Con él se fueron el día y la noche, la luz y la oscuridad, la alegría y la tristeza, la incertidumbre... y la certeza fue lo único que se quedó, la certeza de un adiós que no tiene vuelta atrás, la certeza de que una vida nueva está a la puerta, de que en la vida uno puede casi tenerlo todo y aún así no ser feliz si no lo elige, la certeza de que cuando todo acaba también todo comienza.
El dolor y el fracaso no pueden evitarse, pueden sobrellevarse, no hay un sólo día en el que no estés en mis oraciones, pero sé que tendrás la vida que has elegido...
Texto de 2017.
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