jueves, junio 11, 2020

¿Qué tiene de especial la papaya?

Aprendí de mi papá la mayoría de las cosas prácticas, incluso de cocina. Lo aprendí porque lo vi, él nunca me dijo nada, digamos que no fue un papá que hablara mucho con nosotros y eso también lo aprendí, a no hablar mucho. 

Recuerdo cuando lo veía en la cocina haciendo un arriero, unos chiles rellenos, pelando una papaya... hoy lo recordé particularmente por eso, había comprado una papaya y estaba empezando a hacerse fea, así que tomé el cuchillo y empecé a quitarle la cáscara como alguna vez vi que lo hacía mi papá. 

Hace algunas semanas también teníamos papaya pero esa vez simplemente empecé en automático y la partí, después fue un rollo quitarle la cáscara jaja, creo que había olvidado lo que había visto de mi padre. 

Por muchos años me ha chocado la papaya, me gusta si le pongo un poco de azúcar o limón y sal, pero hoy me puse a pensar en esto... 

Digamos que un día mi papáme enseñó a pelar papaya, yo aprendí, pero como no me dijo nada me enojé, no me sentí especial, ni cuidada ni importante para él. Así que por muchos años evité siquiera comer papaya. Cuando alguna vez intenté pelarla lo hice a mi manera para mostrarle que podía hacerlo mejor, enojada, arrogante tal vez. Y volví a dejar de mirarla, de comerla, de saborearla. Pensaba que su forma de pelar papaya no me servía a mí, pero cada vez que pelaba una papaya estaba más preocupada por hacerlo perfecto y que me saliera bien que por estar presente en el momento, yo sólo quería encontrar la manera de decirle que había otra forma de pelar la papaya y que él me reconociera. Hasta que un día tuvimos en la casa donde estábamos un excedente de papaya porque la cosechábamos en casa, la partí me salió un desastre pero lo disfruté y me di cuenta que podía equivocarme y hacer un desastre y después transformarlo en helado de papaya... lo hice y quedó delicioso. 

Cuando lo probamos en casa me dijeron "un toque de canela y de jengibre e darían un sabor genial" y a la siguiente vez mejoré en mi partición de papaya pero sobre todo esperaba el momento de experimentar y agregarle cosas, nuevos sabores, nuevos elementos a algo que pudiéramos disfrutar los que vivíamos ahí. Hoy tomé la papaya y la pelé como aprendí de ti, papá, elegí hacerlo de esa manera y recordarte mientras lo hacía, elegí entenderte y tomar el aprendizaje que tú pudiste darme. Aún no sé cómo la comeremos, pero surgirá alguna nueva idea. Fue bonito dejar de pelearme contigo y al mismo tiempo usar mi poder de elección. Creo que es porque siento que ya no soy una niña y comienzo a hacerme cargo de mi vida. Son palabras cliché que había entendido conscientemente muchas veces, pero que no había sentido, no había dejado asentarse. 

Así que con todo esto sólo quiero decir gracias por cada lección que me diste aunque no me dijeras nada.  Tal vez tome la herramienta, tal vez la transforme en algo nuevo y diferente, tal vez sólo la tome para decorar mi mundo o tal vez le dé un uso distinto. Cualquier cosa que haga con ella sólo puede significar que te amo, aunque a veces puede ser difícil de entender por nuestra diferencia generacional, sólo guarda en tu corazón estas palabras, te amo y te agradezco ser mi papá, te amo y te agradezco todo lo que me has enseñado, te amo y dejo de pelearme contigo, para volver a ser parte de ti. Porque yo soy tú y tú eres yo, en diferentes aspectos, en diferentes formas, en diferentes generaciones y dimensiones, peor al final, somos lo mismo, dos seres de luz en un cuerpo humano tratando de experimentar la vida de la mejor manera. 

Ahora, curiosamente, veo los árboles de papaya por todos lados, es muy lindo mirar crecer de los árboles aquello que después nos nutrirá. Ahora puedo contemplar los árboles de papaya y con ello disfrutar de la vida. 




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