jueves, junio 25, 2020

Precaución: contenido tóxico

Lucía reposa en el pasto, tiene una taza de té de canela, una toalla extendida y mira las nubes... Mamá le dijo que quería hablar con ella, así que se acomodó el mejor lugar para escuchar. Pero mamá no hablaba. 

Ella intentó llamar a mamá y no tomaba la llamada, así que pensó en escribirle: 

-Mamáaaaaaaa.... 
-mamáaaaaaaa, contéstame
- Mamáaaaaaa por qué no me contestas ehh??? 
-Con quién estás hablando? 
-Qué haces que es más importante que yo??? 
-Mamáaaaa.... contestámeeeeeee
-mamá..... 
-Bueno, como no me quieres contestar luego me dices de que querías hablar, sale bye... 

Pensó en ir escribiendo cada una de esas frases, pero cuando la miraba bien se preguntaba ¿qué va a sentir mi mamá al leer esto? ¿por qué quiero hacerla sentir así? 

No escribió ninguna de ellas. Cuando mamá llamó lo primero que dijo fue perdón es que me acaban de llamar para avisarme que mi hermana está enferma... 

Lucía sentía lagrimitas en la garganta, porque aunque no lo dijo, se dio cuenta de que mamá igual empezó con la palabra que ella había visualizado en la respuesta: "perdón", se preguntó por qué mamá tendría que pedir perdón por recibir una llamada... le dijo que hiciera lo que requiriera y hablaban más tarde y sacó sus lagrimitas de la garganta, salieron por sus ojos, porque no nos damos cuenta de todos los años que nos hemos lastimado unas a otras, de los patrones tóxicos que adoptamos para ello, de lo natural que nos es reclamarle al otro que nos atienda sin pensar en lo que el otro está pasando, de lo automático que surge el querer controlar al otro, la vida del otro, las acciones del otro... 

Se acostó en la toalla y miró las nubes mientras le salían las lagrimitas, mientras se abrazaba fuerte, mientras le daba un sorbo a su te de canela y recibía con ello el calor de hogar. 

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