domingo, julio 26, 2020

El manjar

El atardecer. Ese momento en el que la luz le da paso a la oscuridad, en el que danzan y se persiguen. En Bali hay muchísimos lugares donde mirarlo porque no hay edificios porque hay campos de arroz infinitos. 

Y mientras miro los campos de arroz que se deleitan con el final del día, los papalotes cubren el cielo, lo decoran, lo abrazan, lo viven, son los espías que miran desde arriba cómo nos complicamos la vida jaja. El viento, elemento esencial, juega con los caos de arroz, sopla sobre ellos y a cambio los campos de arroz le hace cosquillitas al moverse. Se mueve como las parvadas de pájaros cuando van de árbol en árbol, como los mosquitos cuando se juntan frente a la luz, como el agua cuando corre frío abajo, se mueve con armonía... imagino esas cosquillitas debajo de mis manos, me hace reír y me da escalofríos. 

Y cuando la noche llega, los papalotes se confunden con estrellas, siguen volando y a muchos de ellos les han adapto luces, así que de pronto miras el cielo y no sabes si es una estrella o un papalote lo que alcanzan a ver tus ojos. 

El viento sigue soplando, susurra, murmura, tira hojas de los árboles, habla mientras mueve las hojas del bambú frente al cuarto, suena tan fuerte en esta, su temporada, que el río guarda silencio. 

¿Cómo es que nos anestesiamos en la vida para no sentir esto? ¿Cómo volver a sentirlo? Mirando muy profundamente. Hay muchas cosas deliciosas en la vida que tienen cáscara y tenemos que revelar sus secretos quitándosela, así el cacao, así el arroz, así la mandarina, así la sandía... A veces la cáscara es más gruesa y difícil de abrir, como las jícaras o el coco... a veces es una cáscara suave, como la pitahaya... a veces la cáscara está tan pegada que necesitamos pelarla o comerla, como la papa o la papaya... y a veces la cáscara se come porque ahí están todas sus propiedades, como la cereza o toda la familia de las berrys. 

Así ocurre con nosotros porque somos parte de la naturaleza. Cada quien tiene una cáscara distinta y sacar nuestras propiedades conlleva un proceso distinto. Puede doler, puede ser que requieras experimentar la mejor manera de sacar ese néctar, pero poder mirarte así, dentro, natural, en esencia, es un manjar delicioso. 




No hay comentarios.: