viernes, agosto 14, 2009

Bellisimo

Mirar alrededor y estar rodeado por mar, por la inmensidad del mar, sin tener nada más que la mente en blanco, el corazón palpitante y la mirada fija en la red en espera de que algún buen pez haya caído.
Apenas comenzaba a asomarse el sol y todos habían salido a buscar suerte, a recoger las redes que un día antes tiraron con la esperanza de que saliera algo más que un pecesillo pa las gaviotas.
Para entrar de la laguna al mar abierto deben aguardar el momento exacto, esperar la ola precisa después de la cuál pueden entrar y de momento pas, el mismo hueco en el estómago que cuando el coche cruza abruptamente viaducto, sólo que esta vez es una lancha que se inserta en mar abierto.
-Agarrense bien, después de esta entramos- dice Andrés,el conductor mientras las visitantes, todas mujeres, aún no comprenden a lo que se refiere
-De esa agárrate para salir, de ahí jálate- le dice el general a Andrés
Así es en la vida, a veces hay que dejar pasar las olas y de ellas agarrarse para entrar a mar abierto, donde permea la tranquilidad a menos de que se avecine huracán, maremoto, tsunami o algo similar.
Cada lancha tiene por lo menos tres pescadores, ellos no saben lo que son los zapatos, creen fervientemente en eso de que la vida se siente con los pies y al llegar a donde estaba la red empieza la esperanza.
Algunos preparan el toque para hacer más liviano el tra
Quitan las anclas primero, jalan los metros de cuerda hasta que comienza a salir la red. Algunos tienen suerte y en poco tiempo y con una red de unos 300 metros agarran hasta 20 huachinangos, otros lanzan las 800 pero sólo salen 3, un atún, cuatro peces chicos y una tortuga que murió y quedó atorada en la red.
La lancha de visitantes pasea frente a una y otra lancha de pescadores y el general va divulgando la buena suerte y el esfuerzo de quienes han logrado los 20 huachinangos.
- Ya salió- pregunta a cada llegada
- Pos ahí va, no ha salido mucho, está medio flojo- contesta uno de los pescadores
- Ese de allá - y señala el horizonte con dirección al afortunado- ya sacó como 80 kilos de pescado, puro huachinango- dice el general
Y es que, en efecto, las buenas nuevas hay que anunciarlas a todos, hay que correr la voz de dónde ha salido la suerte, dónde se ha dado este día, porque para mañana todo será diferente.
Al final no han podido encontrar nada mejor que dos tortugas haciendo el amor en medio de la tranquilidad del mar, esa alberca de papel celofán que guarda tantos y tan inmensos misterios... bellisimo

pd. tenía 21 años uando conocí el mar por primera vez de manera racional y desde entonces no puedo dejar de admirarlo y de temerle...

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