lunes, julio 18, 2011

Nada se había dicho pero todo estaba más que claro, él tenía en su mente lo que habría de ocurrir, ella sabía lo que sus manos harían y desde horas antes lo disfrutaban con esa sensación de ansiosa espera.
Se miraban a oscuras, la mirada más profunda que jamás habían visto en otra persona, la más real, la más cercana a lo que cada uno era, a lo que ninguno de los dos habìa descubierto de sí mismo.
Cayó la noche, ella se dio cuenta de que estaba sola, él no estaba, no existía, él era ella reflejada en lo que quería ser, en lo que debía aprender, en lo que quería sentir, pasaron los días, las noches, ella seguía en su idilio pensando que tal vez él si existía, pidiendo que así fuera, entonces comprendió que lo que necesitaba no estaba en ella, o tal vez sí pero debía desaprender muchas cosas que no le servían, que habia almacenado por que así se lo indicaron.
Una simple mirada, un reflejo, algo que estaría con ella el resto de su vida, algo que no cambiaría por todo el oro del mundo, pero que sí cobraría a precio de oro.
Y el viento se la llevó, no le dijo ni a donde irían, la tomó entre sus brazos y la llevó a vivir, lo que debía, lo que le hacía falta, lo que nadie en mucho tiempo le habria querido mostrar... Andando en el camino...

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