viernes, junio 11, 2010

Historias y rituales

La más grande pasión de Andrea eran los rituales y las historias, pero nunca lo supo.
Algo intuía porque desde adolescente hacía historias en su mente, platicaba con ella misma frente al espejo simulando situaciones que pasarían en su vida y así aparentaba enfrentarlas, pero en la realidad las cosas eran distintas.
Cuando jugaba con las muñecas también les inventaba su historia y lo mismo hizo cuando comenzó a usar el metro: veía a la gente, la miraba detenidamente y pensaba en qué sería de su vida, de donde venía, a dónde iba, cuántos hijos la esperaban en casa, cuáles eran sus preocupaciones, trataba de adivinar lo que posiblemente la gente le hubiera contado con un poco de confianza.
Pero además su educación católica fue el inicio de su pasión por los rituales: el primero del que era fan era la misa.
Iba sólo a mirar, a observar y dilucidar historias. Le admiraba quela gente llegara frente al retablo de los santos y sin saber el significado de los elementos arquitectónicos, hiciera aquel ritual de persignarse, hincarse, cerrar los ojos, juntar sus manos y rezar, pedirle a Dios, agradecerle, contarle sus vidas y preocupaciones.
Pero además se dio cuenta de que la vida estaba llena de rituales, como el de los toreros antes de salir a la plaza, el de los futbolistas antes de empezar un partido, el de los indígenas danzantes que suelen saludar a los cuatro vientos , el de los mormones cuando entraban a su templo sagrado, la dejaba fascinada el ritual de un músico con su instrumento en un concierto...
Pasaron los años, ella aún no lo sabe, no lo tiene claro pero dedica su vida a disfrutar de ello y contarlo al mundo. Cada día mira, observa, busca los rituales de la vida y los expone en una página, que por supuesto no le da qué comer pero le deja las más grandes satisfacciones saber que alguien la lee y se identifica.

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