lunes, mayo 21, 2007

Tu...

Fue un error, un error haber creído en tus palabras, en tus besos, en tus manos, en tu cuerpo. Tú, a quien prefiero llamar A. fuiste la causa de mi llanto infinito, de mi deseo interminable, de mis anhelos inalcanzables, de mis besos apasionados, de mi calor infernal... No podía esperar que la vida me diera un regalo más preciado que las perlas de tus ojos, que el oro de tu cabello, un regalo más sencillo que tus palabras con sed, sed de mí y de ti, de nosotros, sed de amarme, sed de vivir a mi lado.
Me mirabas como si estuviera loca, como si seguir tus palabras al pie de la letra fuera un error, lo era, cierto, pero lo descubrí muy tarde, mucho después de amarte y de besarte, mucho después de hacerte mío.
Te di mi mirada, que es algo de lo más preciado que tengo, te di mi tiempo que se ha ido agotando, te di mi amor que se ha reservado para pocos, te di mi pasión que nunca se extingue, te di mis manos que han tocado miles de pieles pero no han encontrado la tersura de la tuya.
Tú me diste más de lo que debías, quizá, me diste amor, al menos eso creí yo. Me diste golpes duros, pero me levante, me hice fuerte, resistí a tus insultos, a tus humillaciones, resistí a tus palabras disfrazadas de dulzura. Me hice fuerte y dejé de ser víctima. Y aun así guardo tanto amor por ti, te protegí con mis oraciones, te cuide con mis besos, te animé con mis caricias, fuiste tanto para mí que aun te quiero, aun me acuerdo de tus besos...
Gracias por todo A. y B. y C. sin ustedes no me habría dado cuenta de lo que era y no habría podido cambiar a lo que soy.

No hay comentarios.: