domingo, junio 21, 2020

El florero

En la mesa hay un tronco y sobre él una estructura de vidrio que hace las veces de florero o de contenedor de algo. Lo trajeron hace una semana, pero lo único que contiene es aire. Nadie lo mira. Es súper bonito, pero nadie le hace caso. Sólo está ahí, arrumbado, como mal colocado, como si a alguien le hubiera estorbado en otro lugar. 

Pienso que con agua y unas florecitas se vería lindo. Pienso en porqué los dueños del lugar no lo han hecho o las chicas que hacen el aseo. ¿Qué es lo que miran ellos en ese objeto? ¿lo miran? ¿Qué miramos en él todos los que vivimos en este espacio? ¿qué sensación tendría por la mañana al mirarlo con flores? cierro los ojos y lo imagino, me imagino y me vuelvo una posibilidad, la posibilidad de que sea. 

Fui a buscar algunas cosas de comida y la señora tenía florecitas, en Bali es muy común encontrar las flores incluso tiradas en la calle cuando han caído de sus árboles. Pero no encontré ningunas tiradas. Así que le pedí a la señora que me vendiera algunas. Satu? dua? Me pregunta, son los números, uno? dos? pero no me los sé bien, así que en ese momento sólo asiento con la cabeza y le señalo con el dedo qué flores quiero. 

Elijo unas hortensias azules hermosas, son pequeños ramos pero muy abundantes, y también unas frangipani, la flor que da a Bali su olor... Ella decide ponerme unas ylang ylang, "aroma" me dice. Le pago y me voy contenta a casa. Al llegar tomo eso que yo he decidido que sea un florero. Lo lleno de agua un poco y coloco unas frangipani y unas hortensias. Lo acomodo. Lo miro. Las miro. ¿Las mirarán ahora? ¿Alguien notará que existen? ¿alguien se deleitará con sus olores y colores? Elegí ponerlas como un regalo, no sólo un regalo que me doy a mi misma al mirarlas cada amanecer, sino un regalo para todo aquel que se siente en esa mesa, ya sea a comer, a trabajar, a hablar por teléfono... Un regalo... 

Pasan los días, el agua comienza a enturbiarse, quitó las florecitas que ya están muriendo y pongo unas nuevas... Pasan los días, es lunes, día en el que las chicas le dan una buena limpieza a la cocina. Pienso que después de desayunar limpiaré el florero y le pondré flores nuevas... Pero un minuto más tarde una de las chicas que hace el aseo lo toma, le quita el agua y las flores muertas, le pone agua y va por unas flores frescas... Mi corazón salta y sonríe! no sólo ha sido entregado el regalo, ha sido aceptado, y replicado... así cuando yo no esté en este lugar, aún habrá alguien que pone este regalo sobre la mesa, aunque no sea consciente, aunque no sepa porqué, sólo porque mirar ese regalo todos los días removió algo en ella, el deseo de crear un espacio de armonía para todos. 



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