lunes, enero 14, 2008

Gracias

Un día desperté y me di cuenta de que mi deseo, aquel que por tanto tiempo había gritado a mi madre y dicho amablemente a mis compañeros, se había cumplido, no escuchaba a nadie, habían desaparecido las voces, los comentarios constructivos y destructivos, por fin era ùnicamente yo quien mandaba en mi mundo.
Fui tan feliz al principio, nadieme dijo que la blusa no se me veía bien, tampoco me gritaron mamacita mientras caminaba al estacionamiento, no me mentaron la madre cuando manejaba rumbo al trabajo.
Todo iba egoístamente bien hasta que quise preguntar un punto de vista sobre una nota, nadie me respondía y a los pocos que se atrevían a hacerlo no los escuchaba, pedí que leyeran mi "hermosa creación", según yo, y escribieran lo que opinaban pero dijeron que no tenían tiempo. Quise minimizar el hecho, pero me di cuenta que realmente era importante cuando llegue con mi jefe y me dijo que le faltaban muchas cosas y que tenía detalles que corregir, sin decir más me pidió que saliera de su oficina.
Pedí ayuda pero nadie me decía nada. Llamé a mi madre para ver qué le parecía que comieramos chilaquiles con costilla pero no contestó nada, le pregunté si quería alguna otra cosa pero no respondía, pedí la receta del pipián pero mi madre, quizá más desesperada que yo, prefirió colgar.
Traté de tranquilizarme, cerré mis ojos y me convencí de que todo era un sueño, pero cuando abrí los ojos todo seguía igual. Pedí paz a Dios pero aún no aprendía bien la lección.
Entonces encontré una iglesia, entré y misteriosamente escuchaba varias voces pero no había nadie en el interior de la misma. Me arrodillé frente al altar y quise hablar con Dios, lo escuché, lo vi, lo sentí, lloré infinitamente y em di cuenta de que no era realmente no escuchar a los demás lo que yo deseaba, me di cuenta que esas voces me ayudaban, me alentaban, me levantaban el ego, pero yo sólo había pensdo en desaparecerlas sin pensar que las necesito.
Desperté en mi casa y escuché que sonaba el teléfono, era mi madre con su clásica llamada matutina para saber loque haría y qué comeríamos. Fue un alivio escuchar sus regaños, las mentadas de madre por el tráfico y hasta los silbidos que de pronto sueltan los albañiles.
Desde ese día no está en mis manos el poder callar un comentario, no lo puedo prohibir, no puedo decirte que no tienes autoridad para hacerme un comentario porque yo lo necesito, porque todo el que me lea tiene la autoridad para escribirme, porque lo que tú o alguien más diga me retroalimenta y me ayuda. Por eso muchas gracias por tu cometnario, muchas gracias por leerme y si algún sía quisieras revelarme tu identidad me puedes encontrar en portugalmirada@gmail.com.
Es un honor conocerte aunque no sepa quien eres. Gracias

2 comentarios:

Liz dijo...

panchis... mientras te leo siempre me pregunto si estás copy/pasteando el texto o si en verdad eres tú. es que escribes bien bonito, me cae. nunca dejes de escribir, ¿sale?

y en cuanto a tu entrada, wow. me conmovió. hay que aprender a querer el silencio ruidoso, ¿no? y tú hiciste una valoración muy bonita del mismo.

en fin, te mando un beso. y perdón por lo de copy/pasteando, a veces me aflora la naquez escrita. ;)

Karla Portugal dijo...

Gracias por tu coment lizy y nop, no copy/pasteo, sólo a veces me llega la inspiración divina, pero muchas gracias por leerme. Prometo no dejar de escribir, bueno, yo como Vicente Fernández, mientras no dejan de leer yo no dejo de escribir.
Un abrazote y a ver cuando nos tomamos otro café.