viernes, diciembre 25, 2009

A frío invierno... calor humano

Ante el interés que ha tenido el programa A frío invierno... calor humano, se presentan las siguientes BASES para participar en él. Este programa no aplica a quienes tienen hijos, están casados, comprometidos o en una relación de noviazgo. No es patrocinado por ningún partido político y está prohibido su uso con fines distintos al desarrollo social.
BASES

-REQUISITOS
Edad entre 20 y 30 años
Estado civil: Soltero
Buen cuerpo
Ingresos mínimos de 10 mil pesos
Vivienda propia y sin familiares en casa
Manos delicadas
Disponibilidad para viajar cuando sea necesario fuera y dentro de México
Refri lleno
Gusto por el Baileys
Coche

El concurso se realizará la proxima semana, antes de que termine año nuevo. El intresado deberá operar desde el 1 de enero hasta que terminen los fríos invernales, no habrá ningún pago económico y sus funciones consistirán en:
-Permanecer de tiempo completo en la ejecución del programa
-Tener ideas frescas sobre cómo evitar que a una chica le dé frío
-Llevar mantas, guantes, gorros o lo que sea necesario por si llega a hacer demasiado frío
-Abrazar a las chicas cuando haga frío o cuando ellas lo pidan
-Mantener las cortinas cerradas cuando haga frío y abiertas cuando haya sol
-Ser caliente... es decir, de sangre caliente para que no les de frío

Los interesados pueden enviar su curriculum con fotografía adjunta al correo portugalmiranda@gmail.com, serán seleccionados por las chicas que se inscriban y los resultados se darán a conocer el próximo 31 de enero a las 12:00Hrs.
Quién se apunta???

miércoles, diciembre 23, 2009

De cómo Fatma perdió su agua y cómo la recuperó

En las calles de Mogador no hay nada demasiado grave ni nada que no tenga remedio natural. Por eso Fatma atendió cuando las voces experimentadas le dijeron que había un remedió para retardar las posibilides de embarazarse. Acababa de casarse, su esposo era un hombre maravilloso, comprensivo, trabjador y en cuya bolsa cada día había el dinero necesario para vivir.
Se lo había dicho antes de casarse, que ella no tendría lujos pero que no le faltaría lo necesario para vivir, se lo dijo a sus padres también antes de hacer el ocompromiso y era todo a lo que ella aspiraba.
A pesar de ello, Fatma no consideraba ideal embarazarse de manera inmediata pues los gastos ya de por sí eran pesados como para poder alimentar una boca más. Su abuela le dio la receta, el empleo de una hierba en una infusión que no le afectaba pero que evitaría su embarazo en tanto lo tomara.
Lo hizo como lo marcaban las viejas recetas, ni una hoja más ni un poco de azúcar menos, pero las cosas no salieron como lo marcaban las experiencias de sus antecesoras.
La regla vino de manera permanente, creyó que su cuerpo debía adaptarse a esa nueva sustancia y sintió vergüenza de ir a la doctora, pero los meses pasaron y de nada le servía, su marido no quería tocarla.
Pensó en que la receta no podía haber fallado, la había seguido paso a paso, había puesto las cantidades exactas, la había tomado cada tercer noche, le había agregado las semillas necesarias, pero no funcionaba.
Dejó de tomarla más por salud que por gusto, cada día era una pérdida de energía excesiva, había llegado al punto de no querer ni levantarse a hacer su infusión.
Pero días después de no tomarla todo volvió a la normalidad paulatinamente, despertó, se sentía de 18 aunque tenía 27 y decidió no volver a hacer caso a esa infusión en especial.
Meditó mucho, trató de encontrar en qué paso había fallado y entonces lo enten´dió, su agua había vuelto, su naturaleza rechazaba lo que ella ingería y creyó que era simplemente que esa hierba no era para ella, quizá habría funcionado en todas las mujeres de Mogador, pero ella habría sido especial, Alá la habría confeccionado de una manera tan sublime e inteligente que ella no debía tomar esa hierba y, por el contrario, debía aceptar su voluntad.
Lo hizo, pensó en embarazarse y fue la naturaleza quien se lo negó por gran tiempo. Ella salía todas las mañanas a ver el amanecer y pedía a Alá que le diera un hijo y el hijo llegó dos años después de que ella hubiera dejado aquella hierba.
Fue feliz, como es feliz quien sabe que un hijo es una bendición de Alá y que los hijos llegan en el momento que deben hacerlo.

jueves, diciembre 03, 2009

El frasco de formol...

¡Tengo mi corazón en un frasco con formol!, expresó Laura a su amiga cuando ésta le preguntó si realmente estaba enamorada de Rubén.
Y adjunto a su expresión venían los recuerdos de su última mala relación, las lágrimas que habían inundado su depa cuando él se fue y las mentadas de madre que le lanzaba a todo mundo cuando se acordaba de Rubén.
Mientras caminaba hacia el avión en el que partiría a Amsterdam Irma, su amiga, pensaba que ella también tenía su corazón en la misma situación pero hacía rato que quería sacarlo sin animarse por completo a hacerlo.
Temía, por supuesto, que llegara cualquier papanatas a querer tocarlo como si fuera curiosidad del Museo del Papalote y peor aún, que lo rompiera en un descuido.
Irma suspiró antes de despedirse de su familia y mientras imaginaba que en su maleta iba aquel frasco que su amiga decía, su hermana Karetzy lanzó la estaca que impregnó de manera automática del olor a formol: ¿Hermana, a los cuántos años tuviste tu primer novio?
Soltó las maletas, se rompió el frasco, escurrió el formol y se quedó paralizada, no porque fuera una pregunta extraordinaria, sino porque a su mente vinieron los recuerdos de aquel primer chamaco que la tomó de la mano, aquel al que veía en la escuela y huía despavorida por los nervios, auqel que le dio tantas ilusiones de creer en el amor y al que le repetía en cartas que lo amaba hasta la muerte, aunque todo fuera extrapolado por su edad y su falta de experiencia.
-Cuando iba en quinto de primaria, se llamaba Juan Carlos- apuntó Irma tratando de recoger los vidrios rotos.
Pasaron uno o dos minutos para que a Irma le cayera el veinte y preguntara lo obligado a su pequeña hermana de 12 años.
-Por qué me lo preguntas?- cuetionó con cara de extrañeza
-Es que... es que estoy enamorada...
La mandíbula se le fue al suelo, lo mismo que la maleta (por segunda ocasión) y su mente comenzó a dar vueltas.
Cómo osaba aquella chamaca de 12 años decir que estaba enamorada? cómo se lo decía justo ahora que se iba de viaje? Quién era el menso ese que había flechado el corazón de su hermana y que se había apoderado de su lengua, de su boca, de sus palabras, de sus pensamientos, de su amor????
Irma trató de decirle algo a la pequeña, darle consejos sobre el amor, contarle lo bonito que se siente, advertirle sobre sus espinas, pero no pudo hacer que de su boca saliera una sola palabra.
Estaba asombrada, sí, pero además se dio cuenta de que envidiaba a su hermana, envidiaba que ella sintiera ahora esa fascinación por un tipo, esos nervios de verlo, ese coqueteo visual, ese pensamiento involuntario que siempre lo evoca en todo, esa falta de aire cada vez que él voltea a mirarte y también esos sueños que cuando niña ella tenía cuando estaba sola en casa.
Recordó que se recostaba en la cama miraba al techo y pensaba en el momento ideal en el que ella se encontrara con Juan, estarían en el mini bosque frente a la casa de él, estaría oscuro, estárían jugando a las escondidillas y festejando su cumpleaños, él la encontraría escondida tras un árbol, la miraría, tomaría su mano y le daría un beso en la boca, su primer beso, mientras los otros corrían a la base a decir "salvación por mis amigos".
Su madre la trajo a la realidad diciéndole que ya debía pasar a salas de última espera, que se cuidara y que no dejara de llamarles, los abrazó a todos, y le dio un abrazo muy fuerte a la pequeña, tratando de decir con sus brazos lo que su boca no podía: "Nunca dejes tu corazón en un frasco de formol"