jueves, junio 04, 2020

El Lugar

Este lugar existía aún cuando no había nadie que lo habitara. Sus muros, su cafetería, su alberca, sus salas de juntas, todo existía aún cuando no hubiera nadie para ocuparlo. 

Se habían ido las sonrisas al pedir un café o la incertidumbre de no saber qué comer, se habían ido las tensiones que se relajaban en la alberca o la temperatura que muchos trataban de refrescar, se habían ido los saludos, las videollamadas, los dedos rápidos, las plumas diseñadoras, los teclados externos, las mochilas y las computadoras llenas de stickers. 

Todo se fue pero el espacio existía. Quizá la naturaleza del lugar sintió un respiro, quizá vio la oportunidad de retomar su lugar. Los detalles que el humano ponía se marchitaron, los eventos se cancelaron, el silencio se hizo presente más que nunca aunque era interrumpido por los pajarillos. Imagino el silencio y los Bali Street Dogs tratando de encontrar a alguien dentro, durmiendo aquí, en el lugar que antes fuera un exclusivo coworking donde personas de todo el mundo se daban cita para trabajar juntos pero no revueltos. 

Imaginarlo me hace pensar en cómo será cuando nos extingamos, cuando surja una nueva especie de ser humano y encuentre nuestras ruinas. ¿Qué encontrará? ¿Qué mirará? ¿De qué se dará cuenta al mirarlo que construimos? ¿Qué construimos? 

Una pelusa de algún lugar vuela sobre la alberca, un perro ladra y en el fondo una imagen de Buda permanece inerte. El árbol de frangipani, en el que los pajaritos se resguardaban, está poco abundante, apenas unas cuantas flores alcanzan a asomar. 

¿Qué construimos? me vuelvo a preguntar mientras el viento baila con los árboles y resopla entre las enredaderas. Quizá no teníamos que construir nada pero hemos construido de todo, lo que necesitábamos y lo que no. Quizá ahora es momento de mirar lo que ya no hace falta construir, lo que ya no hace falta producir, quizá podemos volver a la naturaleza, a construir en medio de la selva, con palos y tierra, a comer de nuestros propios huertos, a escuchar las aves y a mirar el cielo. O quizá eso nos parece demasiado aburrido y sólo queremos, como especie humana, dejar huella. ¿Quién puede saber a dónde vamos como humanidad? ¿a dónde voy yo con mi vida? 



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