miércoles, octubre 12, 2011

Sin dedicatoria

Te escribo a ti, que no tienes nombre, ni lugar donde vivir, que aún no has escrito las historias de tu vida, te escribo a ti que eres una mezcla de ser físico e imaginario, te escribo desde donde no estoy, desde donde no puedo hablar, donde no miro ni escucho nada, donde la gravedad me permite levitar cual si vibrara a la misma intensidad que el universo...
Quiero que sepas que te espero como siempre lo he hecho, desde antes de conocerte, desde después de vivirte, te espero como la arena ansiosa espera cada ola del mar, como las gotas de lluvia se enfrentan a su destino para caer en el suelo, con la comodidad de un gato y jugando a las escondidas como tiguecito. Sé que llegarás, sé que estarás aquí conmigo, detrás de la pantalla, sé que volverás a mirar mis ojos y a perderte en ellos... mis ojos que se volvieron tus ojos, mis ojos a través de los cuales mirabas a tus hijos, a tu esposa...
Ya hace algún tiempo te había invocado, creía que diciendo tu nombre llegarías, pero de nada ha servido...
Antes de que llegues debo hacerte una advertencia, debo decirte tan sinceramente y tan de frente que todo lo que hagas será insuficiente para mí, que siempre voy a querer más (lo que Penélope Cruz llama insatisfacción crónica en "Vicky, Cristina, Barcelona") pediré todo lo que tengas, tus lágrimas, tus risas, tu espíritu, tus emociones, tus acciones, sacaré de ti hasta la última gota de sangre que te encuentre, me comeré con tus besos tu esencia, beberé de ti lo más íntimo que tengas, querré que me obedezcas en todas y cada una de mis palabras... tendrás que firmar tu sentencia de muerte a mi lado...
Espero que aún con esta advertencia llegues, que no temas, que no pienses que tu esfuerzo será en vano, espero que cuando llegues me traigas flores, me beses la mano, me digas al oído todo lo que has pensado para nosotros, todo lo que te da miedo, que llegues a mí poniendo tu corazón, tu vida en mis manos....
A cambio te ofrezco una vida intensa, de alegrías y de tristezas, la confianza de ser tú cuando estés conmigo, el amor que salga de cada pedacito de mi corazón, la pasión que merece una historia como la nuestra, la dulzura que derroche mi boca a cada palabra que diga en tu oído, la inocencia de la colegiala y la ruptura de parámetros, de estereotipos, de lo que crees que no puedes ser o hacer.
Y con la misma intensidad que te pido te daré lo que yo tengo, lo posible y lo imposible, te querré y te cuidaré...
Estoy un poco cansada, voy a dormir, no tardes que cuando llegues quiero que vayamos a cenar...
Te espero

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