jueves, septiembre 24, 2009

El diablo

Casi todo en él era perfecto, en especial sus labios, delgados y fríos, y su barba de candado. Besaba de a poquito, como dando pequeños pasos en el camino y abrazaba con fuerza, como poseyendo.
Cuenta la leyenda que le decían El Diablo, al menos cinco personas en este mundo habían ostentado ese apodo, pero ninguna había abrazado tanto su apodo como él.
Esos labios eran los mismos que iban por el mundo contando historias a diosas paganas, haciendo y deshaciendo a su antojo, viviendo una a una las experiencias que consideraba necesarias.
Un día Hanmush encontró a su camino a Ishtar, una diosa diferente a las demás, creyente del amor pero no del matrimonio. Fue tan fuerte el choque entre ambos que Hanmush se sintió con la mayor confianza de contarle sus más intimas travesías a detalle.
En eso él era experto, cuando le contaba historias Ishtar lo miraba casi sin parpadear, con la curiosidad revoloteando y la sensación de que era tan fácil vivirlo en ese instante...
Era excitante para Ishtar hablar con Hanmush, escucharlo, recrear en su mente las sensaciones que él le contaba, imaginar la posibilidad de vivirlo... pero tenía que ser justo en ese instante, ni antes ni después, tendría que haber experimentado con el éxtasis del relato la sensación real de volver de la muerte o de cruzar los siete vestíbulos que apartaban ambos mundos, dejar caer el peso del firmamento sobre alguien y mirar el espectáculo montado en una estrella.
Cuando estaba con él parecía no haber límites para nada en el mundo, sólo había una cosa que la detenía cuando estaba con él: Tammuz, la precaución y la vida.
Con el tiempo Ishtar supo que escuchar a Hanmush era un manjar, una delicia, la excitaba verdaderamente, la tentaba a hacer eso que no debía hacer, por eso se había ganado tan bien ese sobrenombre de El Diablo, pero ella sabía que debía dejar de escucharlo pues su voluntad era vulnerable a él. A pesar de todo Ishtar lo entendió, ellos eran líneas paralelas, siempre estarían muy cerca y con la misma intención, pero nunca podrían estar juntos.

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