miércoles, enero 02, 2008

Y las lecciones continúan...

La selección de accesorios de oro fue sólo el comienzo, una pequeña muestra. La lección de cómo lavar el baño fue el primer paso. De pronto la descubrí checando su altura con el sillón grande. Así, de la misma manera en que yo me recostaba y medía cuánto me faltaba para embonar exactamente en el sillón grande, así lo hace ella ahora. Y de la misma manera que yo visitaba el departamento de mi tío y fantaseaba con todo lo que agarrara y hablaba sola y creaba y contaba mis propias historias mientras mi abuelita limpiaba y nadie me veía, de la misma manera lo hace ella ahora.
Mira silenciosa mi diario ritual de vestirme, revisa con cautela mis movimientos mientras me pongo desodorante; cuando me perfumo en las muñecas, el cuello, un poco de perfume al frente y el brinco para que la ropa reciba una suave brisa; el enchinado de pestañas; el rimel y el delineado de los ojos; critica mi corte de cabello y la forma en que lo peino, mira fijamente cada elemento que uso para "embellecerme"; revisa con curiosidad mis movimientos cuando me miro en el espejo y también sugiere que me ponga otra blusa u otro pantalón.
Ahí está mi hermana aprendiendo a ser mujer aunque de pronto confunda el Papanicolau con la menstruación, aunque su mente aún siga diciéndose a veces que es torpe, aunque aún tome entre sus brazos a su perro de peluche y guarde en bolsas cosas inutiles, aunque tome ropa mía que le gusta y después la regrese diciendo que no la tomó.
Ahí está mi hermana convirtiéndose en una Diosa, como todas las mujeres, aunque algunas no terminen de creérselo. Y la lección esta vez fue cómo tender la cama... "extiénde bien la sábana, primero abajo y luego arriba, debe quedar pareja la cobija, dobla a la par, mete la cobija bajo el colchón, pon la colcha, las almohadas, el cojín va arriba" y las indicaciones no se acababan, pero ella aprende y de manera inmediata quiere aplicarlo para ser evaluada, es una pequeña esponjita que absorbe hasta el más mínimo detalle. Un paso en falso, un error de mi parte puede ser un engaño para ella que duraría largo tiempo, puede convertirse en un mal hábito o en una mala costumbre.
Está etapa de cambio, el convertirse de niña a Diosa, es fabuloso aunque la ropa no te quede bien y tengas problemas para encontrar tu talla exacta, aunque de pronto te de pena salir porque tus senos comienzan a desarrollarse pero aún no se forman del todo, aunque comiences a sentir cólicos y tengas un humor de la chingada, aunque de pronto se acaben las ilusiones y descubras que los reyes magos encargaron a dos angélitos que viven contigo que te den la sonrisa que ellos dieron a Jesús al brindarle tres humildes regalos con un gran significado y una gran lección para nosotras: somos Reynas, Diosas y Mujeres, cada una elige su rol y los regalos los recibe de acuerdo con lo que hace. Pero para ser la que deseas ser primero debes creerte que lo eres, confiar en ti y en que ese es tu rol.

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