mucho y que Dios tendrá que perdonarlo por lo que le hizo "con todo respeto", dice que ella nunca ha tenido ninguna enfermedad de transmisión sexual y sugiere que se realicen los examenes cada año "con todo respeto", abraza a sus hijos y a cada uno de los invitados "con todo respeto".
Ella hubiese querido ir de vestido, pero sus hijos le habían dicho que irían al festejo de la oficina, así que se había llevado un traje sastre. Fue retenida en la entrada mientras todos pasaban, cuando le indicaron la dirección dijo que no era esa fiesta porque se escuchaban as mañanitas y cuando entró y vio de a poco a toda su familia, a sus amigos, a sus nietos, y escuchó su nombre en todo el salón, se quedó sin habla. La emoción no le dejó esbozar una sola palabra y no lo necesitaba, bastaba con sentir a la gente a su alrededor.
Al final tomño un taxi para regresar a casa. Olvidó su bolso. Lo encontró Alfredo, un hombre que trabaja desde hace 13 años en Petróleos Mexicanos, se despierta a las 5:00 horas, a las 6:00 horas prende el auto y trabaja su taxi dos horas, en lo que llega la hora de la oficina. Tiene dos hijos, su sueldo alcanza para lo básico, sale a las 16:00 horas y vuelve a tomar el taxi.
Dice que lo relaja un poco, quizá sea que tiene vocación para ser taxista, quizá simplemente es que necesita más dinero para tener una mejor calidad de vida. ¿mejor? ¿es mejor cuando tu hijo reprueba dos materias, cuando viste como pordiosero y cuando olvida todo lo que le enseñaste?
El eterno dilema viene a su mente siempre, si ale la pena trabajar para tener más dinero y darle lo mejor a sus hijos o darles tiempo aunque sólo puedan tener lo básico. Preguntas sin respuesta, ni siquiera de los hijos, porque uno siempre quiere tener todo, tiempo, dinero, salud, amor, todo, cuando lo único que realmente tiene es su propia historia para contarla.

domingo, marzo 07, 2010

Él, ella...

-Marcela, mucho gusto- contestó auqel chico de 19 años, cabello chino y pestañas enchinadas.
Sentado, de perfil, se alcanzaban a ver sus labios repletos de gloss, su bolsa de mano color pajilla y sus manos pegadas al cuerpo, todo el tiempo. Miraba a un lado y al otro, buscaba la aprobación de los demás viajeros del transporte público, miraba al suelo para esquivar las miradas inquisidoras y pensaba en aquel chico que lo había saludado.
Él, ella, apenas había alcanzado a decir su nombre y su interlocutor había descendido en la siguiente estación.
"A lo mejor debí hacerle la plática, bajar con él en la misma estación aunque luego me regresara", "le habré gustado y por eso me habló", "y si sólo se estaba burlando de mí", "será que demasiado gloss me hace ver como una loca", "yo creo que fue la bolsa, como que no me combina con el pantalón de mezclilla, la blusa roja y la chamarra verde militar, soy pésima para combinar".
Su cabeza no dejaba de dar vueltas, y él, ella, no dejaba de sentir esas miradas.
"Ashh, otra vez esa mirada que me acusa de puto", "no señora, no soy niña aunque quisiera, nací con un pene y dos testículos", "si tan sólo tuviera el trasero de esa chica, se le ve divino, me voy a poner a ejercitar", "si no fuera por mis padres ya habría cambiado de sexo y me vestiría como lo que soy: na mujer".
Había tantas cosas que pasaban por su mente y que su cuerpo resentía. La ceja depilada, el manicure, la depilación laser de brazos y piernas, el rimel discreto en las pestañas. Si tan sólo hubiese llevado vestido se habría visto como una mujer en toda la extención de la palabra. Tenía un tono delicado de voz, facciones finas, dos montonsitos sobresaliendo en su chamarra, las manos expresivas e inquietas, de repente se tomaba las manos y se las acercaba al rostro, como si estuviera meditando algo.
Sus ojos eran la mejor parte al verlo, miraba de reojo, nervioso, cobnfundido, con miedo, buscando el respaldo de alguno de los presentes, buscaba alguien con quien identificarse, alguien que segurramente no estaba en los estándares de niña ni de niño.
Se abrió la puerta, bajó en la estación Zapata, camino un poco y volteó a la derecha mientras se cerraba otro vagón. Ahí lo vio, aquel al que estaba esperando, un chico como él, una niña luchando por ser reconocida por su esencia interna y no por su físico masculino. Sonrieron, se hablaron moviendo los labios, se guiñaron el ojo y el metro avanzo mientras ellas, ellos, trataban de prolongar el beso visual, el contacto, la caricia, el suspiro.
Nunca volvieron a verse, por supuesto, no sabían ni sus nombres, pero estando entre un mar de gente que le ve como deforme él, ella, encontró una luz, la luz que en realidad llevaba dentro, la luz que no había sido otra cosa que su reflejo en el vidrio.

lunes, marzo 01, 2010

En la calle... contar historias

Linda iba caminando por la calle, con pantalón de mezclilla, una blusa holgada, zapatos con suela de goma (como de niña), miraba al suelo porque ahí se sentía, en el suelo, como una pequeña hormiguita que no sabe a dónde ir.
En su camino encontró a un chico que vio lo que había en sus ojos, sintió su tristeza y su ansiedad, la llevó a su casa, le dio jugo de uva de beber y platicó con ella. Había sido como una luz en medio de la oscura calle.
En realidad él la conocia, la había mirado hace tiempo, seguía sus pasos sin que ella se diera cuenta y sabía a la perfección cómo se sentía y lo que su cuerpo decía con cada signo de cansancio, con cada bostezo, con esas uñas frágiles y la boca seca.
"A ti te han dado a escoger, al estar en un barco, entre irte a la proa, en la cabina o a la popa. En la proa la gente ve cómo se parte el agua, ve lo que está pasando en el momento en que el barco avanza. Los que están en la popa ven todo lo que ya ocurrió, lo que ya pasó, ven lo que ha quedado atrás y reflexionan sobre ello. Quienes van en la cabina, van en medio de ambas cosas, tienen una visión al frente para ver lo que está pasando y pueden voltear atrás para ver lo que ya ocurrió. Tu lugar estáen la popa, pero te has empeñado en irte a la proa", le dijo.
Ella entendió y lo abrazó, no pudo evitar unas lágrimas y una mirada al horizonte.
Había estado tanto tiempo pidiendo a sus padres que la metieran a una universidad prestigiosa, que costara mucho, en donde pudiera conocer a chicos nice, con buena ropa, con casas grandes, con dinero...
Se cumplió su deseo y tras dos años de carrera sentía que ese mundo la asfixiaba, ella decía que estaba nadando contracorriente, que estaba en un lugar donde no embonaba y que eso la dejaba frustrada.
"Lo que en este momento te frustra es que tú eres una buena contadora de historias, pero en este momento no estás contando bien tu historia, no es lo que quieres que aparezca en tu historia", soltó él.
Ella quedó sorprendida, asombrada de que él, que sólo la había visto un par de veces, la conociera tan bien, que pudiera identificar en su mirada lo que sentía, en su energía lo que había en ella y en su sonrisa forzada la tristeza del desubicado.
Él la abrazó, le cerró los ojos y ella vio un mundo de colores, pasaron el naranja y el verde y después, cual una estrella fugaz, explotó el azul, un azul turqueza fuerte y penetrante, como el de Windows pero más intenso.
No supo cómo se quedó dormida, cuando despertó ya era tarde, salió de prisa y cuando quiso volver a er a quel chico no hubo dónde hallarlo. Se había ido, la había dejado sóla otra vez, ella con la única certeza de que donde estaba no era donde debía estar...

jueves, febrero 25, 2010

Vivir del recuerdo

Daniel trataba de meterse a la computadora y recorrer con sus piernas la calle por la que pasó tantas veces. Miraba con ojos de nostalgia aquella casa enorme, el inicio de la calle, las casas alrededor, el parque cercano, Google Earth le había acercado al lugar sin que él estuviera ahí físicamente.
Giraba, se encaminaba a otro lado, recordaba aquella calle por la que tantas veces las beso, imaginaba cómo se veían cuando caminaban tomados de la mano, se visualizó abrazando a Alejandra y despidiéndola cuando tuvo que irse a Pachuca.
Recordaba tantas cosas que habían pasado en dos años, el tiempo que fueron novios. Recordaba con lujo de detalle el kiosko en el que se sentaban, el jardín por el que tantas veces caminaron, recordaba las noches en que había ido a buscarla para pedirle perdón, los pequeños regalos que le dio, los teamo que se quedaron suspendidos en el aire y que podía palpar con sólo ver la imagen 360º.
Lloró, lo hizo a escondidas, mirando a otro lado, su corazón se oprimió al acordarse de ella y sus manos se pusieron nerviosas, ansiosas de poder acariciar su rostro.
Curioso porque siempre fue de la idea de que si ya terminó sigue la otra y lo ha hecho al pie de la letra, dice que no puede vivir sin novia y para el agarrar de la mano a sus amigas es lo más común, juega diciendo que también se dan besitos, pero no lo hace al colgarse del teléfono más de hora y media.
Sí, en realidad era un completo Don Juan, pero ella había ocupado un lugar en su corazón, se había ganado su cariño, lo había hecho feliz mucho tiempo y ahora se había ido de la Ciudad y todo acabó.
Así pasa, pensó, a veces pasan por nuestra vida mujeres de un rato, de una hora, de un día, pero a veces llegan mujeres que te clavan un alfiler para sostener su nombre, tú te dejas y cuando quieres quitarlo te das cuenta de que ya se ha vuelto parte de tu corazón, aunque quieras arrancarlo es imposible, quizá era ella, quizá no...

miércoles, febrero 24, 2010

El internado

Fanny tenía alas hace algunos años, pero desde que sus papás la habían inscrito a la escuela sentía como si se las hubieran cortado o como si las tuviera amarradas, pegadas al cuerpo, para que no pudiera usarlas.
Hacía días, meses quizá, que tenía esa sensación de estar en un lugar al que no correspondía, como si estuviera en el infierno cuando su lugar era el cielo, o como si estuviera en la central de abastos cuando su lugar era la sierra. Intuía por donde estaba el problema pero no lo sabía a ciencia cierta, había pedido a su madre que la sacara de ahí pero sus progenitores no accedían y entonces ella comenzó a conformarse con estar donde estaba y ser lo que debía ser.
Antes de entrar ahí era una joven inquieta, incisiva con los maestros cuando daban sus lecciones, altanera con quien trataba de pisotearla, respetuosa de quienes hacían bien su trabajo y de quienes mostraban la capacidades que tenían. En su antiguo lugar de vida tenía libertad de movimiento, de pensamiento, de expresión.
Desde que la cambiaron dejó de hablar, de platicar, de sonreir y perdió el interés por todo, memorizaba las cosas en lugar de tratar de entenderlas, daba el avión en lugar de debatir, y miraba afuera, al cielo, miraba como si fuera un ave prisionera que quiere abrir sus alas y recorrer el mar, la playa, la ciudad...
Desde que había llegado a ese lugar aprendió muchas cosas que le sirvieron para su formación, pero con ellas también aprendió un estilo de estudio que le quitó su esencia, aprendió a obedecer, a buscar lo que sus profesores querían, a creer lo que ellos creyeran, a tener sólo una profesión de fe: la que ellos dijeran.
Era un sistema basado en críticas y reclamos, en hacer creer a los chicos que su dentadura es de plástico y que no puede morder. Ellos lo creían al instante, lo creían y lo acataban, buscaban la aprobación de los maestros para todo y esperaban con ansias que éstos dijeran que sus dientes estaban lo suficientemente afilados para encajarse en algún lugar.
Fanny era una joven que cursaba las post adolescencia, en su nueva escuela había logrado tener algunas complicidades, había hecho algunas amigas porque estaban en la misma situación que ella, porque se sentían igual, pero ya no quedaba casi nadie, unas se habían escapado, a otras sus padres les habían hecho caso y las sacaron, las que tuvieron mejor suerte fueron expulsadas y recibieron el reintegro de su colegiatura anticipada.
Su última cómplice se había ido sin verla y al enterarse no pudo evitar soltar unas lágrimas. Y mientras ellas estaban fuera, ella miraba desde lejos el horizonte, queriendo salir, pidiendo a gritos que la liberen, sientiendo que está en un lugar donde le están pidiendo ser como no es, hacer lo que no quiere, entregando sin retroalimentación y con lágrimas de frustración, de impotencia, de coraje.
Respiró profundo, había terminado la última clase del día y debía ir a su cuarto. Miró al cielo una vez más, rezó algunas súplicas, caminó hasta su cuarto y empacó sus cosas. Agarró valor y fue a hablar con la directora, quien rechazó por completo su salida, le dijo que encontraría ahí su verdadera formación y que podría, quizá, ser una de las alumnas con el mejor desarrollo académico y personal.
Supo que no valía la pena dialogar, salió del lugar y se fue a su cuarto. Por la noche regresó a la oficina, tomo un cerillo y lo acercó a la cortina para que empezara a arder.
Así se fue consumiendo la oficina, los maestros y directivos llegaron al lugar y la vieron al frente, mirando su fechoría, la regañaron, llamaron a los bomberos, le gritaron que estaba loca, que lo que estaba haciendo era una estupidez, que estaba destrozando su vida y que no sería nada fuera de ese lugar.
Finalmente la expulsaron y nunca pudieron entender que ella lo que quería era salir de ahí, ser libre de estudiar lo que quisiera, de tener amigos, de tener una vida, nunca entendieron que para ella lo único importante era salir de ese lugar para empezar su vida...

lunes, febrero 22, 2010

Carta a mi amiga que se casa...

Seguramente te sorprendió mi cara, mi expresión y el hecho de que no dijera felicidades de manera inmediata cuando me notificaste que te casabas. Lo siento, no sabía qué decir, cómo actuar. No supe en realidad que decirte.
Hoy, después de haberlo meditado, quiero decirte lo que pienso. No te conozco desde niña, nuestros caminos se juntaron cuando ibamos en secundaria pero me caías mal. Nos hicimos amigas en la prepa y de ahí a la fecha no hemos dejado de acompañarnos, de llamarnos cuando tenemos muy buenas o muy malas noticias, hemos cometido pendejadas casi en los mismos tiempos, nos hemos cuidado y descuidado, te he visto llorar por cabrones y sufrir como magdalena y también te he visto enamorada.
No soy quien para decirte no te cases, no soy quien para decirte no es el guey, no soy quien para regañarte porque "me quieres ver la cara de pendeja", jajaja, soy tu amiga, ahora tu madrina de arras y estoy muy feliz por ti, feliz de que tú seas feliz.
Soy tu amiga y aunque a veces te hago llegar con la sonrisa y salir con la cabeza baja, debo decirte mi opinión sinceramente, no puedo darte el avión así nomás.
Quiero decirte hoy que cuentas conmigo, que soy tu hermana y que siempre estaré a tu lado. Quiero decirte que te deseo toda la felicidad del mundo con él, que vas a vivir una nueva etapa a la que yo no tengo mucha intención de asomarme y que no será fácil, por lo que me han dicho.
Quiero decirte que no importa lo que pase, si necesitas mi ayuda sólo tienes que marcar mi teléfono y estaré siempre, siempre dispuesta a escucharte, a ayudarte, a abrazarte cuando lo necesites y a decirte te lo dije cuando ya te hubiera vaticinado lo que ocurriría.
Quiero que sepas que lo bonito del matrimonio es la preparación y la ceremonia, que después conoceras realmente quien es él, sus filias, sus fobia, sus intereses, sus manías, conoceras su orden y su desorden, sus humores, sus olores, sus sabores... y él también te va a conocer a ti.
Él habrá sido, para ese momento, el hombre al que elegiste como acompañante de vida, como cómplice, como amante, como amigo y como el padre de tus futuros hijos. Tú lo elegiste, tú deseas tenerlo a tu lado y despertar con él todas las mañanas, llegar a casa y platicar de cómo les fue en el trabajo, embarazarte y vivir con él nueve meses de espera y un parto doloroso.
Me da gusto que hayas encontado a alguien con quien deseas compartir todo eso, alguien a quien le vas a entregar tu corazón, tu tiempo, tu vida... pero eso no es ningna garantía y debes saberlo.
No es garantía porque para muchos hombres la vida extramarital es común, no es garantía porque en algún momento los sentimientos de alguno de los dos pueden cambiar, no es garantia porque en el cmaino pueden encontrarse a alguien más, no es garantía porque vivir con alguien termina volviendonos perros y gatos de alguna manera y algunas veces.
Lo que va a hacer que puedan pasar todo ello sin problemas es el amor que hayan sembrado en sus meses de noviazgo, el amor que haya crecido en sus corazones, el amor que haya edificado una casa con buenos cimientos. Si lo que hay entre ustedes no es amor, entonces los problemas se llevarán el matrimonio como el soplido lobo se llevó la casa de paja.
Sabes que estoy contigo y que estoy contenta por ti aunque no me caiga el 20, sabes que te quiero muchísimo y espero que nos deje tener nuestro idilio sin problemas, jajaja, y quiero pedirte que te cuides mucho, que recuerdes que tú nena, tú eres una reina, mereces que te traten como a una reina, mereces que te respeten, que te amen, que te cuiden y mereces tener un amor con el cual compartir todo en la vida. Las amigas duramos un rato como apoyo, pero nunca podemos suplir un amor de pareja, una compañía de ese tipo, un respaldo así es único y sólo es superado por tu madre.
Sé feliz, disfruta loq eu la vida te da al día y aguantate, no seas gacha, un par de añitos pa que tengamos juntos a nuestros chilpayates no???
Te quiero, amiga.
KP

martes, febrero 16, 2010

Todos los gatos vuelven

Wendy se maquillaba frente al espejo, arregló su cabello para ver a un ex novio, se puso una blusa con escote en la espalda, un pantalón ajustado y unos tacones del 5.
Miraba su rostro, su silueta, ya no tenía 18 años, la frescura no era la misma aunque tampoco había variado de manera exorbitante, la sonrisa nunca volvió a ser igual y la mirada... esa seguía teniendo su misterio.
-Ya me olvidaste?- preguntó él, él que aparecía frente al espejo, recostado en la cama, con su barba de candado, sus ojos cansados y el cigarro en la mano.
-No, sólo te he guardado en mis recuerdos, en los mejores, cerré la caja y te he dejado en paz, como lo querías- dijo mientras se ajustaba el sostén para que no se viera.
Pasaban por su mente tantas cosas, instantes, momentos breves pero consistentes, se imaginaba aquellos ojos de enamorada con los que lo veía, aquella vez que se habían puesto ebrios juntos, aquella tarde en que comieron en su casa (ella desnuda por supuesto), había tantos recuerdos. Ella volvió a mirar al espejo.
-Fue en otra vida- dijo él- en otra historia, en otro tiempo, en otros sueños
-¿Volveré a verte?- preguntó ella
-Eso depende- reviró aquel, apodado El gato
-De qué? de que te acuerdes de mí? de que tengas tiempo para buscarme de nuevo? de qué tan feliz seas con ella?
-No... de si aún me quedan vidas y si aún puedo encontrarte como la mujer que has sido en las últimas 5 vidas...
Ella estaba lista, él desapareció, ella llegó a su ansiada cita y para entonces, él se había escondido muy profundamente en su corazón...
Recostada en la cama, cubierta sólo por la sábana se dijo a sí misma: "volverá, algún día, en algún momento, todos los gatos vuelven".

domingo, febrero 14, 2010

El tiempo pasa...

Hace 12 años yo era una niña, jugaba Twister, contaba chistes como ¿Por qué el pasto es verde?, aún no se desarrollaba mi cuerpo y todavía tenia voz de pito.
Hace 12 años mi hermana acababa de nacer, mi abuela Ana aún vivía, mi madre tenía el cabello corto y mi padre tenía unas greñas increíbles, mi tía Carmen estaba embarazada, mi abuelo tenía una coneja y ver una cámara de video fue la novedad en el festejo de año nuevo.
Ocampo era otro, quizá yo lo veía como otro, la casa de mis abuelos tenía aún la cocina de antaño, con una estufa ya vieja, una pequeña mesa, un espejo en medio, una tarja pequeña para lavar los trastes y una alacena arrinconada. El comedor siempre fue amplio, para haber alimentado a 13 hijos debía serlo.
Mis primos eran pequeñitos, mis hermanos eran preciosos y en la familia había paz, apenas habían construido el segundo piso sobre la cochera, mi Tía Baby aún no tenía hijos y mi tío Santos ni se había casado.
Ha pasado tanto tiempo... y ahí me veo en el video, con una blusa de rayas blancas y negras, un pantalón de mezclilla, una camisa de mezclilla sobre el atuendo, una diadema, el cabello largo y la sonrisa, la mirada fija a lo que veo y la inquietud permanente.
Supongo que por aquel entonces mi madre ni siquiera imaginaba que a escasos tres meses moriría mi abuelita, que eso cambiaría por completo nuestras rutinas, que mi hermano tendría problemas con el bachillerato y con la universidad acto seguido, que mi padre lloraría al morir mi abuela, que mi tío no estaría en el momento idóneo, que yo tendría mi primera regla, que mi hermano Dany se convertiría en un Don Juan, que el mayor tendría un hijo con mi prima y que Miguel, alq ue amabamos y adorabamos, se convirtiera en un cabrón, huevón y desubicado.
Vemos el video una y otra vez, nadie sabía lo que podría ocurrir, nadie imaginaba el futuro que nos esperaba, nadie tenía ni el menor indicio del camino que tomaríamos.
Pero así fue, la vida pasó, las cosas cambiaron y a los 17 años empecé a fumar a los 19 empecé a tomar y a esa misma edad decidí que no me volvería a enamorar.
Cambié tanto en tan pocos años, a los 15 aún pensaba en el amor y en encontrar a mi media naranja. Para mi madre yo siempre seguiré siendo su niña, su pequeña. Ella tiene el video de mi vida grabado en su mente, alguna zona un poco borrosa, pero seguro recuerda desde su embarazo y mi nacimiento hasta la angustia del primer viaje que hice sola.
Los hijos crecemos y hacemos nuestras vidas, decidimos, sacamos a nuestros padres de nuestra vida poco a poco, dejamos de hacer planes con ellos, dejamos de invitarlos a participar de nuestra vida... hasta que nos vuelven a romper el corazón.
Quizá es por eso que mi madre quedó pasmada cuando vio una cajetilla de cigarros en mi bolso, después reaccionó y cada vez que veía una cajetilla la tomaba y los vendía. No sé cómo fue, pero seguro lloró la primera vez que me vio llegar a la casa ebria, gritando incoherencias y diciéndole que estaba sobria y que no pasaba nada.
Recuerdo sus desvelos aún, cuando yo iba a Milenio, luego a parrandear y llegaba antes del amanecer y la veía acostada en la sala, esperándome... llorando porque su hija se le estaba descarriando.
Hoy por primera vez en mis 24 años de vida hablé con mi madre de sexo, no fue una charla cordial sino de reclamo luego de que viera un parche anticonceptivo y vi otra vez esa incertidumbre en sus ojos, esas ganas de llorar, volví a escuchar los sermones que hace tiempo no recordaba, volví a ver en sus ojos esa sorpresa y esa desesperación de saber que su niña ya no es una niña y de saber que una vez más la ha dejado fuera de su vida... una vez más....

viernes, enero 29, 2010

La única vez que Laura había recibido flores de un hombre fue cercano a su cumpleaños y aquel chico esperó pacientemente dos años hasta que ella accedió a salir con él. Por eso se quedó en shock cuando vio aquel arreglo en su sala en el que estaban sus flores preferidas, en el que además había una gama de colores y formas maravillosas.
Las flores siempre dibujan una sonrisa en los rostros de las mujeres, recibir una flor es saberse querida, es saber que alguien piensa en ti al contemplar la belleza de una creación tan hermosa de la naturaleza, es también saber que la otra persona quiere conquistarte y que quiere hacerte saber que estas en su mente.
Las flores que Laura recibió tenían una tarjeta, un par de frases y un nombre con un "Tu admirador secreto" adjunto.
Respiró profundo, sonrió, recordó fragmentos de películas, trató de descubrir qué flor era cada una, qué olor tenía, miró sus colores, les echó agua, volvió a sonreir y pensó en lo bello que es recibir flores en un día cualquiera sólo porque él le quiso decir que había encontrado en ella lo que estaba buscando.
Gracias, pensó hacia sus adentros y lo dijo al aire, gracias a ti por darme flores hoy, gracias por darme esperanzas, por hacer que sonriera de nuevo de esta manera y por seguir siendo un caballero, gracias!
Tomó una hoja, escribió esa palabra y dibujó un beso, llamó una paloma mensajera que no quiso ir y entonces aventó la hoja al viento, esperando que la nota llegue a él antes de que ella pueda decirle el mensaje personalmente.

lunes, enero 25, 2010

"Creo que ya es hora" dijo Laura antes de subir al coche que la llevaría al Hospital. Tomó la pañalera con las provisiones necesarias, tomó también su laptop y su ipod con música para relajarse y dos pares de audífonos.
José esperaba en la puerta, la veía con aquella panza tan enorme y no atinaba a creer que ahí adentro había un bebé, su bebé. Cerró la puerta con llave, se subió al coche y avanzaron hacia el hospital.
-Estas segura de lo que estamos haciendo- preguntó él
-No, en los últimos nueve meses de lo único que he estado segura es de que después de hoy no sólo veré por mí, veré por una vida más, un pequeño que estará conmigo el tiempo que Dios me lo preste, un angelito al que cuidaré en esta tierra hasta que tenga que volver al cielo- respondió ella
-Ok, y se puede saber qué papel juego yo en esto?- insistió él
-No lo entiendes, si no fuera por ti no me habría embarazado, no es que te ame, no quiero engañarte, pero amo lo que ambos hicimos, tú puedes estar conmigo y cuidar también a este pequeño o irte y dejarlo en mis manos. De cualquier manera, estará bien, pero tú te perderás la dicha de ser papá??
-No, no podría hacerlo, tampoco podría perderme la dicha de estar contigo...
Después del monólogo Laura siguió manejando hacia el hospital, miró a su lado y se dio cuenta de que José era producto de su imaginación, alguna vez existió, después de todo, se dijo, en la vida no se puede tener todo, pero tener una vida en las manos sí lo es todo...

domingo, enero 10, 2010

Quisiera decir que no te quiero, que no me afectas y que no eres importante, pero no puedo. Hoy pensaba, mientras maldecía tu ausencia, que nunca quise quererte o amarte demasiado, tenía miedo de despertar un día y darme cuenta de que no podía vivir sin ti o de que necesitaba tenerte cerca para sentirme bien.
Es absurdo, lo sé, porque contigo me sentía con la confianza necesaria, porque no sentía ni pena ni temor, porque podíamos bailar cualquier cantidad de tiempo y en todo momento mirarnos a los ojos, coquetear con la simple mirada y terminar abrazados en la cama.
Lo siento, no puedo decir más y tampoco puedo arrepentirme porque creo que fue lo mejor, porque aunque te quiero, como en alguna ocasión te lo escribí, mucho más de lo que puedo admitir, no quiero lastimarte más, no quería que esto se volviera una obligación más que un gusto aunque deba reconocer que te extraño, que te pienso y que aún hay veces en las que tengo unas ansias locas de llamarte y pedirte que nos veamos.
Qué me detiene? las ansias locas que tengo de que seas feliz con alguien que sea normal, que pueda amarte sin complejos, sin problemas, alguien a quien tú puedas amar y que te ame, porque te lo mereces. Te quiero.

viernes, enero 01, 2010

Quién eres?

Ayer me puse a pensar que quizá seas un gran pianista, un hombre con dedos largos y definidos, dedos que no titubean cuando quieren hacer sonar una nota, que no se equivocan.
Si tú tocas el piano yo podría danzar alrededor, como tratando de interpretar lo que quieres decir con tus manos, si tocas con esa pasión que se debe sentir es muy probable que termines buscando notas en el lienzo de mi piel y entonces, aunque no sea tu musa inspiradora, tendré el ppoder de tener tus notas dibujadas y de poder interpretar cada noche una nueva historia.
Pasaba la noche y pensé que quizá pudieras ser pintor, un hombre que armoniza las formas, las líneas, los colores, que plasma lo que mira y le parece increíble, que expresa con imágenes lo que siente, que quizá algún día me pinte desnuda mientras duermo y me regale aquel momento como la forma de eternizar nuestro amor.
No puedo omitir que también pensé que podrías.ser esculltor, unas manos firmes y delicadas al mismo tiempo, manos con paciencia que sabe cómo modelar un cuerpo exacto, un placer intenso, una imagen perfecta.
Lo sabes, sabes que mi imaginario también contempló el que fueras un bailarin preciso, con un cuerpo aravilloso y un acompasamiento perfecto, con pies de plomo y la seducción del contacto siempre a flor de piel.
Por un momento pensé en que fueras fotógrafo, me encantaría, pero debes tener en cuenta que no podrás fotografiarme, sólo yo puedo sacarme fotos privadas porque sólo yo entiendo qué quiero explicar.
Después de los lugares recónditos a donde viajó mi imaginación, me pregunté si puedes simplemente ser un hombre que me ame y al que pueda corresponder, que me apasiones, que me acompañes a viajar por el mundo haciendo eso que a cada uno le apasione, y que puedas ser mi cómplice en cada travesía. Lo que me pregunto aún es quién eres y por qué tardas tanto en llegar?
De cualquier manera, te espero. Si no me encuentras en casa, llámame. Te quiere... Carolina