jueves, mayo 31, 2007

En pasion...

Aquella noche Mariana esperaba la llamada de Josué, imaginó que quizá se habría quedado sin crédito y por eso aún no se comunicaba, pensó en marcar a su celular pero no quiso verse como una mujer posesiva. Dejó que los minutos transcurrieran.
La mente de Josué no tenía el más mínimo recuerdo de Mariana, sus neuronas estaban agotadas y a su lado en la cama, desnuda y dormida, una mujer sin complejos que había decidido extraer del tiempo y del espacio a un hombre como Josué. Él la conocía, más aún, la amaba, la miró serenamente y recorrió su rostro con los dedos, beso cada centímetro de su piel y después escuchó un tic tac que lo llevó a la realidad. Apareció en su mente Mariana.
Ella, en su casa, esperaba con una cena romántica al hombre que en unos días la llevaría al altar. Precisamente esa noche ella le anunciaría que en pocos meses serían papás y esperaba que llegara a las 23:00 horas pero eran las 3 de la madrugada y él no aparecía por ningún lado, sus celulares estaban apagados y en el trabajo dijeron que había salido temprano.
Efectivamente, cuando Josué cayó en la cuenta eran casi las 4 de la madrugada, recordó el episodio, salió a comer con M. y después fueron al hotel, se amaban, cierto, pero él ya tenía un compromiso. Se puso su reloj, se vistió en silencio y recordó paso por paso el inicio de su historia con ella, sus jafas oscuras ocultaron las lágrimas que brotaban sin permiso y entonces tomó una servilleta, una pluma y escribió:
M:
No quisiera dejarte sola pero se me ha hecho tarde, joder, otra vez el tiempo nos limita y no he querido despertarte porque ha sido tal la belleza de tu rostro que no he tenido el valor de mover tu llanto de nuevo. Te amo J. y desearía tanto estar contigo para siempre... sólo recuérdalo, TE AMO...
A.A.G.
Se fue, sin más razón, sin más aviso, sólo aquella servilleta. Se fue mientras ella dormía.
Mariana ya había llamado a la Cruz Roja y a Locatel, estaba preocupada por él. Cuando Josué llegó lo primero que ella hizo fue echarse a sus brazos y agradecer a Dios porque estaba bien. Acto seguido preguntó dónde había estado y el respondió que se había quedado tomando con unos amigos, ella lo miró a los ojos y adivinó su mentira.
-¿Estabas con ella verdad?
-No sé de qué me hablas
-Está en tus ojos y en tu boca, está en tus manos y también en tu olor, sé que existe aunque no la frecuentes, sé que la amas aunque no lo digas y sé que en este mismo instante desearías estar con ella...
La mirada de Josué se precipitó a perderse entre la nada mientras su boca mentía
-Mariana no sé de qué me hablas, no existe nadie más en mi vida, nadie que no seas tú
Ella insistió
-No me mientas, es ella la que te manda mensajes a media noche, son sus correos los que ves y comienzas a llorar, es su voz la que escuchas cuando tu rostro se ilumina, lo sé, lo sé porque yo nunca logré eso en ti, porque aun cuando te amo no fue por mí que volviste a escribir, lo sé porque tus manos no dejan de plasmar la memoria de tu pasión por ella
-Tú lo has dicho, es una pasión, fue una aventura, yo te amo a ti...
Entonces ella no resistió más se desplomó sobre la alfombra, él la sostuvo entre sus brazos y llamó a una ambulancia, la llevaron al hospital más cercano y le hicieron análisis.
Cuando M. despertó vio la carta escrita por Josué, no tuvo más opción que vestirse y salir, llorar por su derrota nuevamente y caminar en busca de su hogar. Pensó en todo el tiempo que habían estado juntos y caminó fumando por las calles del centro, pero al verlo y saberlo perdido se desmayó sobre el frío asfalto y no hubo quien le diera primeros auxilios. Una patrulla que pasaba por ahí la recogió y la llevó al primer hospital que encontró. La reanimaron, preguntaron que tenía y ella aseguró que era fatiga, tomó sus cosas y se fue.
Los resultados de Mariana indicaron lo que ella iba a decir durante la cena que no se sirvió, estaba embarazada, tenía dos meses de gestación, 8 semanas para ser precisos. El feto estaba bien, sólo había huella del golpe en la madre. Josué se sintió mal, recordó aquella noche y se culpó una y mil veces de haber ocasionado daño a Mariana, lloró frente a una cruz en la capilla del hospital y rogaba una señal para saber cuál era su destino y la señal llegó, una señora con un bebé recién nacido llegó a dar gracias a Dios porque los doctores aseguraban que el pequeño nacería con malformaciones y dficiencia cardio respiratoria.
Él deseaba tener un hijo, deseaba hacer su vida con Mariana, deseaba ser padre y ver correr a sus pequeños, jugar futbol, llevarlos a la escuela, es más, deseaba una boda...
M. lloró al enterarse, sintió ganas de morir o de matar, sintió que el mundo había dejado de ser un buen resguardo para su vida y decidió irse, se alejó, se perdió, olvidó todo aquél episodio de su vida y encontró el amor en otros rumbos, lo encontró en Marruecos mientras visitaba Essaouira y releía su historia escrita por partes en los libros de Ruy Sánchez.
Lo encontró divorciado y sin hijos, Mariana había decidido abortar y él había respetado su decisión pero quiso divorciarse, su matrimonio no perduro, estaban ya en tramites cuando él decidió ir a buscar a M. en el único lugar donde podrían encontrarse dos sonámbulos embriagados de deseo por el otro, convulsionados por un final que nunca debieron haber escrito.
Ella no estaba sola, habían pasado 10 años ya de que ella había decidio alejarse del país, 2 de que él pidió el divorcio a Mariana y con M. estaba él, el pequeño Juan Amado de 9 años, un niño precioso con ojos grandes y con mucha agua, labios delgados, colmillos puntiagudos y un cabello particular, rebelde.
Josué lo vio sin apuntar en su edad, M. lo presentó como su hijo Amado y el niño vio en su padre al hombre que a pesar de que nunca estuvo con él siempre lo formó en espíritu, en pasión.

1 comentario:

Adriana Dorantes Moreno dijo...

Creo que esta es una muy buena hoistoria; logras conjuntar ciertos sentimienots y situaciones que en realidad son bastante universales, y que también reflejan una buena parte de los eternos conflictos de los seres humanos: la duda, el amor, la responsabilidad, lo que es lo "correcto" quizá, y siempre la búsqueda de lo que uno quiere lograr.
Tus personajes quizá no están tan desarrollados, dado que es un cuento muy breve, pero logras reflejar cosas precisas y específicas.
El amor, la decisión entre una persona u otra, la confusión, el simple hecho de pensar en la posibilidad de un futuro distinto basado en decisiones a veces precipitadas, todas esas cosas nos definen como seres humanos e inevitablemente nos hacen sufrir un poco.
Buena historia, me gustó.