jueves, diciembre 03, 2009

El frasco de formol...

¡Tengo mi corazón en un frasco con formol!, expresó Laura a su amiga cuando ésta le preguntó si realmente estaba enamorada de Rubén.
Y adjunto a su expresión venían los recuerdos de su última mala relación, las lágrimas que habían inundado su depa cuando él se fue y las mentadas de madre que le lanzaba a todo mundo cuando se acordaba de Rubén.
Mientras caminaba hacia el avión en el que partiría a Amsterdam Irma, su amiga, pensaba que ella también tenía su corazón en la misma situación pero hacía rato que quería sacarlo sin animarse por completo a hacerlo.
Temía, por supuesto, que llegara cualquier papanatas a querer tocarlo como si fuera curiosidad del Museo del Papalote y peor aún, que lo rompiera en un descuido.
Irma suspiró antes de despedirse de su familia y mientras imaginaba que en su maleta iba aquel frasco que su amiga decía, su hermana Karetzy lanzó la estaca que impregnó de manera automática del olor a formol: ¿Hermana, a los cuántos años tuviste tu primer novio?
Soltó las maletas, se rompió el frasco, escurrió el formol y se quedó paralizada, no porque fuera una pregunta extraordinaria, sino porque a su mente vinieron los recuerdos de aquel primer chamaco que la tomó de la mano, aquel al que veía en la escuela y huía despavorida por los nervios, auqel que le dio tantas ilusiones de creer en el amor y al que le repetía en cartas que lo amaba hasta la muerte, aunque todo fuera extrapolado por su edad y su falta de experiencia.
-Cuando iba en quinto de primaria, se llamaba Juan Carlos- apuntó Irma tratando de recoger los vidrios rotos.
Pasaron uno o dos minutos para que a Irma le cayera el veinte y preguntara lo obligado a su pequeña hermana de 12 años.
-Por qué me lo preguntas?- cuetionó con cara de extrañeza
-Es que... es que estoy enamorada...
La mandíbula se le fue al suelo, lo mismo que la maleta (por segunda ocasión) y su mente comenzó a dar vueltas.
Cómo osaba aquella chamaca de 12 años decir que estaba enamorada? cómo se lo decía justo ahora que se iba de viaje? Quién era el menso ese que había flechado el corazón de su hermana y que se había apoderado de su lengua, de su boca, de sus palabras, de sus pensamientos, de su amor????
Irma trató de decirle algo a la pequeña, darle consejos sobre el amor, contarle lo bonito que se siente, advertirle sobre sus espinas, pero no pudo hacer que de su boca saliera una sola palabra.
Estaba asombrada, sí, pero además se dio cuenta de que envidiaba a su hermana, envidiaba que ella sintiera ahora esa fascinación por un tipo, esos nervios de verlo, ese coqueteo visual, ese pensamiento involuntario que siempre lo evoca en todo, esa falta de aire cada vez que él voltea a mirarte y también esos sueños que cuando niña ella tenía cuando estaba sola en casa.
Recordó que se recostaba en la cama miraba al techo y pensaba en el momento ideal en el que ella se encontrara con Juan, estarían en el mini bosque frente a la casa de él, estaría oscuro, estárían jugando a las escondidillas y festejando su cumpleaños, él la encontraría escondida tras un árbol, la miraría, tomaría su mano y le daría un beso en la boca, su primer beso, mientras los otros corrían a la base a decir "salvación por mis amigos".
Su madre la trajo a la realidad diciéndole que ya debía pasar a salas de última espera, que se cuidara y que no dejara de llamarles, los abrazó a todos, y le dio un abrazo muy fuerte a la pequeña, tratando de decir con sus brazos lo que su boca no podía: "Nunca dejes tu corazón en un frasco de formol"

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