domingo, febrero 15, 2009

La lección de Lola

Hay quienes piensan que con quien chupan es su amigo, otros que creen que aquel con el que van a todas las fiestas es la mejor persona que ha llegado a su vida y los menos entienden que, como decían las abuelas, los amigos se cuentan con los de dos de una sola mano.
A un día de haberse festejado el día del amor y la amistad (en el que los novios se miran como pareja cogiendo en busca de un orgasmo), Lola recibió una de las mejores lecciones sobre la amistad.
Ella conoció a Inés desde que iban en la prepa, bueno, en realidad desde la secundaria pero se caían muy mal. Cuando pasaron a la preparatoria fue cuando no tuvieron de otra más que soportarse y sin quererlo y sin darse cuenta, se empezaron a hacer amigas.
Casi todo les pasaba al mismo tiempo, desde su primera vez hasta las grandes decepciones amorosas, su interés por el teatro, la danza, la literatura. Eran uña y mugre hasta que empezaron la universidad y cada quien se fue por su lado. Se frecuentaban pero no con la intensidad que en la prepa. Siempre se decían, la una a la otra, que contaba con ella. No lo decían de dientes para afuera, pero tampoco estaban realmente conscientes de lo que ello implicaba.
Cuando Lola quedó embarazada y el fulano no le quiso hacer el fuerte con la decisión de interrumpir el embarazo, fue Inés la que la acompañó al hospital, la que estuvo con ella todo el tiempo, la que la vio casi desvanecerse y llorar amargamente porque quería y no quería tener a su niño, porque no estaba en sus planes de vida aún. Inés lloró con ella, la acompañó en su dolor, la entendió, le dijo antes los pros y los contras, respetó su decisión y estuvo con ella sin juzgarla, sin presionar.
Después a Lola le tocó estar con Inés cuando murió su papá, justo cuando soltó su último suspiro, la abrazó, estuvo con ella por la noche, comieron, se abrazaron mil ocho mil veces y después se tuvo que ir.
Desde la prepa compartieron muchas cosas, novios no, películas, libros, ropa, iban a fiestas, se tomaron su primera chela juntas, iban a obras de teatro, festejaban sus cumpleaños, se cuidaban cuando la otra estaba medio muriéndose y el 15 de febrero, por primera vez desde que se conocían, oraron juntas. Rezaron el rosario del papá de Inés, en su casa, con sus cenizas, con su foto. Iban rezando y aunque no pareciera las dos iban recordando diferentes momentos de su papá, porque ya se sienten como hermanas. Les parecía increíble que se hubiera ido tan rápido, que un mal lo hubiera consumido en sólo 11 semanas, al contrario de un bebé que se va desarrollando y creciendo.
Oraron a solas, oraron las dos, repitieron cual mantras el padre nuestro y el ave maría, se miraron a los ojos sin decir nada y sin decirse nada comprendieron que aunque una esté en el hoyo, la otra siempre va a hacer lo posible por sacarla lo menos dañada posible.

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