martes, enero 15, 2008

De cómo los sueños finalmente se hacen realidad

Hace algunos años, cuando era una pequeña niña (no hagan cuentas), siempre pedía a mi madre, a los reyes magos, hasta al ratón de los dientes, que me dieran un rollito de chicle, de esos que vienen en su cajita circular y vas sacando poco a poco, como una cinta adhesiva o el turno del super. Nunca me lo trajeron aunque lo pedía cada vez que era posible.
Hoy mi amiga Yola llegó con varios dulces, entre esos varios paquetes de esos rollitos de chicles, me dio dos. Debo confesar que me sentía fascinada de tener uno de esos, es más, cuando me dio la caja no tomé uno hasta que me lo dio, sentía que si tomaba uno me vería muy gandalla y es que mi madre siempre me enseñó que esos dulces eran para los niños ricos, ellos que si tenían la posibilidad de gastar 15 pesos en una madresita de esas mientras yo me conformaba con un bubaloo de 50 centavos y cuyo precio ha permanecido invariable desde hace ya varios años.
Quizá parezca una tontería pero era uno de mis sueños infantiles, quizá porque me haría sentir con mayor status social (aunque no lo crean los niños entendemos mucho de eso) el caso es que al tenerlos en mis manos me dio tanto gusto ver que después de todo los deseos se hacen realidad...
Ok, lo confieso, también he tenido otros sueños, uno de ellos era encontrar a mi príncipe azul y aunque ciertamente no es azul, ni es príncipe (gracias a Dios), es sin duda alguna mucho más de lo que yo soñaba cuando era niña.
Y no, no es rico, como yo lo quería, y tampoco tiene un lujoso coche rojo, como era mi deseo infantil, pero tiene mucho amor por mí igual que yo por él y es, aunque mis sideas adolescentes creían ciertamente en que nunca me casaría, con quien yo quisiera pasar el resto de mi vida.
Hay quien dice que esta certeza solo se siente una vez en la vida, yo lo siento ahora, lo que pase después no lo sé, así que mejor sigo comiendo mis chicles en mi repartidora que parece decir "toma un ticket" y finalmente ni saben tan buenos, son mejor los trident, pero los sueños son los sueños y cumplirlos es magia...

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